Iván Espinosa, un experto en el mercado mexicano para enderezar el rumbo de Nissan

Todo han sido contratiempos para Nissan desde que empezó el año. Las negociaciones con su homólogo Honda naufragaron en febrero, tras dos meses buscando la fórmula de fusión que les permitiera hacer frente al pujante mercado chino. En esos mismos días, el presidente estadounidense, Donald Trump, amagaba con desatar una guerra arancelaria contra México que el Gobierno todavía batalla por contener. Con importantes plantas de producción en el país y más de 15.000 trabajadores, el gigante automovilístico japonés contiene la respiración. El clima y los resultados —se prevén pérdidas de casi 550 millones de dólares este año— no eran favorables para su director, Makoto Uchida, cuyo liderazgo ya era cuestionado dentro y fuera de la compañía, que ha decidido traspasar el bastón de mando al mexicano Iván Espinosa.

Licenciado en Ingeniería Mecánica y Administración de Empresas por el Instituto Tecnológico de Monterrey, Espinosa es conocido en la industria por ser una persona “muy estratégica, brillante y con una excelente calidad humana”, dice Miguel Elizalde, experto en la industria automotriz mexicana y expresidente de la patronal de autobuses del país. Es, además, “alguien con experiencia en uno de los mercados más importantes para Nissan: México”, por lo que su nombramiento se lee como una apuesta clara hacia el mercado norteamericano, después de sufrir una caída en ventas del 5,4% el semestre pasado en el chino, que está optando por los fabricantes locales.

Iván Espinosa es un veterano en la empresa. En ella ha desarrollado toda su carrera profesional y ha desempeñado distintas funciones desde 2003, tanto en América, como en Asia y Europa. Actualmente y desde 2024 es el responsable de Planificación de Producto. “Sueño con muchas cosas. Como cabeza de Producto me la paso soñando”, decía de sí mismo en una entrevista con la radio argentina Del Plata a finales de enero, durante el campeonato de Fórmula E, equivalente al de la Fórmula 1 pero con coches eléctricos.

Unos meses antes, en una entrevista con Top Gear Inglaterra, se expresaba en términos similares y fantaseaba con la idea de recuperar el modelo Nissan Silvia con potencia suficiente y a un precio asequible para los clientes: “En cuanto digo el nombre, la gente empieza a asentir. Este es mi sueño”. Las contadas apariciones públicas del ingeniero parecen dar la razón al analista japonés Christopher Richter, que lo ha definido como un “apasionado del producto”.

Su nombramiento no solo parece situar esta área, la del producto, como prioridad de la compañía. En un momento de fuerte reestructuración —la empresa planea un recorte del 20% de la producción global y la eliminación de 9.000 puestos de trabajo—, y con una situación financiera muy delicada, la empresa decide mirar hacia el mercado mexicano, donde ya cuenta con una base muy sólida. El 25% del volumen global de Nissan se produce en este país, que además exporta 320.000 vehículos de la marca cada año a Estados Unidos.

El anterior director general, Makoto Uchida, puso sobre la mesa en febrero la posibilidad de mover las plantas de producción si Trump concretaba la amenaza tarifaria que pende todavía sobre México. A la espera de ver cómo responde su sucesor a este desafío, por el momento no parece que ese vaya a ser el enfoque. En la entrevista con Del Plata, días después de que el republicano asumiera el cargo aunque antes de que los aranceles monopolizaran la conversación, Espinosa enfatizaba la importancia de Mercosur para la empresa. “Tenemos muchos planes en Latinoamérica, es una región clave para la compañía y es un lugar donde vamos a seguir invirtiendo, no porque yo sea mexicano, sino porque es realmente importante para el negocio”, dijo entonces. “A medida que la infraestructura crezca y haya ciertos apoyos gubernamentales, traeremos vehículos 100% eléctricos”, agregó.

Su idea es replicar lo que ahora tienen en México a otros países de la región, según manifestó entonces, una idea que parece alinearse con las últimas decisiones corporativas de la compañía. En 2020, Espinosa fue ascendido a vicepresidente de Planeación, a la par que Silvino Ángeles era designado vicepresidente de Recursos Humanos de África, Medio Oriente, India y Europa. “Ambos fueron colaboradores de Nissan en México, una operación que ha sido el referente para la organización a nivel mundial por su liderazgo en ventas, manufactura, financiera e inversiones”, expresó entonces el gigante automotriz. Esto consolida las relaciones ya de por sí estrechas con el país norteamericano, donde Nissan se considera ya “más mexicana que japonesa”, según manifiesta Miguel Elizalde.

El nombramiento de Espinosa, de 46 años, representa una mirada fresca y un rejuvenecimiento del liderazgo con respecto a sus antecesores, Makoto Uchida, de 58, y Carlos Ghosn, de 71 —64 cuando abandonó el cargo. Ambos salieron de la dirección por la puerta pequeña: uno por malos resultados, el otro detenido por fraude fiscal. Iván Espinosa tomará el testigo el 1 de abril con el desafío de levantar el liderazgo que hundieron sus predecesores, con una situación financiera delicada en el interior y un incierto contexto político en el exterior.