“Tras un aborto, hay que dar espacio a la mujer para que supere el duelo y los sentimientos que surjan”
El período de recuperación es diferente para cada una, según su sensibilidad y circunstancias, pero se trata de un proceso que “no tiene por qué enquistarse”
Este jueves 15 de octubre se conmemora el Día mundial de la muerte gestacional y perinatal. La pérdida perinatal se produce cuando el bebé fallece entre los seis meses de embarazo y la primera semana de vida. La pérdida gestacional, por su parte, se produce cuando el bebé muere durante el embarazo. Existen dos tipos de pérdidas gestacionales, el aborto y la muerte fetal. Cada mujer vive su propio proceso en la recuperación ante estas experiencias. ¿Cómo afrontar la vida después de un aborto?
“Todas tenemos distintas y únicas sensibilidades, pero, habitualmente, tras un aborto hay que confrontar un vacío, en este caso del útero. Conviene dar espacio a todos los sentimientos que surjan, incluidos los de culpabilidad, porque tenemos derecho a sentirnos vulnerables y a darnos tiempo para reconstruirnos internamente tras un aborto”, explica María José Lladó, psicóloga del centro Acimut Bienestar.
Las personas del entorno de una mujer que ha abortado pueden ayudar con su silencio porque “a veces es mejor no decir nada que emplear expresiones como no pasa nada, lo superarás o tendrás más hijos. En general, es más recomendable asumir que tras el aborto hay un proceso de recuperación y que la mujer lo superará, porque de esta forma se da un espacio a los sentimientos que puedan surgir y al proceso de duelo. A veces, la pareja no es la persona más adecuada para desahogarse en estos casos, porque también está muy vulnerable y se puede necesitar para hacerlo un profesional de la psicología, ajeno al entorno familiar, que puede apoyar mejor en este proceso, tanto a la mujer como al hombre”, añade Lladó.
El período de recuperación es diferente para cada mujer, según su sensibilidad y circunstancias, como el hecho de tener o no pareja, pero se trata de un proceso que “no tiene por qué enquistarse. Aunque no se puede generalizar, se recomienda que hasta que no transcurran uno o dos años, no se llene el vacío que pueda quedar con otro hijo. Es la forma de asegurar que la situación ha quedado resuelta para poder formar un nuevo nido adecuado a todos los niveles, tanto emocional, como físico y mental. Si el proceso de recuperación de un aborto se gestiona bien, puede convertirse en una experiencia vital útil para confrontar vacíos personales y aprender a descubrir desde la consciencia recursos para experimentar los duelos de nuestra vida”, comenta la psicóloga María José Lladó.
La recuperación física
Las alteraciones físicas que puede producir un aborto dependen de dos factores. “De la edad gestacional en la que se produzca el aborto y de si hay que realizar algún tipo de intervención quirúrgica para completar el proceso. Cuanto más avanzada esté la gestación más efectos adversos pueden producirse. No es lo mismo una interrupción, natural o voluntaria, a la semana seis de gestación que a la semana 14 o a la 22. En cuanto a la necesidad de intervención quirúrgica, en las primeras semanas puede no ser necesaria, ya que puede expulsarse de manera natural o con la administración de medicamentos de manera segura. En aquellos embarazos más avanzados, puede ser necesario realizar un legrado evacuador del útero, que aunque se trate de una cirugía relativamente sencilla, no está exenta de posibles complicaciones”, explica Álvaro Tejerizo, Jefe de Sección de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y Profesor Asociado de Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.
Tras un aborto, los síntomas que pueden alertar de que hay complicaciones en la recuperación física de la mujer y que conviene acudir al ginecólogo, son “el cansancio extremo, sangrado genital más abundante que con una menstruación, fiebre o dolor abdominal. Otras complicaciones que pueden presentarse son la hemorragia que puede derivar en anemia, infección y complicaciones quirúrgicas como perforaciones uterinas o desgarros del cuello del útero. No obstante, si no se ha producido ninguna complicación, la recuperación suele ser rápida. Los primeros días es normal tener molestias abdominales similares a las producidas durante la menstruación normal, pero los cambios físicos y hormonales producidos durante el embarazo vuelven a niveles normales en las primeras semanas”, comenta Tejerizo.
¿Y la psicológica?
En el proceso de recuperación intervienen tanto la faceta física como la psicológica, que influyen la una en la otra. De forma que si se producen complicaciones físicas, afectarán a la recuperación emocional tras el aborto. La convalecencia de un proceso de aborto puede ser más lenta si ha existido alguna complicación como en el caso de “hemorragia durante el procedimiento que puede producir anemia, que generará un estado de cansancio que, en ocasiones, se confunde con depresión. En el caso de complicaciones más graves, como infección o problemas quirúrgicos, la recuperación puede retrasarse más. Normalmente, se recomienda que durante los primeros 15 días tras el aborto no se mantengan relaciones sexuales, no se utilicen tampones y se eviten los baños de inmersión. También hay que tener en cuenta que es normal que la primera menstruación tras un aborto se retrase y que pueda ser algo más abundante de lo habitual. Para intentar una nueva gestación, se suele recomendar esperar a dos periodos menstruales normales”, concluye el ginecólogo Álvaro Tejerizo.
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