Por qué están aumentando las alergias alimentarias en niños
Una de las más comunes es a las proteínas de la leche de vaca, pero también es una de las que más se corrige con la edad, hasta en un 80% de los casos
La leche de vaca, el huevo, el pescado, los mariscos, los frutos secos, los cacahuetes, la soja y el trigo son los alimentos que más alergias alimentarias provocan en los niños, que van en aumento. Uno de cada 10 menores en edad escolar presenta alguna alergia alimentaria, un 3% más que en 2019, según el II Observatorio Mediterránea del Comedor Escolar, y un 9,48% de los alumnos en edad escolar tiene al menos una alergia alimentaria identificada en el comedor de su colegio. “Cada vez se ven más casos, en especial en el medio urbano y en los países con buen nivel socioeconómico. Aunque, se desconocen los motivos exactos, la hipótesis que más se baraja es la llamada teoría de la higiene, según la que el sistema inmune, en ocasiones, actúa de manera incorrecta. Ciertos alimentos provocan reacciones en forma de alergia, que se caracterizan por una respuesta adversa del sistema inmunitario o las defensas, que se repetirá tras la exposición a ese alimento. De forma que, si el niño se expone nuevamente al alimento que le genera problemas, va a desarrollar síntomas diversos, como la diarrea”, explica Iván Carabaño, pediatra y editor de la Revista de Pediatría de Atención Primaria y profesor asociado de la Universidad Complutense de Madrid.
Cuando el sistema inmune del niño está desentrenado
El sistema inmunológico de los niños está muy protegido, tanto que desarrolla respuestas desajustadas frente a la ingesta de determinados alimentos. “Hechos tan necesarios como el auge y generalización de las vacunaciones, que es una de las mejores actividades preventivas que existen junto con la optimización de los tratamientos contra agentes infecciosos, provocan la contrapartida de que, en ocasiones, el sistema inmune ocioso produce una inflamación en el organismo, en respuesta a algunos alimentos”, comenta Carabaño.
La dieta influye de manera determinante en el desarrollo de las alergias alimentarias de los niños. “La alimentación que todos deberíamos llevar a cabo tendría que incluir una base mayoritariamente vegetal. Un 75% de la dieta debe estar compuesta de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. Con ello, se consigue que la composición de la microbiota intestinal, antiguamente conocida como flora bacteriana, sea la correcta, que proteja de reacciones alérgicas”, añade Iván Carabaño.
¿Las alergias alimentarias de los niños desaparecen con la edad?
Cuando un niño desarrolla alergia a determinados alimentos no tiene por qué mantenerse de por vida. Una de las alergias infantiles más comunes es a las proteínas de la leche de vaca, pero también es una de las que más se corrige con la edad, hasta en un 80% de los casos. La prevención es la mejor herramienta para evitar el desarrollo de alergias alimentarias en nuestros hijos. Para ello, “una buena estrategia es fomentar el consumo de leche materna, que es una gran moduladora de la actividad del sistema inmune. Por otro lado, cuando el niño va creciendo, hemos de procurar que ingiera una dieta variada, con abundancia de vegetales. El alimento más implicado en los procesos alérgicos infantiles es la leche de vaca, por lo que conviene evitar la precocidad de su consumo, siguiendo las pautas del pediatra en cuanto a la introducción paulatina de los alimentos en la dieta del niño”, aconseja el pediatra Iván Carabaño.
Síntomas de las alergias alimentarias en niños
Las señales de que un niño presenta alergia a algún alimento son variadas, desde los síntomas digestivos, como diarrea, vómitos o dolor abdominal hasta los que son comunes a todas las alergias, como el picor, manchas en la piel, urticaria, cierre de los bronquios o bajada de la tensión arterial. Hay alergias que son más complicadas de detectar, porque sus síntomas son menos evidentes, como en el caso de la alergia a la proteína de la leche. Es el caso de Paco, el hijo de José Luis García-Pérez, actor. “El niño estuvo durante meses llorando. No dormía por la noche, tenía dolor, las heces sueltas y con mucosidad. Tuvimos suerte de dar con alguien que se dio cuenta de que podía tratarse de una alergia alimentaria y descubrimos que era a la proteína de la leche de vaca. Les recomiendo a los padres mucha fuerza de voluntad, porque se vuelven meses muy duros por la falta de sueño y la angustia de ver que tu hijo sufre y buscar gastroenterología, como especialidad en pediatría. Hay que tener confianza, porque seguro que va a mejorar”, explica el actor.
Actuar desde casa con la alergia alimentaria de los niños
Una vez que se diagnostica una alergia alimentaria conviene tener en cuenta que lo principal es evitar el alimento que la provoca. “Hay muchos alimentos que contienen en su procesado sustancias que, en principio, no tienen nada que ver, como en el caso de muchos embutidos que contienen leche. Por eso, se deben leer cuidadosamente los etiquetados de los alimentos y, ante la duda, no consumirlos. Es muy útil, también, llamar al teléfono del consumidor disponible en el envase, si el etiquetado resulta dudoso. Hay una ínfima cantidad de alergias que pueden desencadenar una reacción grave, por lo que es imprescindible evitar cualquier resto o contacto indirecto. El alérgico debe tener sus propios utensilios de cocina para evitar que entren en contacto con restos de alimentos de otras personas. Las alergias a determinados alimentos se pueden desencadenar incluso por el olor, por lo que conviene evitar la inhalación del vapor de la cocción, porque algunos alimentos, como las legumbres y los pescados, pueden contener proteínas alergénicas en el vapor”, explica Silvia Sánchez, alergóloga del Hospital Universitario Infantil Niño Jesús de Madrid.
Los niños con alergias, conviene que dispongan de un autoinyector de adrenalina para casos en que pueda producirse “una reacción anafiláctica o alérgica grave que puede poner en riesgo la vida. El alergólogo puede explicar su uso correcto. La consecuencia de la eliminación del alimento de la dieta es la existencia de un déficit nutricional. Por norma general, las vitaminas y minerales presentes en el alimento se suelen suplir con una dieta variada del resto de alimentos. El mayor riesgo ocurre cuando el niño es alérgico a múltiples grupos de alimentos. En ese caso, el especialista le recomendará una consulta con un nutricionista que le ayude a diseñar una dieta adecuada”, concluye la alergóloga Silvia Sánchez.
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