Las mujeres ecuatorianas se plantan frente al presidente Lasso
Las feministas han conseguido que se suspendan los requisitos para acceder al aborto en casos de violación, tras el veto del mandatario que exigía una denuncia penal o un examen médico
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El 2022 terminó con buenas noticias para las mujeres ecuatorianas: la Corte Constitucional suspendió la vigencia de una ley que le ponía requisitos al acceso al aborto en casos de violación. Las feministas lograron revertir parte del veto del presidente Guillermo Lasso a la norma aprobada por la Asamblea Nacional para regular la interrupción de embarazo cuando la mujer ha sido víctima de abuso.
La Corte también suspendió la objeción de conciencia a la que podían apelar los médicos que se negaban a practicar un aborto. La decisión del Constitucional dejó sin efectos parte de lo planteado por el mandatario, que revictimizaba a las mujeres y profundizaba la ya traumática experiencia de sufrir un abuso sexual. El tribunal respondió a una tutela interpuesta por las organizaciones Magma, Seremos las últimas, la Alianza por los Derechos Humanos y Surkuna, que se han plantado frente al mandatario y han logrado que el país avance a favor de las mujeres.
La causal de violación, una de las dos permitidas en Ecuador, fue despenalizada en 2021, pero en abril del año pasado, Lasso vetó la ley y modificó el 97% de su contenido. “Terminó siendo un Frankenstein”, dice Ana Vera, abogada de la organización Surkuma. El presidente borró del proyecto a las personas gestantes (hombres trans, personas no binarias), disminuyó el tiempo de semanas para acceder al aborto (pasó de 18 a 12) e impuso una serie de requisitos, que terminaron teniendo efectos directos en la vida de las mujeres.
Según Vera, hasta inicios de noviembre, de 16 solicitudes de aborto por violación, solo se practicaron cinco. El trabajo de las organizaciones de mujeres y de derechos humanos logró, con una medida cautelar, que la Corte suspenda la exigencia de una denuncia, y en el caso de las menores de edad, ya no necesitarán de una autorización parental para interrumpir sus embarazos. “Muchas niñas y adolescentes son víctimas en sus casas y los victimarios están en su entorno familiar, por eso no es fácil que denuncien y mucho menos que puedan abortar”, dice Vera. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo de Ecuador, al menos tres de cada 10 mujeres en ese país han sufrido violencia sexual en su vida.
Durante los meses que estuvo vigente la ley reformada por Lasso, la mayoría de mujeres que buscaron un aborto tras sufrir una violación no lo consiguieron. En muchos casos, a pesar de que denunciaron y pudieron probar sus denuncias, los servicios médicos objetaron conciencia y se negaron a practicar el procedimiento.
El presidente de Ecuador no ha escondido sus posturas conservadoras y su rechazo a la interrupción del embarazo en cualquier circunstancia. Lasso es un hombre católico, cercano al Opus Dei, que ha puesto sus creencias por encima de los derechos de las mujeres. La periodista María Sol Borja recuerda en esta columna de The Washington Post, que en 2019, cuando la Asamblea Nacional debatía la posibilidad de levantar la penalización al aborto en casos de violación, se hicieron públicas las presiones que el presidente ejerció sobre los legisladores de su partido, que terminaron cambiando sus votos para impedir la descriminalización. “Al final, faltaron cinco votos, tres de ellos de asambleístas de CREO, el partido de Lasso, que previamente habían anunciado que votarían a favor pero que, a última hora, cambiaron de opinión”. Tres años después, gracias a la lucha de las mujeres y el respaldo de la Corte Constitucional, basta la palabra de las víctimas para que puedan acceder al derecho al aborto.
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En la lista de noticias positivas para el año nuevo que escribió el periodista Kiko Llaneras, las mujeres puntean con los siguientes datos:
👩🔬 En Europa hay seis veces más inventoras. La proporción de mujeres entre los europeos que patentan ha pasado del 2% en 1978 al 13% actual. En España son el 23%.
👩💻 También hay más jefas. Entre 1990 y 2020 se dobló la proporción de mujeres en puestos directivos y mandos intermedios, pasando del 15% al 36%. Aún son más en Argentina (37%), México (38%) o Chile (43%).
🥇 En 2021, por primera vez, una mujer arbitró un partido del Mundial masculino de fútbol. Lo hizo la francesa Stéphanie Frappart, que también fue la primera en arbitrar en Champions.
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