Los republicanos proponen al trumpista Mike Johnson como ‘speaker’ tras forzar la retirada de Tom Emmer
El grupo parlamentario nomina para presidir la Cámara de Representantes a uno de los congresistas que intentó anular la victoria de Biden
Los congresistas del Partido Republicano en la Cámara de Representantes se han instalado en el caos. Las diferencias ideológicas y los agravios personales están impidiendo el nombramiento de un nuevo presidente de la Cámara. Solo horas después de que designaran a Tom Emmer como candidato para relevar al destituido Kevin McCarthy, el ala dura del partido, bajo la larga sombra de Donald Trump, le ha obligado a retirar su candidatura. Los más extremistas no estaban dispuestos a aceptar la decisión de la mayoría si no les gustaba. Tras la retirada de Emmer, el grupo republicano ha vuelto a reunirse a puerta cerrada y ha acabado nominando al nuevo candidato de los radicales, Mike Johnson, uno de los que trataron de anular la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de 2020.
Johnson, de 51 años, es un cristiano evangélico ultraconservador. Congresista por Luisiana desde enero de 2017, ha venido ejerciendo como vicepresidente del grupo republicano, por detrás en el escalafón de Kevin McCarthy, Steve Scalise, Tom Emmer y de la presidenta del grupo, Elise Stefanik. Apoyó la candidatura del extremista Jim Jordan y solo dio el paso de presentarse cuando este quedó descartado. Abogado, casado y con cuatro hijos, lideró los esfuerzos jurídicos por anular el resultado de las elecciones de 2020 en cuatro estados.
Tres semanas después de que triunfase el voto de censura contra McCarthy, la Cámara de Representantes sigue sin presidente y con la actividad legislativa paralizada. Los republicanos tienen 221 congresistas y hacen falta 217 votos para garantizarse la elección, así que basta un puñado de ellos para imponer su veto. Con Johnson, ya ha habido cuatro nominados a puerta cerrada por el grupo parlamentario para el cargo. Dos de ellos han tenido que tirar la toalla antes de empezar y otro se ha estrellado contra el rechazo del pleno. Ahora es el turno de Johnson, pero nada garantiza que vaya a ser el elegido.
El drama en que se han instalado los republicanos muestra un grupo parlamentario profundamente dividido y con el ambiente envenenado, en una especie de guerra civil permanente. En una primera votación interna del grupo parlamentario para buscar el sucesor de McCarthy, el ganador había sido Steve Scalise, pero los partidarios de Jim Jordan dejaron claro que no se plegarían a la decisión de la mayoría y bloquearían su nombramiento, así que renunció enseguida.
Entonces el designado fue el extremista Jim Jordan, pero entre los republicanos moderados cundía el malestar por la forma en que la candidatura de Jordan se había abierto paso, aunque contaba con el respaldo simultáneo de Donald Trump y del propio McCarthy, las dos personas con mayor liderazgo dentro del partido. A pesar de las presiones y amenazas, se plantaron y tras la tercera votación perdida en el pleno, los republicanos decidieron el viernes retirar su nominación y volver a la casilla de salida en busca de una alternativa.
Durante el fin de semana, nueve congresistas manifestaron su interés en aspirar al puesto, aunque uno no llegó a formalizar su candidatura y otro se retiró a última hora. Este martes, el grupo parlamentario se ha reunido a puerta cerrada y, tras varias rondas de votaciones en que han ido quedando al margen los candidatos con menos apoyos, el elegido fue Emmer, que logró 117 votos entre los 221 miembros de su grupo, por los 97 del ultraconservador Mike Johnson.
Luego, sin embargo, el candidato designado se ha encontrado con que no había forma de convencer a los miembros del ala radical del grupo parlamentario para que le apoyasen. Se vengaban así del fracaso de su candidato, mientras el expresidente Donald Trump atacaba a Emmer desde sus redes sociales y decía que su elección sería “un trágico error”.
