SOS Méditerranée y MSF envían un nuevo barco humanitario al Mediterráneo central
Las ONG denuncian la falta de un mecanismo coordinado de desembarco en la UE en vísperas de una nueva reunión en París para buscar un compromiso temporal que se avista difícil
Tras el Aquarius, el Ocean Viking. Nuevo barco, misma misión: rescatar a migrantes en el Mediterráneo central, la ruta más peligrosa del mundo. Siete meses después de haber tenido que detener por presiones políticas, especialmente de Italia, las actividades del Aquarius, el barco humanitario que salvó de morir ahogadas a 30.000 personas, las ONG SOS Méditerranée y Médicos Sin Fronteras (MSF) han declarado “imperativo” regresar al mar y han anunciado este domingo el inicio de actividades en la misma zona con el noruego Ocean Viking. La noticia se ha conocido en vísperas de una reunión en París de ministros del Interior y Exteriores para impulsar un acuerdo temporal de acogida de migrantes desembarcados en puertos europeos que sigue sin contar con un apoyo generalizado en los países de la UE.
“Desde hace un año, observamos una degradación de la respuesta de la Unión Europea a la tragedia humana que se está produciendo en el Mediterráneo (…) sobre todo, sigue sin haber un mecanismo de desembarco coordinado, duradero y compartido como lo requiere el derecho marítimo”, ha dicho Frédéric Penard, director de operaciones de SOS Méditerranée, en un comunicado. “La ausencia prolongada de una iniciativa por parte de los Estados europeos para crear un mecanismo de salvamento durable, compartido y previsible obliga a la sociedad civil a volver al mar para salvar vidas”, acotó la cofundadora de la ONG, Sophie Beau.
El Ocean Viking, un antiguo buque de rescate y emergencias para plataformas petrolíferas construido en 1986 y de propiedad y bandera noruega, se dirige ya hacia el Mediterráneo con 31 personas a bordo. Además de nueve miembros de la tripulación, han embarcado nueve marinos especializados en salvamento de la ONG francesa, así como un coordinador de operaciones y un adjunto, un encargado de comunicación y un responsable de investigación y documentación. Por su parte, Médicos Sin Fronteras aporta un médico, dos enfermeras, una matrona, un logista, un mediador cultural, una oficial de asuntos humanitarios, otra responsable de comunicación y un coordinador que lidera el equipo. El buque, que zarpó el jueves de Polonia, hará una escala de avituallamiento en Marsella y comenzará a operar en el Mediterráneo central a finales de mes. Con un costo estimado de 14.000 euros diarios, las ONG han apelado a la solidaridad ciudadana para costear la nueva misión.
Negociaciones migratorias en París
Mientras el Ocean Viking viaja hacia el Mediterráneo, en París, los Gobiernos francés y alemán intentarán este lunes convencer a los demás socios europeos de la necesidad de lograr un mecanismo temporal que permita agilizar el desembarco y distribución posterior de migrantes rescatados en el Mediterráneo. El plan fue rechazado en la reunión de ministros del Interior de la UE celebrada la semana pasada en Helsinki. Pero el responsable galo de esta cartera, Christophe Castaner, ha convocado un nuevo encuentro en París entre sus colegas y los de Relaciones Exteriores para intentar un consenso, algo que parece aún muy improbable, según las declaraciones de varios países, incluida España.
El diario Le Monde, que dice haber tenido acceso a la última propuesta de Castaner y de su par alemán, Horst Seehofer, adelanta que en París se discutirá una “relocalización rápida” de los migrantes en otros países diferentes de los de los puertos donde hayan desembarcado, así como un “procedimiento acelerado de retorno” para todos aquellos que no califiquen como refugiados.
Los ministros también quieren “imponer condiciones estrictas” a los barcos humanitarios, entre otros, señala el rotativo galo, el “respeto de las instrucciones que les den el Centro de coordinación de rescate, prohibición de desconectar los transmisores y de enviar cualquier señal a las embarcaciones, así como complicar la misión de los guardacostas”.
De acuerdo con Le Monde, que cita asimismo una mayor ayuda a los países de origen o de tránsito y el refuerzo de los medios de los guardacostas de los países del sur del Mediterráneo, el acuerdo prevé también “otras garantías” para las “capitales más reticentes” con el objetivo de que se pueda adoptar este mecanismo rápido a finales de octubre.
Aunque Castaner dijo esperar contar con el apoyo de “una quincena” de países, el cálculo se presenta difícil. Según Europa Press, los únicos países por ahora decididos son Francia, Alemania, Finlandia y Luxemburgo. Portugal podría también sumarse, al igual que Irlanda y Eslovenia. Holanda, aunque ha aceptado acoger a refugiados, rechaza en cambio la posibilidad de trasladar a su país a inmigrantes económicos.
El obstáculo italiano
El principal escollo sigue siendo Italia. El ministro del Interior, Matteo Salvini, ha denunciado este domingo la reunión parisina como un nuevo intento franco-alemán por dirigir unas negociaciones a la que ha anunciado que no acudirá.
“Francia y Alemania no pueden decidir las políticas migratorias ignorando las peticiones de los países más expuestos, como el nuestro y Malta. Queremos hacernos respetar y reiterar que ya no somos el campo de refugiados de Bruselas, París y Berlín. Lo dije en Helsinki y se lo he puesto blanco sobre negro a mi homólogo francés”, anunció Salvini en un mensaje en Facebook en el que incluye un vínculo a la carta que le envió a Castaner. En esta, Salvini recuerda que en Helsinki Italia y Malta presentaron una propuesta que defiende el desembarco y la creación de centros de acogida temporal y de identificación de inmigrantes (hotspots) en los países limítrofes a los países de partida. Ese documento, exige Salvini, debe servir de punto de partida para “cualquier nueva discusión” y la delegación técnica italiana que acudirá a la cita “no se moverá del perímetro delineado”, advierte.
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