Ley de epidemias y catástrofes
Los lectores opinan sobre legislación y pandemia, la subida de la tarifa eléctrica, la cría del ganado al estilo tradicional y sobre la importancia de calificar correctamente las cosas
Una de las mayores enseñanzas de la crisis de la covid ha sido que pueden presentarse amenazas imprevistas para las que carecemos de legislación específica —o normas de actuación— que permita una respuesta rápida y ordenada. La actual discusión del Tribunal Constitucional no es otra que la de decidir cuál de dos leyes —pensadas con otros fines— de nuestro Código sería la aplicable para esta situación. Ya que es previsible que podamos sufrir otras epidemias o catástrofes, uno diría que se precisa un conjunto de normas específicas —en cuya elaboración se escuchen los comentarios de expertos sanitarios y otros— que permitan manejarlas con agilidad y fluidez, siendo conscientes de que a medida que sepamos mejor lo que está ocurriendo el abordaje puede precisar ser modificado, y que en este contexto deben evitarse pérdidas de tiempo en discusiones judiciales o políticas que deben dejarse para más tarde.
Eliseo Pascual Gómez. Alicante
Todo a precio de solomillo
El periódico The Huffington Post publica unas declaraciones del periodista Aimar Bretos en las que explica la subida de la luz con una comparación: ¿Qué pasaría si un carnicero vendiera en su carnicería todo el género al mismo precio del solomillo? Pues que se forraría, o también podría ocurrir que no fuera nadie a comprarle. Eso es lo que hacen las eléctricas. Nos venden toda la electricidad al precio de la producida por gas, que es la más cara. Y el resultado es que el recibo de la luz en España es el más caro de Europa. Y como no podemos dejar de comprársela, pues ahí está el resultado.
Julio García-Casarrubios Sainz. Valdepeñas (Ciudad Real)
El sobreprecio de cierta carne
Desinformados, consumimos carne producida con maíz y soja transgénicos ignorando el sobreprecio de su cultivo. Estamos pagando con la quema amazónica, con el cambio climático, con la pérdida de biodiversidad y con la pérdida de riqueza nutricional. El precio que pagamos es también el abandono de pastos y cultivos tradicionales, la despoblación del medio rural, la intoxicación del medio ambiente y de la cadena alimentaria. Y no olvidemos el riesgo para nuestro metabolismo con su cóctel clandestino de insecticida Bt y herbicida glifosato; que daña gravemente nuestra flora intestinal y dificulta las digestiones, por lo que favorece la desnutrición, la falta de defensas naturales y las enfermedades crónicas. Si el sobreprecio de la “carne al Bt y glifosato” figurase en su etiqueta, los consumidores, informados, volveríamos a la carne de pastos y cultivos tradicionales, sin transgénicos ni su cóctel venenoso. Pondríamos nuestro granito de arena para mejorar la salud y para revertir el cambio climático.
Julio Giribet Arfelis. Almacelles (Lleida)
La importancia de un diagnóstico claro
Respecto a si hay o no que calificar las cosas, como de dictadura a un régimen político, a mí me parece que ayuda tener claro lo que cada cosa es para saber qué se puede y debe esperar de ella y qué se debe y puede hacer para mejorar las situaciones. Es exactamente igual de importante que tener un diagnóstico claro para tratar con eficacia una enfermedad
Aurora Díaz Madroñal. Las Rozas (Madrid)
Los textos de esta sección tienen que enviarse exclusivamente a EL PAÍS y no deben tener más de 100 palabras (700 caracteres sin espacios). Deben constar nombre y apellidos, ciudad, teléfono y DNI o pasaporte de sus autores. EL PAÍS se reserva el derecho de publicarlos, resumirlos o extractarlos. No se dará información sobre estas colaboraciones. La dirección para escribir en esta sección es CartasDirector@elpais.es
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.