“Tengo muchos amigos maravillosos que quieren ser presidentes de la Cámara, y algunos son verdaderamente grandes Guerreros. El RINO Tom Emmer, a quien no conozco bien, no es uno de ellos”, ha escrito en su red, Truth social, acusándole de ser un republicano de boquilla, con el acrónimo despectivo de RINO, republicano solo de nombre. “Él está totalmente fuera de contacto con los votantes republicanos. Creo que ahora ha aprendido la lección, porque está diciendo que es Pro-Trump todo el tiempo, pero ¿quién puede estar seguro? ¿Solo ha cambiado porque eso es lo que se necesita para ganar? El Partido Republicano no puede correr ese riesgo, porque ahí no están los votantes de America First. ¡Votar por un RINO globalista como Tom Emmer sería un trágico error!”, ha añadido.
Emmer, de 62 años, que venía ocupando el puesto de número tres del grupo parlamentario por detrás de McCarthy y Scalise, fue uno de los republicanos que votó a favor de certificar la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de 2020. El expresidente no se lo ha perdonado. Otros congresistas le han pasado factura por haber votado a favor de la protección federal de los matrimonios entre homosexuales. Emmer apoyó también la prórroga presupuestaria que evitó hace unas semanas el cierre parcial de la Administración.
Con congresistas tan fieles a Trump como Marjorie Taylor Greene y gran parte de los miembros más radicales del grupo, las posibilidades de que Emmer fuera elegido por el pleno con el expresidente en contra eran nulas. De ese modo, decidió retirar su candidatura, como ya hizo en su momento Scalise, el primer nominado.
Los republicanos han vuelto a reunirse a puerta cerrada y, tras varias rondas de votaciones, han elegido a Mike Johnson. Durante esas votaciones, el presidente destituido, McCarthy, ha recibido decenas de votos pese a que ni siquiera se había presentado. Muchos congresistas consideran que era mejor líder parlamentario para el cargo que cualquiera de las alternativas posteriores.
La Casa Blanca se ha pronunciado esta noche sobre la incapacidad de los congresistas del partido rival para elegir un nuevo speaker. “El Partido Republicano de la Cámara de Representantes está inmerso en una interminable búsqueda de culpables y en competiciones para adoptar las posiciones más extremas imaginables, ya sea apoyando prohibiciones radicales del aborto en todo el país, destripando las prestaciones de Medicare y la Seguridad Social, oponiéndose al derecho a contraer matrimonio o apoyando peligrosas teorías conspirativas sobre las elecciones de 2020″, ha dicho un portavoz de la Casa Blanca, Andrew Bates, en un comunicado, antes de la nominación de Johnson.
Con el bloqueo, la Cámara está paralizada cuando tiene pendiente votar un paquete de 105.000 millones de dólares que ha solicitado el presidente Joe Biden, con ayuda destinada sobre todo a Ucrania, pero también a Israel, a asistencia humanitaria en la franja de Gaza y a reforzar el control de la frontera con México. Para salir adelante, necesita la aprobación tanto del Senado, de mayoría demócrata, como de la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos y bloqueado en estos momentos.
Los radicales republicanos se opusieron también a la propuesta de los demócratas de otorgar poderes limitados temporalmente al presidente interino de la Cámara, Patrick McHenry, que tomó el mazo de speaker al cesar McCarthy y por designación de este. La idea sería que la Cámara pudiese volver a funcionar, aunque no tenga un presidente permanente. Con ello, podría evitar el cierre parcial de la Administración cuando, dentro de menos de un mes, expire la prórroga presupuestaria aprobada hace unas semanas. También podría tramitar el paquete de ayuda a Ucrania e Israel.
“Estamos a 24 días de un cierre republicano de la Cámara de Representantes”, ha dicho también el portavoz de la Casa Blanca. “Lo mejor para el país y para los propios republicanos de la Cámara de Representantes es que se pongan las pilas, en lugar de perpetuar una pantalla dividida en la que discuten mientras el presidente Biden sigue bajando los costes y liderando la escena mundial. Pero solo ellos pueden ayudarse a sí mismos”, ha añadido.
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