Estados Unidos y Alemania, los dos aliados que sostienen al ejército de Israel
Washington y Berlín, que rechazan un embargo de armas, exportan cazas, motores para los tanques y otro material indispensable para la campaña militar en Gaza
La presión a los aliados de Israel para que dejen de exportar armamento a su ejército no ha hecho más que crecer en los seis meses de ofensiva sobre la franja de Gaza. Varios países occidentales han suspendido unilateralmente sus envíos de material militar y decenas, en los cinco continentes, abogan por imponer un embargo de armas. Estados Unidos y Alemania, que cubren la mayoría de necesidades del ejército israelí, han elevado el tono en las últimas semanas y reclamado un alto el fuego, pero descartan cortar el suministro de armas al Estado judío por su campaña militar en el enclave palestino, una de las más destructivas de la historia.
Israel se ha convertido en las últimas décadas en un gran productor y exportador de armamento, pero aún depende en gran medida del material extranjero, sobre todo en relación a las capacidades aéreas y navales. Ningún país de la UE importa tanto armamento como Israel. Prácticamente, la totalidad de las aeronaves empleadas por la Fuerza Aérea israelí son de fabricación estadounidense, a excepción de algunos helicópteros franceses. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) también importan misiles, bombas y componentes críticos para sus aviones de combate, helicópteros, buques de guerra y submarinos.
Estados Unidos es, con mucha diferencia, el principal exportador de armamento a las FDI desde hace más de medio siglo. Washington entrega anualmente en torno a 3.300 millones de dólares (3.100 millones de euros) en concepto de ayuda militar, que el Gobierno israelí utiliza para financiar la compra de armas al país norteamericano. EE UU también concede unos 500 millones de dólares anuales para reforzar los sistemas de defensa antiaéreos israelíes, principalmente la Cúpula de Hierro. Desde la II Guerra Mundial, ningún país ha recibido tanto apoyo financiero de Washington como su principal aliado en Oriente Próximo. La ayuda estadounidense representa el 15% del presupuesto de Defensa de Israel, según el portal informativo Axios. El Senado de EE UU aprobó en febrero un paquete de 14.300 millones de dólares de ayuda urgente, que aún no ha obtenido luz verde en la Cámara de Representantes.
Desde el inicio de la ofensiva israelí en Gaza, Washington solo ha hecho pública la aprobación de dos ventas de armamento a Israel; una para la entrega de 14.000 rondas de munición de tanques, y la otra, para el envío de componentes necesarios para fabricar obuses de artillería de 155 milímetros. Según una investigación de The Washington Post, la Administración demócrata ha autorizado en el último medio año más de 100 operaciones secretas de venta de armas a las FDI, sin ningún tipo de notificación al Congreso, al estar cada uno de estos contratos por debajo del monto mínimo que establece la legislación. Entre las exportaciones más recientes, destacan miles de bombas guiadas, misiles y armas antibúnker.
En el último quinquenio, el 70% de las importaciones israelíes de armamento fueron estadounidenses, según un informe de marzo del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (Sipri). Los datos del centro de investigación sueco no incluyen las transferencias de munición ni componentes de armas. La publicación del Sipri subraya que los cazas de EE UU desempeñan “un papel fundamental en las acciones militares de Israel contra Hamás y Hezbolá”, y agrega que las FDI recibirán en los próximos años, como mínimo, otros 61 aviones de combate estadounidenses. El informe también destaca la escasa transparencia en la mayoría de contratos entre Israel —el único país con armamento nuclear no reconocido públicamente— y sus aliados. Mathew George, investigador del Sipri, remarca en un correo electrónico que “aunque las exportaciones de otros países tienen cierta relevancia, son EE UU y Alemania quienes sostienen al ejército israelí”.
Cuestión de Estado
Alemania, donde la seguridad de Israel es una cuestión de Estado, incrementó exponencialmente sus envíos de armamento a las FDI en las semanas posteriores al ataque de Hamás en territorio israelí del 7 de octubre. El Gobierno alemán aprobó el año pasado licencias de exportación al Estado judío por valor de 330 millones de euros, 10 veces más que en 2022. La mayoría de las operaciones fueron validadas en plena guerra. Berlín exportó 3.000 sistemas antitanque portátiles y medio millón de rondas de munición para ametralladoras, subfusiles y otras armas de fuego. Los datos del Sipri reflejan que Israel también recibió en 2023 dos corbetas de Alemania y decenas de motores para los tanques Merkava, pieza estructural de las operaciones terrestres en la Franja. Además, las FDI tienen pendiente la recepción de cuatro submarinos alemanes.
