El Gobierno de Ciudad de México insiste en que no usó gas lacrimógeno para reprimir la marcha del 8-M
Las fuerzas de seguridad de la capital protegieron el Palacio Nacional con un gas blanco que generaba ardor intenso en nariz, ojos y boca. Hay cuatro hombres detenidos y un jefe policial destituido
La manifestación por el Día Internacional de la Mujer en Ciudad de México dejó varias postales dignas de una batalla campal. Mientras miles de mujeres protestaron por la igualdad y contra la violencia de género, grupos feministas se enfrentaron con policías en diferentes puntos de la capital. El escenario central de los disturbios fue el vallado que rodeaba al Palacio Nacional, sede de la presidencia. Con lanzallamas y palos en las manos, un grupo de mujeres logró derribar parte del cerco metálico. Decenas de agentes que esperaban del otro lado respondieron con gases lacrimógenos para dispersar a las manifestantes. Los incidentes dejaron un total de 81 heridos y cuatro detenidos, según informaron las autoridades. Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la ciudad, ha asegurado este martes que están investigando a manifestantes que participaron en los disturbios para “saber quiénes son y qué es lo que buscaban”. Ha negado además que se haya reprimido con gases lacrimógenos —”eran extintores”— y ha informado de la destitución de un jefe policial tras la agresión a cuatro periodistas.
El Zócalo capitalino se volvió la tarde del lunes escenario de una violenta escaramuza. En un año en que la violencia de género no ha parado de incrementar y los feminicidios se cuentan de a decena cada día, la marcha del 8 de marzo parecía tener más motivos que nunca. Miles de mujeres protagonizaron la manifestación más violenta desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder. No todas participaron en los incidentes. Solo un grupo de ellas lanzó petardos y botellas contra los agentes que se encontraban detrás de las vallas. También fue la movilización en que se vio una mayor respuesta de los cuerpos de seguridad. Los policías respondieron devolviendo los botellazos y lanzando gases. Primero usaron extintores, luego arrojaron durante dos horas seguidas sobre la multitud unos cartuchos con un gas blanco que generaban ardor intenso en nariz, ojos y boca.
Pese a la violencia de algunas manifestantes, el Gobierno de la ciudad fue cuestionado por romper los protocolos de seguridad, ya que el uso de gases lacrimógenos no estaba permitido. “Dentro del protocolo no estaba autorizado, eso se tendrá que investigar”, dijo a Radio Fórmula el secretario de Gobierno de la ciudad, José Alfonso Suárez del Real. Sheinbaum, sin embargo, negó categóricamente que se hayan utilizado. “No se usa gas pimienta”, “no veo la evidencia” y “todos los policías iban desarmados”, repitió este martes.
Una imagen aciaga circuló la mañana de este martes en las ruedas de prensa de las autoridades mexicanas. En ella se ve una mujer encapuchada echar gasolina y prender fuego un bloque de escudos policiales detrás del cual se escondían decenas de agentes. “Da tristeza y avergüenza. Porque la gente no está de acuerdo con esto, no puede estar de acuerdo”, ha dicho López Obrador al mostrar la fotografía este martes. “No creo que sea justificable la violencia hacia las mujeres policías. ¿Eso no es violencia de género?”, ha agregado Sheinbaum. Ambos criticaron la ferocidad con que se manifestaron algunos grupos. Pero la condena tajante a lo que sucedió logró dejar en un segundo plano los reclamos legítimos de miles de mujeres, muchos de ellos dirigidos al propio presidente, como el aumento de feminicidios o el apoyo a la candidatura de Félix Salgado Macedonio, acusado de violación y abuso sexual.
Entre los incidentes del lunes también se registró la agresión policial a un grupo de mujeres en una estación del metro, en el que se encontraban cuatro periodistas. Sashenka Gutiérrez, de la Agencia EFE; Graciela López, de Cuartoscuro; Gabriela Esquivel, de Diario 24 horas; y Leslie Pérez, de El Heraldo de México denunciaron que miembros de la Policía Bancaria e Industrial las retuvieron en la estación y las golpearon. “No nos dejaban salir, cerraron el acceso del metro y nos volvieron a dar patadas, nos jalaron [tiraron] del pelo y no hicieron caso de que éramos prensa. Nos querían quitar las cámaras”, contó Gutiérrez. En respuesta, Sheibaum informó este martes la destitución del jefe de ese cuerpo policial, además de la de los agentes que participaron. “No puede permitirse el abuso policial y menos contra periodistas”, dijo.
La Fiscalía de la ciudad confirmó este martes la detención de cuatro hombres por los disturbios. Dos de ellos corresponden a la custodia de la abogada defensora de derechos humanos Ana Katiria Suárez. Según afirmó Sheinbaum, los escoltas armados acompañaron a la letrada a la marcha y robaron dos escudos de agentes policiales. “Respeto mucho el trabajo de ella, pero no creo que sea correcto caminar con escoltas con pistolas de nueve milímetros”, dijo. Por su trabajo, Suárez está bajo el mecanismo federal de protección y resguardo de defensores de derechos humanos y sus escoltas son policías federales. Los otros dos detenidos fueron arrestados por “agredir a policías capitalinas”, de acuerdo a un portavoz de la Fiscalía.
Los incidentes dejaron un total de 81 personas heridas, 62 eran policías y 19 eran manifestantes. La mayoría sufrió heridas leves, solo nueve agentes y un ciudadano fueron atendidos en centros médicos. Marcela Figueroa, subsecretaria de Desarrollo Interno de la policía capitalina, informó que visitaron este martes en el hospital a las agentes que recibieron asistencia médica. “Las lesiones van de contusiones en brazo y mano; codo y hombro; cadera y tobillo; torácicas y fractura de clavícula”, publicó Figueroa en su cuenta de Twitter. “Por fortuna ninguna requirió permanecer hospitalizada y todas seguirán tratamiento médico en sus domicilios”.
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