Los productores de aguacate mexicano fracasan en su primer intento por reactivar las exportaciones a EE UU
Michoacán ha propuesto la creación de una unidad de inteligencia y seguridad en la zona para reanudar los envíos del fruto al otro lado de la frontera norte
La frontera de Estados Unidos seguirá cerrada para el aguacate mexicano. La primera reunión entre los principales productores del fruto y las autoridades sanitarias estadounidenses ha concluido este miércoles sin el aval de los funcionarios norteamericanos para abrir la única ruta de exportación certificada en México para ese producto. Pese a la cordialidad y buena intención de ambas partes, más de 25.000 toneladas en inventarios están en riesgo de perderse si continúa la suspensión comercial, un compás de espera que solo en estos últimos siete días significaría la pérdida de 70 millones de dólares en ventas.
La semana pasada el Gobierno de EE UU suspendió unilateralmente las importaciones de aguacate después de la amenaza directa a uno de sus inspectores en suelo mexicano. La intimidación al funcionario norteamericano ha provocado el freno en seco de miles de aguacates al día y el cierre de una de las principales fuentes de ingreso para la entidad. Con miras a volver a abrir esta llave, este miércoles los principales productores y autoridades de Michoacán se han reunido durante más de tres horas en el municipio de Uruapan con los representantes del Departamento de Agricultura y del Gobierno estadounidense para intentar hallar una salida. Del lado norteamericano la prioridad se centra en las garantías de seguridad, mientras a los productores mexicanos les apremia poder enviar los frutos que ya estaban a un paso de ser embalados y trasladado rumbo a Estados Unidos.
La violencia derivada de la presencia del crimen organizado ha sido uno de los temas centrales en esta primera reunión bilateral. Estados Unidos ha sido enfático desde el primer momento en que no reanudará las importaciones hasta que se garantice la seguridad de los más de 70 inspectores norteamericanos que trabajan en los sembradíos mexicanos. Entre las propuestas esbozadas figura la creación de una unidad de investigación y seguridad en la zona.
La iniciativa estuvo respaldada por el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, las autoridades municipales y los productores de la zona. Ahora la decisión está en la cancha de Estados Unidos. Mientras tanto, la frustración y zozobra entre los agricultores mexicanos sigue en ascenso ante el riesgo de perder miles de kilogramos de aguacates que ya estaban listos para embarcar hacia el otro lado. “El sentir en general es de incertidumbre y la gente se empieza a desesperar”, refiere de uno de los productores de la región, que prefiere el anonimato.
El secretario de Desarrollo Económico de Michoacán, Alfredo Anaya, reconoce que los supervisores norteamericanos son un eslabón fundamental en la cadena de exportación del aguacate y por ello ya se están tomando cartas en el asunto para garantizar su seguridad. Sin poder dar más detalles del plan de seguridad propuesto por el Gobierno estatal, Anaya asevera que existe coordinación entre las autoridades mexicanas, la Embajada de EE UU y el Departamento de Agricultura norteamericano. “Esperemos que esto se desenvuelva de una manera muy factible y que muy rápidamente podamos llegar a un acuerdo donde se desestanque esta situación. Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance”, zanja.
Michoacán —único Estado certificado para poder enviar aguacate del otro lado de la frontera— abastece más del el 80% de la demanda estadounidense. Un apetito que acapara más de la mita de la producción anual de los sembradíos mexicanos, mismo que se distribuyen en 61 municipios del Estado y cuenta ya con 150.000 hectáreas de producción. Paradójicamente, la tierra más proclive para sembrar este codiciado fruto también es una de las zonas más afectadas por la presencia de los cárteles del narcotráfico.
La ola de violencia del crimen organizado en Michoacán ha desembocado en este amago comercial que ahora tiene en vilo a más de 50.000 productores y alrededor de 300.000 empleados. Todos, a la espera de que EE UU dé el visto bueno al plan de seguridad presentado esta mañana por las autoridades locales y vuelva a permitir el paso de miles de kilogramos diarios de aguacates.
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