La presión sobre Berlín ha aumentado significativamente este mes. En poco más de una semana, la dictadura nicaragüense ha acusado a Alemania ante el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU (TIJ) de “complicidad en el genocidio” en Gaza y distintas ONG han presentado demandas contra el Gobierno alemán. Dimitra Andritsou, investigadora de Forensic Architecture, una organización con sede en Londres que analiza conflictos armados, destaca por teléfono que “la mayoría de información relativa a la cooperación militar entre Alemania e Israel resulta inaccesible”. Sin embargo, agrega que en los últimos 20 años Berlín ha aprobado licencias de exportación de armamento a las FDI que suman más de 3.300 millones de euros.
Al margen de Estados Unidos y Alemania, varios países occidentales suministran munición, armamento no letal, o componentes o materiales de doble uso que son empleados por las FDI. Entre ellos, destaca Italia: casi el 5% del armamento importado por el ejército israelí desde 2008 es de fabricación italiana, aunque en el último quinquenio solo representó un 0,9%, según el Sipri. Roma ha sido el principal proveedor de artillería naval en las últimas décadas.
El Gobierno italiano, como el español, suspendió hace unos meses la aprobación de nuevas licencias de exportación de armamento a Israel, pero no congeló los acuerdos existentes. En Bélgica, el Gobierno de la región de Valonia canceló varias entregas de pólvora, y la empresa japonesa Itochu rompió el acuerdo de colaboración con Elbit Systems, la mayor corporación armamentística israelí, poco después de que el TIJ reclamara a Israel, a finales de enero, que adoptara las medidas necesarias para impedir actos de genocidio contra la población palestina en la Franja.
Peculiar es el caso de Canadá, el cuarto mayor proveedor de armamento a las FDI. A pesar de que incrementó las ventas al Estado judío tras el 7 de octubre, Ottawa anunció a finales de marzo que no enviará más material militar a Israel.
En Países Bajos, un tribunal ordenó en febrero la suspensión de todas las exportaciones a Israel de componentes del F-35. El juez neerlandés alegó que “es innegable que existe un riesgo claro de que esas piezas se utilicen en graves violaciones del derecho internacional humanitario”. En Dinamarca, un tribunal deberá decidir en las próximas semanas si también suspende las entregas de componentes del F-35, el avión de combate más avanzado del mercado, estrenado en combate en 2018 por Israel, el único país de Oriente Próximo al que Estados Unidos le vende su armamento más puntero.
Australia y el Reino Unido también fabrican piezas indispensables para los F-35. En el país oceánico tienen lugar protestas todas las semanas contra las ventas a Israel. En el caso británico, David Cameron, el ministro de Exteriores, reiteró esta semana que la opción de suspender las exportaciones no está sobre la mesa.
En Francia, Amnistía Internacional y otras organizaciones humanitarias acudieron el pasado jueves a la justicia para solicitar la prohibición de vender material militar a las FDI. El Gobierno francés ha reiterado que no proporciona ningún armamento a Israel desde el inicio de la guerra, sin embargo, varios medios franceses han publicado recientemente que, en octubre, París autorizó el envío de 100.000 piezas para unir cartuchos de fusiles.
Mientras distintos países occidentales optan entre mantener o suspender las ventas a las FDI, se suceden los llamamientos para imponer un embargo de armas. Más de 250 ONG firmaron el jueves un comunicado que insta a detener de inmediato los envíos de armamento a Israel y Hamás. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó la semana pasada, con 28 votos a favor y 6 en contra —EE UU y Alemania, entre ellos— una resolución no vinculante que reclama la suspensión inmediata de cualquier entrega de material militar a Israel.
Un embargo de armas vinculante tendría que ser aprobado en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde el veto de Washington bloquearía cualquier iniciativa. Josep Borrell, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, ha abogado por un embargo a las exportaciones de los Veintisiete, una opción que no parece cercana. Las discrepancias en el bloque comunitario se evidenciaron en la reciente votación en el Consejo de Derechos Humanos, en la que Finlandia, Bélgica y Luxemburgo respaldaron un embargo; Francia, Países Bajos, Rumania y Lituania se abstuvieron, y Bulgaria se alineó con Alemania y Estados Unidos.
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