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Las dos semanas que tardó Gertz en atraer la investigación del ‘caso Teuchitlán’

El fiscal general trató de evitar el desgaste político que implicaba el asunto, hasta que la presidenta Sheinbaum le apremió a no perder más tiempo

Alejandro Gertz Manero durante una conferencia de prensa, en Ciudad de México, el 19 de marzo 2025.

Fotos: Emiliano Molina
Zedryk Raziel

La Fiscalía General de la República (FGR) por fin se ha hecho con el control de la investigación del escabroso caso Teuchitlán, según lo ha informado el titular de la dependencia, Alejandro Gertz, el pasado martes. Tuvieron que pasar dos semanas para que la poderosa FGR se hiciera cargo del asunto, no tanto por el desaseo de la Fiscalía de Jalisco, penetrada por redes criminales locales, como por las resistencias del propio Gertz a meterse a un asunto tan retorcido y a pagar el desgaste político que implica la investigación, con todas las miradas puestas en el caso, según ha podido saber EL PAÍS de fuentes oficiales. Tuvo que ser directamente la presidenta, Claudia Sheinbaum, quien apremiara a Gertz para movilizar los recursos de la Fiscalía a solucionar un embrollo que crecía y amenazaba con estallar. Desde el entorno de Gertz, aseguran que la Fiscalía de ese Estado es la que obstruyó la intervención de la FGR.

La reticencia del fiscal general, un funcionario con larga trayectoria y enorme olfato político, se presupone porque el caso Teuchitlán puso de nueva cuenta el horror de las desapariciones en el centro del debate y desnudó la manera como el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) recluta a sus ejércitos y los adiestra para librar la guerra por el control del narcotráfico y otros negocios lucrativos. En el rancho Izaguirre, ahora se sabe, se secuestró, se torturó y se asesinó. Y, según los colectivos de búsqueda de personas, también se desapareció gente, presumiblemente con hornos de cremación artesanales enterrados en el suelo. El compendio del horror no terminaba allí. El funcionamiento de un campo de reclutamiento y asesinato a ojos vistas, y el desastre de la Fiscalía estatal, que había asegurado el inmueble meses atrás y lo dejó abandonado, sugirió una red de complicidades que se antojaba inabarcable.

El rancho Izaguirre saltó a la prensa nacional el primer fin de semana de marzo, después de que el colectivo Guerreros Buscadores se abrió paso dentro y mostró un inventario escalofriante de objetos pertenecientes a personas desaparecidas. El martes 11 de marzo, el fiscal Gertz dijo que, antes de que la Fiscalía General ejerciera su facultad de atraer la investigación del caso, se debía analizar si encajaba con el delito de delincuencia organizada, que es de orden federal y toca a la FGR. En la conferencia Mañanera en Palacio Nacional, delante de la presidenta Sheinbaum, el funcionario describió una serie de pasos que debían cumplirse previamente y que pasaban por conocer la historia del predio hasta revisar las “responsabilidades locales”.

Al día siguiente, miércoles, Sheinbaum apremió con gentileza al fiscal a atraer el expediente, indagar lo sucedido y después centrarse en el deslinde de responsabilidades de las autoridades. La mandataria volvió a insistir el jueves 13 de marzo. “Necesitamos información”, dijo en la Mañanera. “Tenemos que hacer la investigación de qué hay en el predio”, dijo, y subrayó: “Este es un asunto que tiene que ver, primero que nada, con la investigación, y ya después con el deslinde de responsabilidades”.

El tiempo pasaba, la tensión en la opinión pública crecía, los colectivos de buscadores insistían en que lo de Teuchitlán era un “campo de exterminio”, un concepto extremo que evocaba el horror del nazismo. Transcurrió una semana entera para que el fiscal general convocase a los medios a una muy esperada conferencia de prensa, el 19 de marzo, en la que hubo muchas preguntas de las que él ofreció pocas respuestas. Gertz enumeró una retahíla de omisiones cometidas por la Fiscalía de Jalisco, desde falta de peritajes hasta fallos en el aseguramiento de evidencia. Cuando se le cuestionó por cómo operaba el CJNG el rancho y qué hallazgos se habían obtenido en el terreno, el funcionario dijo que no tenía esa información, porque la Fiscalía jalisciense no había entregado aún sus expedientes. De manera inusual, Gertz invitó al día siguiente a los medios a hacer una visita de campo al rancho Izaguirre, que resultó caótica y provocó el enojo de los colectivos de buscadores.

El día de la visita, la Fiscalía de Jalisco informó de la entrega del expediente completo del caso a la FGR. Fuentes de la Fiscalía General aseguran a este periódico, sin embargo, que eso no sucedió. El país seguía sin respuestas. Ese fin de semana, el Gabinete de Seguridad dio los primeros golpes de efecto: arrestó en Ciudad de México a un líder del CJNG encargado del reclutamiento forzado de personas y a dos policías de Jalisco involucrados. El avance de las fuerzas de seguridad contrastaba con el atascamiento de la Fiscalía General. Sheinbaum, en busca de una actualización del caso Teuchitlán, pidió un nuevo informe a Gertz.

De acuerdo con el relato de varias fuentes al tanto de lo sucedido, el funcionario le dijo a la presidenta que la FGR aún no tomaba la investigación porque la Fiscalía de Jalisco todavía no le daba parte del expediente. El funcionario quiso dar más explicaciones, pero la presidenta volvió a apremiarle para que asumiera el caso de una vez por todas. Gertz decidió apretar en Jalisco. El martes, aún sin haber recibido la FGR oficialmente la carpeta de investigación, los agentes de Gertz se apostaron en torno al rancho Izaguirre, al filo de las siete de la mañana. Las presiones de la presidencia y el despliegue de poder de la Fiscalía General bastaron para mover las tuercas en la Fiscalía estatal, que terminó por entregar, en ese momento, el expediente del caso Teuchitlán. Entonces, los agentes de la FGR aseguraron el predio del horror y Gertz tomó en sus manos la indagatoria.

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Sobre la firma

Zedryk Raziel
Reportero de EL PAÍS México, especialista en la cobertura de asuntos políticos y de corrupción. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha sido colaborador en el diario Reforma y el portal Animal Político. Es coautor de ‘El caso Viuda Negra’ (Grijalbo, 2022).
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