El deporte envejece la piel, pero puedes evitarlo
El impacto de los ejercicios de resistencia y alta intensidad, con un gasto calórico elevado, provoca pérdida de grasa facial y el inevitable aumento de radicales libres. Dermatólogos nos dan las claves para eludirlo
Seis de cada diez personas practican deporte en España, cifra que alcanza el 57,3% de la población mayor de 15 años según el último estudio realizado por el Ministerio de Cultura y Deporte. Sin duda, el mes de enero marca el punto de partida de una lista de buenos propósitos que incluye el deseo de llevar un estilo de vida activo y saludable; porque el fitness, más que una moda pasajera, es una dinámica importante en la rutina de millones de personas y, aunque su práctica tiene innumerables ventajas, también presenta algún que otro contra “el ejercicio es fundamental para mejorar nuestra condición física, tener normopeso y tratar ciertas dolencias, pero también puede causar estrés oxidativo y acelerar el envejecimiento cutáneo. La necesidad de producir más oxígeno, el mayor bombeo cardiaco, el estrés mecánico de los tejidos o la liberación de hormonas que se pueden oxidar, como la serotonina, inducen a la aparición de radicales libres”, plantea Lara González, cosmetóloga en Byoode. ¿Debemos preocuparnos por ir al gimnasio o salir a correr cada día? “El deporte en sí mismo no envejece la piel; al contrario, tiene beneficios porque mejora la circulación, oxigena los tejidos y estimula la regeneración celular. Sin embargo, puede provocar el aumento de radicales libres y la pérdida de grasa facial que aceleran el envejecimiento si no se toman precauciones”, dice la Dra. Ana Revuelta, médico estético y divulgadora científica de Merz Aesthetics.
¿Por qué envejece el deporte?
El deporte nos permite estar fuertes y ágiles, pero como asegura un artículo de la National Library of Medicine de Estados Unidos, tanto el ejercicio aeróbico como el anaeróbico producen radicales libres. ¿Cuáles son las consecuencias? “El aumento de radicales libres provoca un desequilibrio conocido como estrés oxidativo que puede originar la pérdida de colágeno, alterar la función barrera o reducir la capacidad de regeneración celular”, explica a S Moda el Dr. José María Ricart, dermatólogo y director médico de IMR. La Dra. Alexia Niño, especialista en medicina estética y colaboradora del laboratorio Croma, incide: “El sol, la contaminación, el estrés, una mala dieta y, en algunos casos, el ejercicio intenso, producen radicales libres que aceleran el envejecimiento de muchas maneras. La degradación del colágeno y elastina provoca flacidez, líneas finas y arrugas; los daños en la barrera protectora la dejan seca e irritada; el daño oxidativo deriva en manchas, tono desigual e inflamación que puede ocasionar acné o rosácea y, por último, el daño al ADN de las células cutáneas, acelera el envejecimiento y aumenta el riesgo de mutaciones que derivan en cáncer”. Sin embargo, con medidas adecuadas de protección y recuperación, estos efectos pueden minimizarse.
Deporte y pérdida de grasa facial ¿es inevitable?
El ejercicio físico es un gran aliado a la hora de perder grasa pero ¿es capaz de distinguir la del rostro y la del cuerpo? El dermatólogo José María Ricart habla claro: “La grasa se pierde de cara y cuerpo. El problema es que el envejecimiento lleva implícito la disminución de la grasa facial por lo que, si además, la perdemos por un elevado consumo de calorías, el aspecto envejecido se multiplica y se hace muy evidente”. Por tanto, el dicho de que a cierta edad tenemos que elegir entre cara o culo ¿sería cierto? “Sí, sobre todo cuando combinamos deportes de alta intensidad con dietas hipocalóricas, porque la grasa facial mantiene el soporte estructural de la piel. El ejercicio es saludable, pero es importante mantener un equilibrio entre actividad física y nutrición adecuada. Por eso, son tan perjudiciales las pérdidas rápidas de peso que derivan en la disminución de los depósitos grasos faciales en personas sin sobrepeso objetivable”, explica el Dr. Morales Raya dermatólogo, experto en laser y acné y fundador de la clínica Morales Raya en Madrid. Sin embargo, los expertos recalcan que esto ocurre especialmente con los entrenamientos de alta intensidad. “Así es, ejercitarse a niveles intensos provoca pérdida de grasa facial si se combina con un déficit calórico porque el cuerpo utiliza las reservas de grasa como fuente de energía. Aunque esto es beneficioso para reducir grasa del abdomen o los muslos, también afecta las áreas del rostro, lo que puede dar lugar a una apariencia más delgada, hundida o envejecida. Además, los entrenamientos HIIT y los deportes de resistencia elevan los niveles de cortisol, una hormona que, en exceso, descompone el colágeno y acelera el envejecimiento cutáneo. Este impacto, junto con la disminución de grasa en las mejillas y el área debajo de los ojos, puede generar una apariencia fatigada, marcada e incluso cadavérica”, dice la Dra. Alexia Niño, del laboratorio Croma.
¿Todas las disciplinas tienen los mismos efectos en la piel?
