Las elecciones en Baviera y Hesse dan una amplia victoria a los conservadores y muestran el descontento con la coalición de Scholz
Los comicios ratifican el avance de la ultraderecha, con Alternativa para Alemania como segunda fuerza en las dos regiones
Las elecciones regionales en Baviera, segundo Estado más poblado de Alemania, y en Hesse, que alberga la metrópolis financiera de Fráncfort, han dejado pocas sorpresas en cuanto al ganador. En ambos länder, que en total suman más de 13 millones de votantes, han vencido con amplísima ventaja los candidatos conservadores. En Baviera, la Unión Socialcristiana (CSU), con el actual presidente a la cabeza, Markus Söder, ha obtenido el 36,6% de los votos, según el recuento de la cadena pública ZDF de las 20.40 horas. En Hesse, la Unión Cristianodemócrata (CDU) celebra la victoria con el 33,8% de los sufragios.
Pero que no haya sorpresas ni vuelcos no quiere decir que no se puedan extraer conclusiones relevantes de estos comicios, los últimos del año en Alemania y que coinciden con el ecuador de la legislatura de la coalición de Olaf Scholz. El tripartito de socialdemócratas, verdes y liberales cumplirá dos años el próximo diciembre, y estas elecciones se leen como una especie de examen de mitad de curso político. La evaluación deja mal sabor de boca al canciller y a sus socios: las tres formaciones pierden apoyos, lo que evidencia, esta vez en las urnas y no solo en las encuestas, el profundo descontento de los alemanes con su Gobierno.
Además de los conservadores, hay otro claro ganador en la doble noche electoral: la formación de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), que, a la espera de los resultados finales, ha conseguido ocupar el segundo puesto en ambas elecciones. Era una de las incógnitas de la jornada: qué éxito iba a cosechar esta formación, contra la que el resto de partidos mantiene un cordón sanitario para aislarla de las decisiones políticas. Los buenos resultados de AfD, que en ambos casos son de récord, según ha asegurado su colíder, Alice Weidel, tienen especial relevancia porque se producen en Estados federados del oeste, donde en teoría su penetración es mucho menor que en la antigua Alemania oriental.
Tanto el presidente bávaro, Markus Söder, como su colega Boris Rhein en Hesse están en disposición de repetir sus coaliciones con los Votantes Libres y Los Verdes, respectivamente. Los Votantes Libres, un partido de derechas con tintes populistas y con algunas similitudes con AfD, muy fuerte en Baviera, han obtenido el 14,8% de los votos. A esta formación no le ha pasado factura el escándalo que estalló a finales de agosto, en plena precampaña electoral, cuando se conoció que su líder, Hubert Aiwanger, distribuyó y quizá escribió un folleto antisemita cuando era adolescente. Pese a que las disculpas y explicaciones del político de 52 años han dejado muchas incógnitas sobre su participación en los hechos, muchos votantes consideran que ha sido víctima de una campaña en su contra y le han excusado.
Söder sale victorioso, pero no precisamente reforzado en su supuesta intención de optar a la candidatura conservadora de las elecciones federales de 2025. Si en 2018 ya se consideró decepcionante el 37,2% que obtuvo -la CSU ha gobernado con mayoría absoluta durante décadas en Baviera-, el 36,6% de estas elecciones marca un nuevo récord a la baja de la formación hermana de la CDU.
En Hesse los apoyos de Los Verdes se han quedado en el 14,9%, un resultado muy decepcionante para un partido que en los anteriores comicios, en 2018, rozó el 20% (19,8%). Matemáticamente, la CDU podría revalidar su alianza con los ecologistas o elegir como nuevos socios en el Gobierno a los socialdemócratas, pero todo parece indicar que prevalecerá el recuerdo de la buena colaboración con los verdes, que se ha prolongado durante una década.
