Palomo Spain regresa a Nueva York: “Desfilar aquí es totalmente inspirador y siento que el público nos quiere”

Hace solo siete años, cuando Palomo Spain presentó su primer desfile en el jardín del Museo Lázaro Galdiano de Madrid, no era habitual oír hablar de fluidez de género en la cultura popular. “Al principio hasta nos cancelaban a los modelos porque no se sentían cómodos con estas prendas. Ahora viene un chico heterosexual y skater con un collar de perlas y las uñas pintadas”, apunta Alejandro Gómez Palomo mientras ultima los detalles del que será su cuarto desfile en Nueva York, el segundo este año. Sus colecciones liberadas, su apuesta por una moda masculina que escape de estereotipos y los códigos estéticos propios que ha sabido instalar en todo este tiempo han hecho de su firma una de las más emocionantes del panorama. También una de las más estables, que ahora ya piensa en cuál serán los próximos pasos para dar el siguiente salto: “Creces orgánicamente, pero hay momentos en los que necesitas un empujón más grande y ahora estamos en conversaciones con gente muy buena de aquí en business developing”.

Finalista del prestigioso premio LVMH en 2017, Palomo ha sabido siempre cómo conquistar al público y a los medios. Su nueva colección, que presentará la noche del sábado (hora española) recopila muchos de sus sellos distintivos: la delicadeza de encajes y puntillas, con los detalles más sensuales o las aberturas más salvajes, “como el ángel y el demonio”. Incluirá por primera vez una cápsula con varias prendas que ha diseñado para Bimba y Lola, que estarán a la venta a mediados de octubre en la web de la cadena y en algunas de sus tiendas: “Era una idea que teníamos desde hace tiempo porque el equipo de Bimba y yo éramos amigos. A principios de año nos sentamos y dijimos, ‘vale, esto tiene que ser una realidad ya”, cuenta el diseñador de Posadas. Es el momento perfecto: coincide con el desembarco de Bimba y Lola en Estados Unidos, de momento con dos tiendas en Miami, pero con planes de abrir varias más.

Como para tantas firmas independientes, las colaboraciones en Palomo (ha trabajado con firmas como Multiópticas o Puma) se han convertido en un importante empujón financiero, pero también en una forma de abrir el abanico creativo: “Siempre me preguntan qué me queda por hacer, pues tener libertad, porque siempre voy muy acotado. Somos una marca independiente con una exposición tremenda, pero poder estar por ejemplo hoy aquí es una inversión muy grande”, reconoce. “En Bimba me han dado alas para ser libre y experimentar cosas que jamás podría experimentar en Palomo, porque ellos tienen otra infraestructura y otro budget. Ha sido genial poder trabajar con sus talleres, hacer punto, piel, cuero, accesorios… Yo en mi taller compro los metros de tela que me entran en el presupuesto y ya está, no puedo dedicarme al experimento”.

El esfuerzo de presentar en Nueva York es imprescindible y necesario, el 80% de su clientela está ubicada en Estados Unidos: “Desfilar aquí es totalmente inspirador y siento que el público nos quiere. Veo que hay un culto a la marca. Hay clientes que tienen vitrinas con todos los bolsos y otros que se visten a diario de arriba debajo de Palomo. Se conocen entre ellos por redes sociales, se intercambian prendas, buscan en mercados de segunda mano…”. Fans que además son clientes, y viceversa, una meta muy común en cualquier enseña, pero pocas veces alcanzada. La fórmula no es secreta ni mágica, pero tiene mucho de honestidad: “Creo que desde el principio inventamos un mundo donde mucha gente que estaba por ahí perdida sintió que encajaba”.