Brexit, Polonia y Hungría: la lucha de las ciudades contra el nacionalpopulismo
Las recientes elecciones en los países del Este evidencian el empuje de las urbes en contra de visiones cerradas de las sociedades occidentales
Junto a las dicotomías tradicionales (derecha/izquierda, ricos/pobres) cobra cada vez más relevancia en Occidente aquella que yuxtapone las ciudades, por un lado, y las periferias, el campo, el interior, por otro. Las urbes, zona adalid de sociedades abiertas, de una visión liberal y cosmopolita que choca frontalmente contra los postulados del nacionalpopulismo. Acontecimientos de estos días evidencian el vigor de este contraste en escenarios políticos como el Reino Unido, Polonia y Hungría, que pese a las muchas diferencias entre el primero y las segundas comparten comunes denominadores de auge populista y de defensa nacional exacerbada.
El Parlamento británico afronta este sábado una extraordinaria sesión de trabajo —la primera en sábado desde la guerra de las Malvinas— para pronunciarse sobre el pacto del Brexit sellado por el Ejecutivo de Boris Johnson con los Veintisiete. Detrás de las directrices políticas de los partidos, un factor de peso para definir unas votaciones (texto general y enmiendas) que se prevén ajustadas será precisamente el tipo de circunscripción al que pertenecen los diputados. En el referéndum sobre la pertenencia a la UE de 2016, las áreas urbanas de Londres, Liverpool y Mánchester votaron a favor de quedarse (igual que hicieron Escocia e Irlanda del Norte). Fue la Inglaterra profunda la que decantó el resultado. No es de descartar que los diputados laboristas procedentes de esas zonas rompan la disciplina de partido y acaben apoyando el plan de Johnson. Ello ocurrirá mientras en las calles de Londres una manifestación previsiblemente masiva clamará contra el Brexit.
En Hungría, Budapest acaba de propinar el primer varapalo político en una década a Viktor Orbán, hasta ahora dominador absoluto de la escena. La capital ha elegido el pasado domingo a un ecologista de izquierdas como alcalde, rompiendo el esquema de poder prácticamente sin grietas que ostentaba el primer ministro.
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En Polonia, también el pasado domingo, las elecciones legislativas han reafirmado el habitual clivaje. A nivel nacional, los ultraconservadores liderados por Jaroslaw Kaczynski han logrado una nueva victoria, con un mayor porcentaje con respecto a los anteriores comicios (43,5% frente a un 40%, aunque esto ha arrojado una mayoría más débil en la Cámara baja y la pérdida del control de la alta). Sin embargo, repitiendo un esquema usual en ese país, la oposición centrista más liberal ha ganado en Varsovia, Gdansk, Poznan, Lodz, Szceczin.
El fenómeno se repite en otros países. En las elecciones europeas de mayo, por ejemplo, la Liga tuvo un gran éxito en Italia, afirmándose como primer partido a escala nacional con un notable 34% de los votos. Pero en Roma, Milán, Turín, Nápoles y Bolonia fue el progresista moderado Partido Democrático quién logró la primera plaza.
Las ciudades llevan siglos ejerciendo un brutal poder atractivo (migraciones hacia las urbes) y expansivo (la difusión de sus logros intelectuales). Veremos si lograrán sobreponerse al nacionalpopulismo.
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