Rivera descarta dar su visto bueno previo al Ejecutivo para poder criticarlo
Tras votar a favor de Rajoy, Ciudadanos intenta asentar su puesto en la oposición
Los estrategas de Ciudadanos le han trasladado al PP que no quieren ser consultados sobre la composición del nuevo gobierno. ¿La razón? Tras votar a favor de la investidura de Mariano Rajoy, Ciudadanos intenta marcar distancias con el PP y busca una voz propia en la oposición. Los consejeros de Albert Rivera consideran que comentar con Rajoy el nombre de los próximos ministros, o dar su visto bueno previo, impediría que luego Ciudadanos criticara su labor y reforzaría a quienes señalan a este partido como un simple apéndice del gobierno.
“Espero que sea un gabinete dialogante, que entienda que a partir de ahora es el Parlamento el que manda y el Ejecutivo el que ejecuta las leyes y las decisiones de este Parlamento. No he visto demasiado convencido a Rajoy”, ironizó Rivera. "No voy a valorar si son cuatro días, tres o dos [los que tarda el presidente en nombrar a sus ministros, que anunciará el jueves] No sé si es que tiene dificultades, o no, o si necesita más tiempo. En cualquier caso, el país se pone ya en marcha".
Los principales dirigentes del PP y de Ciudadanos convivieron mientras negociaban a contrareloj el pacto de investidura que les une. Fruto de esas conversaciones, los consejeros de Rajoy disponen de mucha información sobre los gustos de los de Rivera. Ciudadanos valora la capacidad de trabajo de Fátima Báñez, ministra de Empleo, o de José Luis Ayllón, Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes. También hay sintonía entre Luis de Guindos, ministro de Economía, y Luis Garicano, el principal asesor de Rivera. Al tiempo, este partido critica la labor de Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda; y la de Jorge Fernández Díaz, titular de Interior.
Rivera quiere aprovechar las primeras semanas de legislatura para cimentar su papel como parte de la oposición, exigiendo a Rajoy que cumpla con las medidas recogidas en el pacto de investidura que les une. La fortaleza de ese acuerdo, y el convencimiento con el que el presidente piensa cumplirlo, se medirá antes del 30 de noviembre: el nuevo Ejecutivo tiene hasta entonces para reclamar a las fortunas que se beneficiaron de la amnistía fiscal que paguen el 10% del dinero repatriado (como estaba previsto) y no el 3% (como finalmente hicieron). Si Rajoy no apuesta por ejecutar ese compromiso, no solo habrá roto la confianza que une al PP y a Ciudadanos: habrá eliminado una de las principales fuentes de financiación del pacto.
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