También es descorazonador el resultado en Hesse para los socialdemócratas, que habían designado como candidata a la ministra del Interior, Nancy Faeser, en un intento de llevar a la carrera a un rostro ampliamente conocido por todos los alemanes. Pero conocido no es lo mismo que popular, como han demostrado los resultados preliminares. El SPD no ha sufrido un traspié tan doloroso como los verdes, pero con el 15,2% de los votos, empatado con AfD, se deja más de cuatro puntos porcentuales con respecto a 2018 (19,8%). Faeser, que había anunciado que solo se quedaría en Hesse si resultaba elegida presidenta, volverá a Berlín a sus tareas ministeriales, pero lo hará muy debilitada. “El resultado es muy decepcionante”, ha reconocido poco después del cierre de los colegios electorales. En Baviera los socialdemócratas caen hasta el quinto puesto, con el 7,9% de los votos.
Entre los socios de Scholz destaca el descalabro del partido liberal (FDP) que encabeza el ministro de Finanzas, el halcón Christian Lindner. Con un 2,9% de los votos, la formación se ha quedado fuera del Parlamento regional de Baviera (el mínimo es un 5%) y con el recuento de las 20.40 horas su presencia en Hesse también estaba en cuestión, al obtener allí un 4,9%. Hace cinco años los liberales, conocidos por favorecer al sector empresarial y por defender rebajas fiscales y la vuelta al freno de la deuda, consiguieron el 7,5% de los votos en el land que acoge la capital económica de Alemania.
Los resultados en Baviera, bastión tradicional de la CSU, que ha gobernado casi ininterrumpidamente allí desde la Segunda Guerra Mundial, mandan otro mensaje que tiene ecos en Berlín y en el resto del país. La fragmentación política es cada vez mayor y el empuje de las formaciones populistas de derechas crece en todo el territorio, no solo en los Estados de la antigua Alemania oriental. Si se suman los resultados de AfD (16,2%) y de los Votantes Libres (14,8%) resulta que prácticamente se alcanza el 30%, la cifra de intención de voto mínima que está obteniendo esta formación en los tres länder orientales que celebran elecciones el año que viene. Los Votantes Libres pretenden entrar en el Bundestag, el Parlamento alemán, en las elecciones federales de 2025.
La migración, clave durante la campaña
La presión migratoria que está sufriendo Alemania -con un incremento de casi el 80% de solicitantes de asilo este año con respecto al anterior, sumado a la acogida de más de un millón de ucranios que huyeron de la guerra de agresión rusa- ha sido la principal protagonista de la campaña electoral tanto en Baviera como en Hesse. Más que la situación económica, la educación, la sanidad o la transición energética, cómo evitar las entradas irregulares por las fronteras ha centrado el debate en ambas regiones. En Baviera, Söder propuso establecer un límite máximo de 200.000 solicitantes de asilo al año para toda Alemania, y los partidos de derecha populista (el ultraderechista AfD y los Votantes Libres) llevaron las consignas contra la inmigración irregular a todos los mítines. En Hesse, donde en principio había otros temas también relevantes, como el estancamiento de la economía alemana, el foco se centró también en la migración porque la candidata socialdemócrata es la ministra del Interior, encargada por tanto de gestionar las fronteras.
El presidente bávaro aseguró tras conocer la victoria de la CSU que los votantes le han dado el mandato de “cambiar esta política migratoria en Alemania”. Söder pidió un amplio consenso social, un “compromiso, similar al de los años noventa”, dijo, “para resolver esta cuestión porque de lo contrario las fuerzas nacionalistas y de extrema derecha seguirán teniendo éxito”. Se refería a los excelentes resultados que ha cosechado Alternativa para Alemania, que ha conseguido que el resto de partidos se pasen la campaña debatiendo sobre los temas de la formación ultra. El secretario general del FDP, Bijan Djir-Sarai, culpó a “la desunión de la coalición” de Berlín por los malos resultados de su partido en las elecciones regionales. En su opinión, los votantes han penalizado a las formaciones del tripartito porque los grandes temas de la campaña han sido de ámbito federal y no regional. Y en esas cuestiones, como la migración o el desarrollo económico, dijo, “la coalición debe desarrollar un entendimiento común”. En los últimos meses, las tres formaciones han mostrado en público su desacuerdo en múltiples asuntos, desde la polémica ley de las calefacciones hasta el presupuesto federal para 2024 pasando por prestaciones sociales como la ayuda a la infancia.
Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.