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La victoria de los nacionalistas escoceses augura nuevas tensiones territoriales en el Reino Unido

Los republicanos de Irlanda del Norte superan en votos a los unionistas

La ministra principal de Escocia y líder del SNP, Nicola Sturgeon (izquierda), se hace un selfie junto a su equipo, en la madrugada del viernes tras la victoria de su partido.Vídeo: Jeff J. Mitchell (GETTY) / REUTERS-QUALITY
Rafa de Miguel

La líder del Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés), Nicola Sturgeon, heredó de su antecesor, Alex Salmond, una formación desinflada después de la derrota del referéndum sobre la independencia de 2014. Con tenacidad y un mensaje claro en contra del Brexit, que en Escocia fue rechazado por un 62% de sus votantes, remontó los resultados del partido y lo convirtió en un factor relevante en la Cámara de los Comunes. Los electores premiaron su estrategia en las elecciones del jueves, en las que el SNP obtuvo 48 de los 59 escaños en juego.

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Los nacionalistas escoceses, que ya eran la tercera fuerza de Westminster con 35 diputados, arrasaron en la mayoría de las circunscripciones del territorio. "No queremos un Gobierno conservador de Boris Johnson, no queremos el Brexit, y aspiramos a que Escocia tenga en sus manos su propio futuro", ha dicho Sturgeon después de conocer los resultados. La ministra principal de Escocia ha asegurado que los votos recibidos son un claro mandato y respaldo a su apuesta de volver a celebrar en 2020 una consulta sobre la independencia.

Confió en un primer momento en una victoria apurada del laborismo, que convirtiera al SNP en un aliado imprescindible que pudiera poner sus condiciones sobre la mesa. Después del arrollador triunfo de Johnson, quien contará con una mayoría holgada en Westminster, la capacidad de influencia de los nacionalistas se verá debilitada. El primer ministro ya dejó claro antes de la campaña, y durante las últimas cinco semanas, que no cometería el error que en su día cometió David Cameron. Downing Street no accedería, bajo su mandato, a que se celebrara un nuevo referéndum. La presión, sin embargo, se hará palpable durante los próximos meses.

Los conservadores han aguantado el tipo en Escocia algo mejor que los laboristas, que han resultado arrollados en el que durante décadas fue su feudo, pero también han retrocedido. El año que viene habrá nuevas elecciones autonómicas, y los tories escoceses no podrán ponerse de perfil ante la cuestión más relevante que vive Escocia. Todo augura que las tensiones territoriales se agravarán en el Reino Unido, mucho más a medida que avance el proceso del Brexit y cada vez sea más evidente la desconexión con el continente europeo.

Pero no todo el futuro pinta brillante para el SNP. Las elecciones han logrado tapar durante un breve tiempo el juicio contra su exdirigente, Salmond, por un sórdido asunto en el que varias empleadas de la formación le acusan de dos intentos de violación y de varios abusos sexuales. Sturgeon fue durante años su mano derecha, y aunque nada le vincula directa ni indirectamente con esos episodios, su responsabilidad política se verá cuestionada por la oposición. Y a pesar de su empeño por celebrar una nueva consulta sobre la independencia, las encuestas siguen sin reflejar una clara mayoría a favor de la secesión.

El vuelco en Irlanda del Norte

Los que durante dos años fueran aliados parlamentarios imprescindibles del Gobierno conservador, los unionistas norirlandeses del DUP, han vivido este jueves una jornada sombría. La suma del porcentaje de votos obtenido por sus rivales, los republicanos del Sinn Féin (47,1%) y por la formación moderada Alliance Party (9,8%) ha superado abrumadoramente al voto unionista (43,1%). En la simbólica y fundamental circunscripción de Belfast Norte, el candidato del Sinn Féin, John Finucane, arrebató, por menos de dos mil votos, el escaño a Nigel Dodds. El hasta ahora portavoz parlamentario del DUP en Westminster y mano derecha de la líder del DUP, Arlene Foster, se queda fuera de la Cámara de los Comunes. El DUP, que se negó hasta el final a respaldar el acuerdo del Brexit de Boris Johnson por los controles aduaneros que pretendía establecer en el mar de Irlanda, ha retrocedido de 10 a 8 escaños, pero su derrota es mucho más relevante por el simbolismo que acarrea que por las cifras. La figura de Foster ha comenzado a ponerse en cuestión en el seno de la formación.

En el condado de Fermanagh, la circunscripción más al oeste del Reino Unido, la candidata del Sinn Féin ha vuelto a colocarse por delante de su rival unionista, Tom Elliott, por una mínima diferencia de 57 votos.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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