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La segunda vida de las cáscaras de pipas que recoge la Real Sociedad en cada partido

El club donostiarra entrega a los aficionados que acuden a Anoeta un envase para que reciclen los restos de esta semilla y posteriormente transformarlos en abono fertilizante

Una secuencia del vídeo de la Real Sociedad.
Una secuencia del vídeo de la Real Sociedad.
Mikel Ormazabal

A lo largo de una temporada de fútbol se pueden llegar a recoger tres toneladas de cáscaras de pipas en el estadio donostiarra de Anoeta. Es un residuo que no recibe ningún tratamiento y acaba muriendo en un vertedero. La Real Sociedad se ha propuesto "dar valor" a este desecho, tan común en los campos de fútbol, mediante su reutilización como abono en las huertas de Gipuzkoa. Es una "iniciativa pionera" en los clubes españoles, asegura el director de la Fundación Real Sociedad, Andoni Iraola. "Real Sociedad, 1-Basuras, 0", dice el capital del equipo, Asier Illarramendi, en el vídeo promocional de la campaña.

En el conjunto de los estadios de Primera y Segunda (42 recintos en total) se consumen en todo un año unas 100 toneladas de pipas, y más del 70% de las cáscaras acaban arrojadas en el graderío, según los datos facilitados por la Real. Cuando terminan los partidos, los servicios de limpieza de los clubes las retiran mezcladas con otros desperdicios que también tiran los aficionados. En los dos últimos encuentros disputados en Anoeta, la entidad txuriurdin ha repartido entre los asistentes unos recipientes biodegradables de color naranja donde pueden depositar las cáscaras. De ese modo, en las gradas no se acumula tanta porquería, y el esfuerzo contribuye a una causa ecológica. La prueba piloto permitió recoger 40 kilos de cáscaras solo en una de las tribunas.

La campaña De Anoeta a las huertas de Gipuzkoa, como se conoce este proyecto "contra el cambio climático", arrancó de forma experimental en los partidos disputados contra el Huesca y en el derbi vasco contra el Athletic Club. "La respuesta fue magnífica", asegura Iraola: "Solo estamos pidiendo a nuestros aficionados que, en lugar de tirar las cáscaras al suelo, las depositen en los recipientes que les facilitamos y después las depositen en unos contenedores habilitados para ello en el estadio".

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La misma fórmula se extenderá a otras dos tribunas en los siguientes encuentros, contra el Leganés y el Atlético de Madrid, y se completará en todo el aforo (Anoeta está huérfana de una tribuna en uno de los fondos que falta por construir) a partir de la Semana Santa. Todo el volumen de cáscaras recogidas en Anoeta es tratado posteriormente por la empresa Ekotrade, que las mezcla con residuos frescos de las huertas en pilas de compostaje, según explica su gerente, Gorka Yarza. Entre 9 y 12 meses después se obtiene un "abono fertilizante" apto para su uso agrícola.

Un kilo de cáscaras permite multiplicar por 10 su peso en abono, calcula Amaia Otazo, coordinadora de Kutxa Ekogunea, un parque de huertas que gestiona la entidad bancaria. Al cabo de la temporada, las pipas de Anoeta podrían transformarse en 30 toneladas de abono natural. La Fundación Kutxa, añade su director general, Ander Aizpurua, distribuirá todo este fertilizante entre las 1.200 parcelas de agricultura ecológica que tiene repartidas por Gipuzkoa: "Queremos pasar de la concienciación a la acción. Queremos que lo que hoy es un residuo se convierta mañana en un abono y pasado en una fruta o una verdura. Se trata de que el territorio sea cada vez más sostenible".

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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