África exige más fondos en la COP26 para mantener su resiliencia contra el calentamiento
Los líderes del continente africano, responsable de solo el 3% de las emisiones globales, presentan un nuevo plan en la Cumbre del Clima de Glasgow para que los países ricos ayuden a la región a adaptarse a los efectos del cambio climático
Desde el inicio de 2020, una plaga de langostas asola el Cuerno de África. El ciclón Idai arrasó el sudeste africano dejando miles de damnificados y más de 1.000 muertos, en el que se considera el peor desastre que ha sufrido el sureste de África en dos décadas. La sequía se ceba con la región subsahariana del Sahel y a la hambruna que azota el sur de Madagascar la ONU la ha calificado como “la hambruna del cambio climático”. África es la viva representación de aquella casa en llamas de la que hablaba Greta Thunberg en su discurso en Davos. Ante este panorama, un numeroso grupo de líderes africanos, entre ellos los presidentes de Ghana, Madagascar y República Democrática del Congo, han exigido este martes, en una sesión de la COP26 dedicada a la financiación de la adaptación contra el cambio climático, que los países ricos se comprometan a proporcionar más fondos para ayudar a África a adaptarse a los efectos adversos del calentamiento global. “No necesitamos más datos, necesitamos más financiación”, expresaba de manera rotunda Akinwumi A. Adesina, presidente del Banco Africano de Desarrollo, en su intervención en la charla auspiciada por ONU.
En los recursos financieros para luchar contra el cambio climático, el mundo destina el 75% del dinero a los proyectos de mitigación, mientras que la adaptación es la gran olvidada. La Unión Africana, en colaboración con el Centro Global de Adaptación, el Banco Africano de Desarrollo y otros socios han querido aprovechar la Cumbre del Clima de Glasgow para presentar ante los líderes mundiales el Programa de Aceleración de la Adaptación de África (AAAP, por sus siglas en inglés) y pedir su apoyo.
Este plan, que se implementaría en toda África, cuenta con 25.000 millones de dólares durante cinco años (21.585 millones de euros) para emprender proyectos concretos que palien los estragos del calentamiento global en el continente, que sufre cada vez más fenómenos meteorológicos extremos como ciclones, sequías o inundaciones. Adesina ha recordado que esta cantidad sería “insuficiente” para afrontar el cambio climático y África necesitaría, al menos, 25.000 millones de euros.
El programa AAAP tiene entre sus objetivos la ampliación del acceso a tecnologías digitales climáticamente inteligentes y servicios agrícolas y financieros para al menos 30 millones de agricultores en África. Con los fondos actuales, el proyecto pretende reducir la desnutrición de al menos 10 millones de personas, apoyar a un millón de jóvenes con habilidades empresariales y crear empleo y construir infraestructuras para “la resiliencia climática” del continente, según explican desde el Banco Africano de Desarrollo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) viene advirtiendo desde hace unos años sobre el impacto del cambio climático en la agricultura: la disponibilidad de tierra apta para cultivar y el agua serán recursos cada vez más escasos y de menor calidad. Más del 60% de la población en África subsahariana trabaja en el sector agrario. Unos 384 millones de personas son pequeños agricultores, por lo que son vitales las políticas ambientales para adaptar su vida a los cambios climáticos.
Es imperativo que protejamos y promovamos ecosistemas sostenibles y combatamos la desertificación”Nana Akufo-Addo, presidente de Ghana
Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial del Comercio, advertía en su intervención: “Los que más sufrirán serán los pobres, las mujeres y los colectivos más vulnerables”. Más de 86 millones de personas se verán forzados a migrar de sus países por los efectos del cambio climático para 2050 en África, un continente responsable solo del 3% de las emisiones globales. Estas migraciones se darán incluso si los planes para reducir su impacto en la región se despliegan ya, según advirtió un informe publicado por el Banco Mundial. Los planes de adaptación del territorio al cambio climático podrían reducir el número de desplazamientos, pero solo en un 30%, según el mismo informe.
Félix Tshisekedi, presidente de la República Democrática del Congo y de la Unión Africana, ha sentenciado en su intervención: “África se ha cansado de esperar. No es posible dejarla sola para hacer frente a cada vez más efectos dañinos. Es vital que todos asumamos nuestra responsabilidad”. El presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, ha recordado la responsabilidad de las naciones ricas en los efectos del calentamiento global que principalmente sufre África. “Es imperativo que protejamos y promovamos ecosistemas sostenibles y combatamos la desertificación”, ha añadido.
África se ha cansado de esperar. No se puede dejarla sola para hacer frente a cada vez más efectos dañinosFélix Tshisekedi, presidente de la República Democrática del Congo y de la Unión Africana
En la misma sesión, Alok Sharma, presidente de la Cumbre de Glasgow, ha anunciado el respaldo del Gobierno británico al AAAP con 170 millones de dólares, de los que 27 millones serán para asistencia técnica. Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, Antoni J. Blinken, anunciaba el compromiso de su país de dedicar 3.000 millones de dólares (2.590 millones de euros) para la adaptación al cambio climático, “el mayor compromiso” que Estados Unidos había hecho en esta materia hasta ahora, según reconocía. También, el pasado lunes, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunciaba una ayuda inmediata, en 2022, al Fondo de Adaptación de la ONU de 30 millones de euros.
Promesas aún sin cumplir
Esta reivindicación del continente se une a aquella promesa que se fijó ya en 2009 por la que los países ricos debían aportar 100.000 millones de dólares al año (86.000 millones de euros) para financiar el impacto que tienen los efectos del cambio climático para 2020. Sin embargo, Alok Sharma, presidente de la COP26, admitía el lunes que este plan podría retrasarse hasta tres años más.
Andry Rajoelina, presidente de Madagascar, se mostraba optimista en su intervención: “¿Cómo podemos acabar con este desastre? Estoy convencido de que mi país y África entera pueden afrontar un futuro más verde. Pero tenemos que actuar, y hacerlo ahora, porque un gesto seguido de acciones cambiará las cosas”. Por el contrario, Tshisekedi ha advertido que “el cambio climático podría acabar con el 15% del producto interno bruto de África para 2030. Esto significa 100 millones más de personas en situación de pobreza extrema para fines de la década. Este es un destino cruel para un continente que contribuye tan poco al calentamiento global”.
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