El exgrapo Silva Sande se somete al ‘test de la verdad’ por el ‘caso Publio Cordón’
El ex jefe militar de la banda ya había colaborado en la búsqueda de los restos del empresario
Es como entrar en una mente para buscar lo que se recuerda sobre un crimen. El ex jefe militar de los Grapo, Fernando Silva Sande, se somete este miércoles al llamado test de la verdad —la prueba P300— para hallar nuevas pistas sobre la ubicación de los restos del empresario soriano Publio Cordón Munilla. El presidente de la aseguradora Previasa en Zaragoza fue secuestrado y asesinado por la banda terrorista en 1995. La Guardia Civil lo trasladará hasta el Instituto de Medicina Legal de Aragón, después de que la Audiencia Nacional autorizara el examen, que registra la actividad cerebral mientras un ordenador proyecta imágenes de los lugares donde pudo haberlo enterrado.
La P300 o Potencial Evocado Cognitivo es una prueba neurofisiológica que se utiliza desde los noventa para tratar a personas con disfunciones cerebrales, pero que desde el año pasado se usa en España —como en Estados Unidos y Japón— para ayudar a resolver casos judiciales. La persona reacciona automáticamente ante los estímulos que se le presentan y que guardan relación con su memoria. Una máquina interpreta sus ondas cerebrales para determinar si el sujeto está vinculado o no con el objeto de un juicio. Las autoridades esperan que las reacciones de Silva Sande ayuden a acotar la zona de búsqueda de los restos de Cordón, enterrado en el Mont Ventoux en Francia, según la versión que había ofrecido por el propio terrorista.
Silva Sande, que ha declarado estar arrepentido de su pasado, está condenado a 28 años de prisión por la desaparición de Cordón. Enfrenta, además, otras condenas por los numerosos atentados en los que participó como militante de los Grapo, los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre. Fue uno de los principales pistoleros de la banda, de la que fue expulsado por su enfrentamiento con el líder, Manuel Pérez Martínez, alias Camarada Arenas, también en prisión y condenado a siete años como autor por omisión del delito de detención ilegal de Cordón.
Hace seis años, a finales de 2008, Sande remitió una carta al entonces titular del juzgado central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlaska, en la que aseguraba que Cordón había sido enterrado y mostraba su disposición a colaborar. Advertía, no obstante, de que no iba a delatar a ningún compañero porque les debía "lealtad". Hasta ese momento, los Grapo siempre habían cerrado filas en torno a su versión oficial: después de que los familiares de Cordón pagaron por su liberación, el empresario había desparecido y desconocían su paradero. Tras la confesión de Sande, la Guardia Civil inició un operativo de búsqueda, sin el éxito deseado.
La llamada Operación Infante provocó incluso otras excarcelaciones temporales de Silva Sande, quien había colaborado con la Guardia Civil y la DCRI francesa bajo la dirección del Juzgado Central de Instrucción Número 3 de la Audiencia Nacional, que ahora dirige Javier Gómez Bermúdez. Fue este el magistrado que autorizó que Sande vuelva a salir de la cárcel temporalmente para someterse al test de la verdad, al que ya se han sometido otros condenados para tratar de localizar cadáveres.
Silva Sande salió de prisión en mayo de 2013 para volver al punto en el que, según él, fue enterrado Cordón. Se trata de algún lugar del Mont Ventoux, situado en la Provenza, al sureste de Francia. Hasta ese lugar se había desplazado para enterrar a su víctima después de que perdiese la vida al intentar escapar por una de las ventanas de la casa de Lyon en la que le habían recluido. Pese a que ya había fallecido, los terroristas llegaron a cobrarle a la familia 400 millones de pesetas por el rescate. La Guardia Civil buscó los restos en ese punto durante varios meses de 2008 y 2009. Sande presenció los trabajos y orientó a los agentes sobre el lugar en el que enterró al secuestrado.
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