¿A qué edad se retira un ‘gamer’?
Los jugadores profesionales de videojuegos abandonan la competición jóvenes para reorientar sus vidas aquejados por la pérdida de reflejos
Mario Motroco Martínez —Motroco es su alias— era una leyenda en el popular videojuego League of Legends. En una entrevista en 2012, reconoció que sus compañeros de equipo le llamaban el abuelo a los 25 años. Hoy, está fuera del circuito y es entrenador de Movistar Riders, uno de los principales clubes españoles. Antonio Reven Pino compartió equipo con Motroco. A sus 23 años ha sufrido una tendinitis y se dedica a comentar partidas para su actual club, Asus Rog Army. No queda claro si volverá a la competición. Las lesiones son uno de los principales motivos de abandono y tienen que ver con la vista, la muñeca o la mano y la espalda, debido a las horas que juegan.
En el fútbol profesional, la edad media de retirada están en torno a los 32 años. En baloncesto, los deportistas esperan hasta los 35 y es difícil que alguien que no ronde la treintena gane un Tour ciclista. El esfuerzo físico que realizan los deportistas de élite no es comparable al ejercicio puramente mental de los jugadores profesionales de videojuegos. Por eso sorprende que la edad media de retirada en la élite de los eSports esté muy por debajo de los 30.
“Es difícil encontrar un gamer profesional con más de 24 años”, lamenta Alberto León, CEO de Rock eSport, una empresa que recopila y analiza datos del sector. “Además, es un deporte con mucho estrés, que precisa desde pronto de un alto nivel de responsabilidad y reflejos. Un niño de 15 años con buen entrenamiento podría superar a un veterano por la rapidez de su juego. Y llega un momento en que la experiencia no compensa la pérdida de reflejos”.
La Universidad de Simon Fraser (Canadá) realizó un estudio en 2014 en el que utilizó 870 horas de partidas del videojuego StarCraft 2 para analizar la capacidad de reacción de más de 3.000 jugadores de entre 16 y 44 años. La investigación concluyó que, a partir de los 24 años, mostraban una disminución en la rapidez de su juego.
Sergi Mesonero, cofundador de la Liga de Videojuegos Profesional, comparte que la pérdida de reflejos es esencial para entender una edad de jubilación tan temprana, pero añade que este problema genera un efecto cíclico. “Los jugadores se retiran pronto, por lo que los equipos se mantienen jóvenes y su forma de jugar en equipo favorece a los más precisos y técnicos”, aclara. “Cuando las plantillas son más estables y los profesionales aguantan más tiempo, se produce una manera de competir donde importa menos el jugador solitario. La edad media aumentará a medida que las estrategias sean más de equipo”.
“La experiencia trae consigo un aumento de capacidades heurísticas, relativas a la toma de decisiones y de optimización del aprendizaje que convierte el aumento de edad en una ventaja más que en un inconveniente”, añade Ángel Felipe Nieto, psicólogo de eSports. “No creo que la edad en sí misma sea un factor clave que explique las retiradas tempranas”.
Por este motivo, algunos expertos consideran que hablar de una edad media de retirada es arriesgado. Las diferencias entre videojuegos y el escaso recorrido del sector cuestionan la estabilidad de una cifra redonda. “El mejor ejemplo es Virtus.pro, un club polaco cuyos mejores jugadores tienen 30 y 31 años y todavía son competitivos”, explica Steen Laursen, vicepresidente en la agencia de comunicación para eSports RFRSH. “En otros casos, los jugadores se retiran por falta de éxito o diferentes movimientos de carrera, pero el deporte profesional no ha existido el tiempo suficiente para dar una edad específica de jubilación”.
Es difícil encontrar un jugador profesional con más de 24 años
Alberto León, CEO de Rock eSport
A diferencia de lo que podemos llamar deportes tradicionales, incluso los mejores jugadores de eSports encuentran un motivo extradeportivo para abandonar el circuito. El mercado es incipiente y carece de madurez y los profesionales necesitan buscar un plan de carrera para el día de mañana. Esto les lleva a plantearse una salida para cuando dejen la competición, lo que puede obligarles a retirarse antes. “Es como si descubrieran que los videojuegos han puesto su vida en pausa y es momento de retomarla”, resume León.
Pero los eSports están en fase de maduración y, con su expansión, es más sencillo que los jugadores continúen en el mundillo como ojeadores, periodistas, comentaristas, árbitros o entrenadores. Alesander Alx Robleño compitió durante tres años en la élite y lo fue dejando porque decidió formarse para entrenar a otros profesionales. Estudió gestión de equipos y modelos de negocio en varios países para terminar abriendo en 2015 Omnis, un club de eSports que ejerce también labores de consultoría.
Hoy, Robleño tiene 27 años y acaba de abrir un centro de alto rendimiento para los equipos que entrena su empresa. Asegura que el sector precisa cada vez de más perfiles diferentes que van más allá de los jugadores. “Mucha gente que cuelga el ratón en el aspecto competitivo pasa a formar parte de un equipo como analista o entrenador, pero puede ser un fenómeno puntual. Se recluta ahora porque los eSports están viviendo un boom”, advierte. “Nuestra industria funciona de la misma manera que la del fútbol”, coincide Kellen Derry, miembro del club ucraniano Natus Vincere. “No es extraño ver a un exjugador involucrado el el coaching o la gestión de un equipo después de su retirada”.
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