La derecha de Portugal busca su alternativa al primer ministro António Costa
Unos 46.000 militantes decidirán en primarias este sábado sobre el liderazgo y el cartel electoral del conservador Partido Social Demócrata, que se disputan el eurodiputado Paulo Rangel y el actual presidente Rui Rio
Los partidos que más están sufriendo por el adelanto electoral en Portugal están en la oposición. Tanto el Partido Social Demócrata (PSD), de centro derecha y la única alternativa con opciones de gobierno frente al Partido Socialista, como el minoritario CDS (Partido do Centro Democrático Social), que ha aplazado su disputa, se encontraban en plena convulsión interna cuando el rechazo a los presupuestos desencadenó una convocatoria electoral. En lugar de en 2023, las legislativas se celebrarán el próximo 30 de enero. A dos meses de la cita, el PSD ignora quién será el candidato que aspirará a sustituir al primer ministro socialista, António Costa. Será este sábado en un proceso de primarias cuando unos 46.000 militantes escogerán entre el actual presidente del partido, Rui Rio, exalcalde de Oporto, y el eurodiputado Paulo Rangel para liderar la formación y convertirse en cartel electoral.
El proceso, que ha vivido un acelerón debido a la crisis política, tiene varias singularidades. Es el aspirante Rangel el que cuenta con el apoyo del aparato interno frente a Rio, el actual líder de la formación que está apelando al “voto libre” de la militancia ante la influencia de los cargos intermedios del PSD que le han dado la espalda. Ni siquiera los buenos vientos de las elecciones municipales de septiembre, donde el PSD recuperó las alcaldías de Lisboa y Coimbra, ha apuntalado a Rio ante el aparato. Algo que ha condicionado el tipo de campaña que ambos han desplegado. El eurodiputado ha celebrado numerosos actos por todo el país, mientras que Rio ha apostado por el contacto directo con la militancia, a través de llamadas telefónicas y actos selectivos como los de esta semana en la isla de Madeira.
La vieja guardia del PSD no ha confesado en público sus preferencias, pero casi todos los signos que han dado muestran más complicidad hacia Rangel que hacia Rio. En un artículo publicado en octubre en el semanario Expresso, el expresidente de la República Aníbal Cavaco Silva criticó a los suyos por ejercer “una oposición política débil, sin rumbo, desprovista de una estrategia de denuncia de los errores, omisiones y actitudes reprobables del Gobierno”. Incluso el actual presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, tuvo un gesto que muchos interpretaron como un guiño a Rangel ―y también como una torpeza institucional del Jefe del Estado― cuando decidió recibirle en audiencia poco antes de que se rechazasen en la Asamblea de la República los Presupuestos del Estado para 2022. En cuanto al hombre de moda en el centro derecha, el alcalde de Lisboa, Carlos Moedas, se ha dejado ver en un restaurante con Rangel, al que definió como un amigo.
El economista Rui Rio, de 64 años, fue alcalde de Oporto durante más de una década y está al frente del PSD desde 2018. Desde la oposición ha apoyado medidas del Gobierno socialista, en especial durante la pandemia, y aceptó suprimir los debates quincenales donde se evaluaba la acción de gobierno en la Asamblea de la República. Ambos partidos también se han alineado en otras cuestiones; principalmente para tumbar demandas de la izquierda, como la del Partido de Comunista de Portugal, de eliminar las tasas de matrícula en las universidades. De hecho, esta semana ha ocurrido de nuevo con la propuesta de crear una red de guarderías públicas con cobertura universal. En esta campaña de primarias Rio ha hablado claramente de sus planes poselectorales: estaría dispuesto a formar un “bloco central” (un acuerdo que permita la gobernabilidad) con el Partido Socialista si la aritmética parlamentaria lo requiriese. Algo sobre lo que ha ironizado Rangel: “Yo no estoy preparado para ser el vicepresidente de António Costa”.
El abogado Paulo Rangel, de 53 años, es eurodiputado desde 2009. Antes de esto fue también un aliado de Rui Rio cuando desembarcó en la Cámara Municipal de Oporto en 2002. En aquel momento, Rio invitó a Rangel a integrarse en su equipo, pero el jurista prefirió seguir su carrera en la universidad. Casi dos décadas después, Rangel rechazó la oferta de Rio para ser candidato a la alcaldía de Oporto en las pasadas elecciones de septiembre. En todo este tiempo nada hacía adivinar que ambos acabarían enfrentándose. Aún menos previsibles eran las dentelladas públicas que se han lanzado. Rio, que fracasó en su intento de posponer las primarias luego de las elecciones legislativas, infravalora a su rival. “Como es evidente, Rangel no sabía que íbamos a tener elecciones en enero de 2022. Cuando propone su candidatura pensaba que tendría dos años para prepararse. No está preparado [para ser primer ministro]”, declaró en una entrevista a la cadena de televisión RTP3.
Ambos rivales coinciden en poner el foco sobre la economía y defender la mejora de los salarios en Portugal, así como reformas estructurales. Las recetas no son exactamente las mismas aunque ambos son partidarios de bajar impuesto. Sin embargo, las diferencias son mayores en otras materias como las políticas sociales. La regulación sobre la eutanasia —un proyecto que ha hecho varios viajes de ida y vuelta entre la Presidencia de la República, que lo vetó, y la Asamblea, que está de nuevo debatiéndolo— es uno de los que enfrenta a ambos candidatos. Rangel defiende que debería haberse realizado un referéndum sobre el asunto, mientras que Rio votó en contra del mismo. Este es un tema donde saltan por los aires las divisiones tradicionales entre derecha e izquierda, como evidencia que el Partido Comunista Portugués haya votado en contra de su regulación. Mientras que a Rui Rio se le ubica en el centro, Paulo Rangel es visto como el líder que reforzará los valores de derechas en el PSD, sin que esto se vea perturbado por el paso que dio de hablar públicamente sobre su homosexualidad en una entrevista en la cadena de televisión SIC.
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