Yihadistas y otros grupos armados secuestran a unas 500 mujeres y niños en Nigeria en una semana
El rapto más grave se produjo cuando un grupo de hombres se llevó por la fuerza a 287 alumnos de una escuela de Kaduna, 100 de ellos menores de 12 años
Varios grupos armados han secuestrado a unas 500 mujeres y niños en el norte de Nigeria en la última semana, lo que ha provocado una enorme conmoción en este país africano. El primer incidente se produjo el pasado 4 de marzo en el Estado de Borno, donde al menos 102 mujeres y niñas residentes en campos de desplazados fueron raptadas, presuntamente por un grupo yihadista, cuando estaban recogiendo madera en un bosque cercano. Naciones Unidas eleva la cifra a unas 200 mujeres. El pasado jueves, 287 alumnos de un colegio del Estado de Kaduna fueron también secuestrados por un grupo criminal. El último rapto se produjo el pasado sábado, cuando 15 pupilos de una escuela coránica del Estado de Sokoto fueron llevados a la fuerza mientras dormían.
Esta ola de secuestros ha generado una reacción de indignación generalizada. El presidente del país, Bola Tinubu, aseguró el pasado viernes a través de su perfil de X que había dado órdenes a las fuerzas de seguridad para un inmediato rescate de las víctimas. “Nada más es aceptable para mí y para los familiares de estos ciudadanos secuestrados. La justicia se administrará con firmeza. Me solidarizo con las familias y les aseguro que pronto se reunirán con sus seres queridos”, dijo. Numerosos organismos internacionales han exigido la adopción de medidas inmediatas para garantizar la seguridad de los ciudadanos del norte del país y en particular los escolares, que sufren desde hace más de una década este tipo de acciones criminales.
Las primeras mujeres secuestradas estaban asentadas en los campos de desplazados internos de Babban Sansani, Zulum y Arabic de la localidad de Gamboru Ngala, en el Estado de Borno. Estas instalaciones acogen a personas que han huido de sus hogares debido a la violencia provocada por el grupo terrorista Boko Haram, una insurgencia que data de 2009 y que ha provocado unos 40.000 muertos y dos millones de desplazados. Las 102 mujeres secuestradas, cifra facilitada por la Agencia de Gestión de Emergencias Estatal (SEMA, por sus siglas en inglés), habían salido de estos campos para recoger madera para cocinar. Ningún grupo armado ha asumido la autoría del rapto, pero las autoridades sospechan del propio Boko Haram o de la Provincia de Estado Islámico en África Occidental (Iswap), afiliada a Estado Islámico. Naciones Unidas eleva la cifra de mujeres secuestradas a 200 y Amnistía Internacional asegura que son 400.
El incidente más grave tuvo lugar el pasado jueves, cuando unos 100 hombres armados irrumpieron en una escuela de Kuriga, una localidad situada en el Estado de Kaduna. Unos 287 estudiantes de secundaria y primaria, entre ellos un centenar menores de 12 años, fueron secuestrados, según las autoridades locales. Uba Sani, gobernador de Kaduna, aseguró que las fuerzas armadas estaban “luchando contra el reloj” para rescatar a los niños, que fueron obligados a caminar a punta de pistola y adentrarse en la zona boscosa cercana, donde se perdió su rastro.
El tercer secuestro se produjo el pasado sábado en la aldea de Gidan Bakuso, en el Estado de Sokoto, donde varios hombres armados se llevaron a 15 niños de entre ocho y 14 años, todos alumnos de una escuela coránica, cuando estaban durmiendo, según informó la Policía a la agencia Associated Press.
Desde el secuestro de las niñas de Chibok en abril de 2014, cuando 276 estudiantes fueron raptadas por el grupo yihadista Boko Haram, generando un gran impacto mediático, el norte de Nigeria se ha visto sacudido periódicamente por este tipo de actos criminales, al menos en 14 ocasiones. Amnistía Internacional asegura que miles de niños y jóvenes han abandonado el sistema educativo por miedo a los secuestros. “Las autoridades nigerianas deberían impedir estos raptos, procesar a los sospechosos de ser responsables de estos crímenes y garantizar que comparezcan ante la justicia en juicios justos”, asegura esta organización internacional, que considera que se corre el riesgo de que exista “una generación perdida” a menos que las autoridades nigerianas tomen medidas urgentes.
Mientras que los secuestros en Borno, Yobe o Adamawa son en su mayor parte responsabilidad de grupos yihadistas, aquellos que se producen en el resto del norte del país son perpetrados por bandas criminales a las que se conoce genéricamente en Nigeria como “bandidos” y que han convertido el secuestro en una de sus principales fuentes de ingresos. Desde mayo del año pasado, más de 4.700 personas han sido raptadas en Nigeria a cambio de un rescate, cientos de ellas estudiantes del norte del país. El Gobierno ha pedido a los ciudadanos que no paguen por la liberación de sus familiares, en un intento de frenar esta oleada criminal.
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