Es lógico pensar que hay deportes más beneficiosos para la piel y el rostro que otros. ¿Es así? “Hay que aclarar que el deporte es un protector frente al envejecimiento y diversos estudios demuestran el aumento del grosor dérmico y de la elasticidad cutánea con la actividad física, tanto aeróbica como de fuerza. Sin embargo, los deportes de resistencia prolongada o extrema, como el running o el ciclismo, sí que pueden favorecer ese envejecimiento cutáneo debido a la exposición ambiental y a una mayor producción de radicales libres combinada con la pérdida de grasa facial”, dice el dermatólogo Juanma Revelles, director de Le boost, su clínica en Madrid y divulgador científico de Merz Aesthetics. El Dr. José María Ricart puntualiza “una hora de running supone un consumo de 700 calorías, mientras una hora de ejercicio de fuerza quema unas 200. Siempre incido en la importancia de huir de los excesos porque son malos para el organismo y la piel. Yo aconsejo realizar un ejercicio controlado de forma diaria con un consumo moderado de calorías durante 40 o 50 minutos. Hacer ejercicio no envejece, lo que envejece es hacer barbaridades y someter a nuestro organismo a los limites de nuestra naturaleza”. Todos los expertos consultados coinciden en la importancia de realizar ejercicio de forma moderada. “Todo lo que se haga al límite puede generar daño, desgaste y envejecimiento prematuro. Practicar entrenamiento de fuerza, ejercicios cardiovasculares o yoga es bueno para la salud del corazón y nos ayuda con la postura, la circulación y la densidad ósea. Pero es fundamental no caer en el sobreentrenamiento, algo muy de moda en estos días, y dedicar tiempo a que el cuerpo se recupere de forma adecuada”, apunta Valentina Rojas Herrero, directora de KO Urban Detox Center y embajadora de Oyhso.
Sudor, cloro y sol
Hay factores añadidos que intensifican los efectos perjudiciales del deporte en la piel como la exposición al aire libre, el cloro de las piscinas o el inevitable sudor, imprescindible para regular la temperatura corporal y eliminar toxinas. “Sin embargo, su acumulación prolongada altera el microbioma cutáneo y favorece la obstrucción de poros en pieles grasas o acneicas. Además, el sudor contiene ácido láctico y urea, que, en exceso, pueden irritar la piel. Por eso es aconsejable limpiar la piel antes de hacer deporte, para eliminar restos de sebo y maquillaje, e imperativo hacerlo después del ejercicio con un cosmético suave que restaure el equilibrio cutáneo”, dice el Dr. Morales Raya. Los deportes acuáticos y los realizados en el exterior están asociados a un mayor riesgo de estrés oxidativo y pérdida de grasa facial. Además, si se practican al aire libre sin protección solar, el daño UV se suma al proceso de envejecimiento. “Hacer deporte al aire libre es un privilegio, pero tenemos que tomar las precauciones para que no nos afecte de manera negativa. Exponernos un ratito al sol a primera hora por la mañana trae múltiples beneficios, pero si decidimos hacerlo el resto del día es imprescindible utilizar una buena protección solar tanto en verano como en invierno. Mantener la hidratación con cremas, bálsamos labiales y la ingesta de suficiente agua también ayuda en los entrenamientos de exterior. Los deportes acuáticos están en contacto con cloro que reseca, debilita la piel y provoca irritación, enrojecimiento y pérdida de hidratación. Recomiendo enjuagarse con agua dulce después de nadar y utilizar cremas hidratantes o aceites que restauren la piel”, concluye la embajadora de Oysho, Valentina Rojas.
¿Puede la cosmética evitar la oxidación?
Sí, combinar el deporte con una rutina cosmética rica en activos capaces de neutralizar los radicales libres es fundamental. “Lo más básico es limpiar y proteger por la mañana, nutrir de noche e incorporar antioxidantes como la vitamina C, el resveratrol o vitamina E”, dice el Dr. Leo Cerrud. “Debemos utilizar cosméticos solares con SPF de amplio espectro y reforzar su acción con antioxidantes como el gluconato de cobre o la vitamina C. Además, el uso de gadgets como los cepillos exfoliantes después de ducharnos ayudan a mejorar la regeneración de la piel y promueven la microcirculación del organismo, esencial para que los tejidos se renueven más rápido”, sostiene Mireia Fernández, directora dermocosmética de Omorovicza. El Dr. Morales Raya detalla cómo sería la rutina ideal: “Es necesario contar con un limpiador suave adaptado a nuestro tipo de piel para eliminar el sudor y la suciedad e invertir en sérums antioxidantes ricos en vitamina C o niacinamida para combatir los radicales libres, sin olvidar la importancia de una buena protección solar y activos extra como el retinol, los alfa hidroxiacidos o el ácido azelaico, que favorecen la renovación celular y estimulan la síntesis de colágeno y elastina. Por último, hay que asegurar una buena hidratación adaptada a cada tipo de piel: evitar las fórmulas grasas y utilizar productos ricos en ácido hialurónico, pantenol o ceramidas”.
Dieta antioxidante
Una dieta equilibrada con el correcto aporte de cítricos, frutos secos, pescado graso y vegetales de hoja verde es ideal para mantener una piel saludable. “Además, también puede mitigar el impacto del cortisol en quienes practican entrenamientos intensos como HIIT. Es importante incluir carbohidratos y proteínas en las comidas post-entrenamiento para favorecer la recuperación muscular y reducir los niveles de esta hormona. Complementar con grasas saludables, como aguacate y aceite de oliva refuerza la salud integral de la piel y el cuerpo. Estas prácticas, junto con la recuperación y el descanso adecuado, ayudan a equilibrar los niveles hormonales y proteger la piel del envejecimiento prematuro”, dice la Dra. Alexia Niño. El Dr. Leo Cerrud recomienda la famosa dieta antioxidante “rica en carotenoides como la zanahoria, la calabaza, el tomate, el pimiento rojo y las hojas de vegetales; vitamina E presente en el aceite de girasol, huevos y germen de trigo y vitamina C, en frutas cítricas, fresas, frambuesas, patatas, tomates, pimientos. También debe incorporar selenio presente en pescado, marisco, cereales integrales, lácteos y carnes; polifenoles como uvas, moras, cerezas, ciruelas, aceitunas negras y hortalizas, legumbres, frutos secos, cacao y té”.
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