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El alcalde de Nueva York se declara inocente mientras los demócratas aumentan la presión para que dimita

La gobernadora del Estado, de su mismo partido, valora opciones para gestionar la crisis abierta por la acusación federal al regidor de cinco delitos de corrupción

El alcalde de Nueva York, Eric Adams
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, a su salida este viernes del tribunal federal de Manhattan.PETER FOLEY (EFE)
María Antonia Sánchez-Vallejo

El alcalde de Nueva York, el demócrata Eric Adams, que fue acusado el jueves de cinco delitos de corrupción, se ha declarado oficialmente ante el tribunal este viernes “no culpable” —el equivalente a inocente en la fórmula legal de EE UU— de aceptar donaciones para su campaña por parte de funcionarios turcos, por un importe aproximado de 100.000 dólares (casi 90.000 euros), mientras la gobernadora de Nueva York, la también demócrata Kathy Hochul, valora las opciones a su alcance para frenar el escándalo: el 110º regidor de la ciudad es el primero imputado en su historia. Una evidente paradoja para quien llegó a la alcaldía defendiendo el discurso de la ley y el orden. Entre los demócratas de la ciudad arrecian también los llamamientos a su renuncia.

Imputado de un cargo de fraude electrónico, otro de conspiración, dos de solicitud de contribución a un ciudadano extranjero y un último de soborno, Adams, convertido en presunto “asunto extranjero”, ha comparecido hoy ante la jueza de instrucción mientras la opinión pública resume en una sola frase su reacción al caso: “Se veía venir”. El tren de vida del alcalde, su asiduidad a clubes y restaurantes de lujo o sus frecuentes viajes al extranjero —de Israel a Centroamérica o Extremo Oriente— habían llamado la atención de los vecinos y sobre todo de muchos concejales de distrito, como la también demócrata Gale Brewer, que ya en 2020 advirtió de que el futuro regidor estaba siempre de vacaciones.

El alcalde, de 64 años, quedó en libertad sin fianza a condición de que no contacte con testigos ni personas citadas en la acusación de la fiscalía federal del distrito sur de Manhattan. En la imputación, presentada el jueves, los fiscales afirman que diplomáticos y empresarios turcos canalizaron ilegalmente dinero a la campaña de Adams y lo colmaron de lujos, incluidos viajes en clase ejecutiva, estancias en opulentos hoteles y comidas en restaurantes de postín; prebendas cuyo valor superó los 100.000 dólares y que se remontan a 2014, cuando el excapitán de policía se desempeñaba como presidente del condado de Brooklyn, una función más ceremonial que ejecutiva. A cambio de esos beneficios, Adams presionó en 2021 a las autoridades municipales para que permitieran la apertura de un nuevo consulado turco de 36 plantas, pese a los fallos de seguridad detectados.

Está previsto que el regidor, que asegura que no piensa dimitir, vuelva a comparecer ante el tribunal el miércoles próximo para que su abogado, Alex Spiro, solicite la retirada de los cargos, basados a su juicio en la “acusación falsa” de un antiguo empleado municipal.

La gobernadora Hochul está “revisando las opciones” para taponar la vía de agua abierta en las filas de los demócratas neoyorquinos por la acusación de Adams. Las elecciones de medio mandato de noviembre de 2022 fueron un varapalo para el partido de Joe Biden por el avance inopinado de los republicanos, que con los cuatro escaños ganados en el Estado contribuyeron a dar el control de la Cámara de Representantes a su partido. Nueva York es y ha sido tradicionalmente un Estado azul, pero la victoria sobre los republicanos ya no se da por descontada, sobre todo en los suburbios de algunos condados de la ciudad y otras zonas residenciales del Estado.

Los estatutos de la ciudad de Nueva York otorgan a Hochul la potestad de suspender y destituir a Adams de su cargo, si bien hasta ahora la política se ha limitado a declarar mediante un comunicado que ha revisado “cuidadosamente” la acusación y que “los neoyorquinos merecen saber que su gobierno municipal está trabajando de manera eficaz, ética y en el interés de la gente”. Aunque no pidió, al menos públicamente, la dimisión de Adams, sí le instó a “demostrar a la ciudad que es capaz de liderar de esa manera”.

“Mientras reviso mis opciones y obligaciones como gobernadora de Nueva York, espero que el alcalde se tome los próximos días para analizar la situación y encontrar un camino apropiado para garantizar que la gente de Nueva York está siendo bien servida por sus líderes”, añadió Hochul. Si Adams fuera sustituido —al menos de momento se excluye una renuncia voluntaria—, el Defensor del Pueblo de la ciudad, el demócrata progresista Jumaane Williams, sería nombrado alcalde interino. Un perfil político bien marcado frente a la incolora figura política de Adams.

El coro de voces demócratas que piden a Adams que se haga a un lado no deja de crecer, consciente de que cualquier crisis de reputación como la que afecta a la alcaldía ―en el ojo del huracán durante el último mes con una cascada de dimisiones debidas a otras cuatro investigaciones por corrupción― y por extensión al partido puede restarles votos en las urnas en noviembre. Jerry Nadler, representante de Manhattan y principal demócrata en el Comité Judicial de la Cámara de Representantes, ha pedido hoy mismo a Adams que dimita, uniéndose a las solicitudes de altos funcionarios de la ciudad y legisladores, con la progresista Alexandria Ocasio-Cortez a la cabeza. Los dos demócratas neoyorquinos de mayor rango, el líder del Senado, Chuck Schumer, y el de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, guardan sin embargo silencio.

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