La plaza del pueblo

Las municipales son las elecciones más joviales y diversas. Sin duda alguna, los Ayuntamientos y Gobiernos autónomos tienen suficiente entidad como para monopolizar un debate electoral. Pero, ¿realmente es así? ¿Votaremos con la vista puesta en las casas consistoriales o en las Cortes Generales? “En las municipales se vota a las personas y no a los partidos” escuchamos con frecuencia. “Pues sí y no”, podríamos responder.

¿Votaremos con la vista puesta en las casas consistoriales o en las Cortes Generales?

Desde luego, la influencia de los candidatos —sobre todo en los pueblos más pequeños— es determinante. Pero, una vez dicho esto, es fácil comprobar cómo existen tendencias generales de voto que condicionan en gran medida su resultado. Como la vida misma, las elecciones municipales son locales, pero también globales. Desde que las municipales de 1931 significaron la caída de la monarquía y el advenimiento de la II República, mucho se ha escrito sobre el carácter indiciario de las mismas. Pareciera como si, además de nombrar concejales, las municipales determinaran Gobiernos nacionales.

¿Conseguirá el PP detener su caída? La sorpresa conservadora británica y la buena marcha de la economía trabajan a su favor, una vez descontado el severo costo de la corrupción. No se trata tanto de ver si baja en votos— que bajará— como de analizar su intensidad. Si la caída no es tan fuerte como las primeras encuestas vaticinaban, el PP tomará cierto aire de cara a las generales. ¿Remontará el PSOE y consolidará Sánchez su liderazgo? Los resultados medirán la energía que atesora —o de la que carece— para remontar.

Pareciera como si, además de nombrar concejales, las municipales determinaran Gobiernos nacionales

¿Qué pasará con Podemos y sus partidos hermanos? Las encuestas reflejan un progresivo descenso en su intención de voto. Si no logran sacar un buen resultado, su marca sufrirá mucho; si consiguen sorprender, volverían a tener el viento a su favor. ¿Y Ciudadanos? Sin duda alguna es la mayor de las incógnitas, tras su buen resultado en las andaluzas. Se juegan su futuro más en los pactos poselectorales que en el propio resultado del 24-M. Será entonces cuando comencemos a conocer —para lo bueno y lo malo— lo que se esconde tras unas siglas amables y atractivas.

Los candidatos se desgañitan repitiendo que lo que está en juego es la vida municipal y no la nacional. Y tienen razón. Pero por viejos ya sabemos que la Carrera de San Jerónimo comienza, en verdad, en la plaza del pueblo.