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13 militares franceses mueren al chocar dos helicópteros en una operación antiterrorista en Malí

Francia, embarcada en el Sahel desde 2013, sufre la mayor pérdida de vidas de soldados desde 1983

Marc Bassets
Dos soldados franceses, en un helicóptero en Gao, Malí, el pasado agosto.
Dos soldados franceses, en un helicóptero en Gao, Malí, el pasado agosto.B. TESSIER (REUTERS)
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La tragedia ha golpeado de nuevo a las fuerzas armadas de Francia en África. Trece militares murieron el lunes al chocar dos helicópteros durante una operación antiterrorista en Malí. Desde un atentado en Líbano en 1983 no habían muerto tantos soldados franceses en un escenario bélico. Los fallecidos combatían en el marco de la llamada Operación Barkhane, en marcha desde 2014. “Estos trece héroes sólo tenían un objetivo: protegernos. Me inclino ante el dolor de sus prójimos y de sus camaradas”, declaró el presidente de la República, Emmanuel Macron, que prevé un homenaje nacional en el complejo monumental de los Inválidos en París.

Los hechos ocurrieron pasadas las cinco de la tarde, hora local, en la región fronteriza entre Malí, Níger y Burkina-Faso. Un comando de paracaidistas detectó a un grupo de yihadistas que viajaba en vehículos pick-up y motocicletas, según explicó el general François Lecointre, jefe del Estado Mayor de los Ejércitos. Después un intercambio de disparos entre los yihadistas y los militares franceses, estos requirieron apoyo aéreo y dos helicópteros, un Tigre y un Cougar, acudieron a la zona, informa la agencia France Presse. Ya era oscuro. Fue entonces cuando los helicópteros colisionaron.

La muerte de seis oficiales, seis suboficiales y un caporal-jefe es un recordatorio de que Francia es un país en guerra, aunque esta ocurra en tierras lejanas y raramente aparezca en los titulares informativos. El accidente reabre el debate sobre la conveniencia de mantener una intervención que pronto cumplirá siete años, seis de la Operación Barkhane y uno de la anterior, Serval. “No es el momento de cuestionar la razón de ser o no de esta operación, es la hora del recogimiento”, zanjó en rueda de prensa la ministra de los Ejércitos, Florence Parly.

Francia, siendo presidente François Hollande, desplegó 1.700 militares en enero de 2013 a petición del Gobierno de Malí para frenar el avance de los yihadistas a la capital. Bamako. Esta operación, bautizada como Serval, concluyó en el verano de 2014 y dio paso a la Operación Barkhane. El objetivo, según el Ministerio de los Ejércitos, es “apoyar a las fuerzas armadas de los países socios de la banda del Sahel y el Sáhara, reforzar la coordinación de los medios militares internacionales e impedir la reconstitución de zonas refugio de terroristas” en una región “tan vasta como Europa”.

Hoy el número de militares franceses en el Sahel se eleva a 4.500. Cuentan con siete cazas, una veintena de helicópteros, entre 6 y 10 aviones de transporte, 260 blindados pesados y 210 ligeros. Actúan en coordinación con el G-5, que agrupa a Burkina-Faso, Malí, Mauritania, Níger y Chad; con la Misión multidimensional integrada de la ONU para la estabilización de Malí (Minusma); y con la Misión europea de formación del ejército de Malí (EUTM Mali). Los franceses han perdido a 41 militares desde 2013.

La intervención francesa en Malí se parece a otras guerras de este siglo marcadas por su carácter interminable. El ejemplo más claro es Afganistán, pero no es el único. “Hay que admitir la idea, en las guerras actuales, que nunca lograremos una victoria militar rotunda”, declaró en julio el general Lecointre al diario Le Monde. “Los ejércitos nunca obtienen solos un resultado decisivo. Su acción permitir mantener la situación de conjunto bajo un cierto umbral de violencia, aunque vayan a producirse acontecimientos horribles”.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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