Junqueras marca distancias con Mas tras la confesión de Jordi Pujol

La confesión de Jordi Pujol sobre su fortuna no declarada en paraísos fiscales ya ha tenido una primera consecuencia práctica en la política catalana. Esquerra Republicana de Catalunya ha decidido marcar distancias con Convergència i Unió y, por ahora, no se plantea incorporarse al Gobierno catalán. A la espera de que Pujol de explicaciones y de que el presidente catalán, Artur Mas, aclare cómo quiere gestionar la cuestión soberanista en otoño, el líder de ERC, Oriol Junqueras, aseguró ayer que la entrada de su partido en el Gobierno catalán “no está encima de la mesa”.

Tanto Esquerra Republicana como Convergència i Unió han alimentado los últimos meses la posibilidad de que los republicanos acaben por aumentar su grado de implicación en la gobernabilidad de Cataluña y formen un gobierno de coalición. Hasta ahora, el partido de Junqueras se ha limitado a apoyar a los convergentes en el Parlamento catalán, como consecuencia de un pacto de legislatura que tiene como objetivo básico garantizar que se pueda celebrar el anunciado referéndum de autodeterminación el próximo 9 de noviembre.

Esquerra cree la consulta se puede hacer sin cambiar su pacto con CiU

Artur Mas aseguró hace apenas diez días, al ser preguntado por un posible gobierno de coalición, que no decidiría nada hasta pasadas las vacaciones. “A partir de septiembre habrá intensidad en la toma de decisiones, y una agenda muy densa y muy intensa. Cambiarán cosas, seguro”, afirmó. Pero estas palabras tienen que contextualizarse en el tiempo. Mas lo dijo el viernes 25 de julio, horas antes de que Jordi Pujol confesara su fraude fiscal. Muchas cosas han cambiado desde entonces.

Oriol Junqueras ha optado por permanecer en silencio hasta ayer, cuando concedió una entrevista a la agencia Efe. Sin embargo, otros dirigentes de su partido llevan días virando hacia posiciones más críticas respecto a Convergència i Unió. Los republicanos optaron por marcar distancias casi desde el principio, exigiendo a Artur Mas y a CiU que se apartase a Pujol no solo de todos sus cargos en Convergència i Unió, sino también de las prerrogativas que tenía como expresidente de la Generalitat. Apenas 24 horas después de esta petición, el presidente catalán comparecía en la Generalitat para asegurar que Pujol había quedado apartado de todos sus cargos.

Pero ERC quiere más. Junqueras, que en anteriores ocasiones ha asegurado que entraría en el Gobierno catalán si ese gesto favoreciera el referéndum del 9 de noviembre, cree ahora que eso no es necesario. Según el líder de ERC, la posibilidad de que su partido pueda entrar en el Gobierno catalán “es un tema que no está en ninguna conversación y que no está encima de la mesa”.

Sectores de Unió creen que los republicanos no quieren desgastarse

Junqueras recordó que “CiU y ERC somos partidos diferentes, aunque confluimos en objetivos comunes y en otras cosas, lo que ya tiene mérito”, por lo que la prioridad de ERC no es acceder al Ejecutivo catalán para tener cargos, sino garantizar “que se cumplan los compromisos adquiridos” para hacer posible la consulta “y que los ciudadanos vivan mejor”.

“Si el presidente Mas nos pide entrar en el Gobierno, lo estudiaremos”, y “si algún día toca hablar de eso, lo haremos en una reunión discreta”, aseguró, antes de apuntar que “mientras tanto, ERC se preocupará de que se cumplan los objetivos ya adquiridos y de gestionar una realidad muy compleja”.

El tira y afloja de Esquerra respecto a su entrada en el Gobierno se prolonga desde hace más de un año. En Convergència, y especialmente entre los dirigentes de Unió Democràtica, está cundiendo la idea de que los republicanos realmente rechazarán entrar en el Ejecutivo para evitar cualquier desgaste. Un dirigente de Unió Democràtica aseguraba esta semana en privado que Mas debe prepararse para un portazo de Junqueras: “Esquerra tiene un proyecto diferente del nuestro y cuando llegue el momento nos dejará en la estacada”.