«¿Quieres macarrones?»: la frase que ‘Elite’ ha puesto de moda para ligar

Ni “¿En tu casa o en la mía?” ni aquel “Ontas?” que se hizo viral el pasado abril gracias a nombres como Selena Gomez o Rosalía y que le sirvió a C Tangana para lanzar una canción documentando el concepto. Ahora lo que tienes que preguntarle a tu crush es si quiere macarrones, preferiblemente recalentados.

La segunda temporada de Élite llegó a Netflix el pasado 6 de septiembre con algunas líneas tan memorables como “A mí nunca me has tenido” o “Nunca ames a alguien que te haga sentir ordinario”, pero internet sabe reconocer un lema generacional cuando lo ve, y ha convertido la frase “¿Quieres macarrones?” en el último sinónimo masivo de ligue. La pregunta se la formula Samuel, un chico de clase obrera que consigue una beca para el elitista colegio Las Encinas, a Carla, una chica de clase alta apodada “la marquesita”, justo después de una intensa conversación sobre su relación. Y, por supuesto, ella quiso los macarrones.

En una última vuelta de tuerca al formato ‘chica rica se enamora de chico pobre’, la pregunta se convierte en símbolo de esperanza, de éxito y de posibilidades amorosas sin perder el característico humor generacional. Si hay algo que los millennials y la generación Z comparten orgullosos es la capacidad para reírse de ellos mismos y los memes que evidencian torpezas o desgracias, y este momento aparentemente ridículo y costumbrista ha canalizado perfectamente el sentir general de un grupo demográfico que tiene muchos problemas y casi ninguna solución a la vista, excepto el alivio colectivo de internet.

“La perspectiva nihilista tiene algo inevitablemente cool, ser pesimista mola más que tener una taza de Mr. Wonderful… así que, irónicamente, el nihilismo tiene algo de narcisismo. Supongo que el momento perfecto para hacer este tipo de humor es cuando estás a punto de estrellarte contra algo muy chungo­ pero sin llegar a estrellarte del todo”, le contaba el guionista y director Miguel Esteban a Beatriz Serrano en S Moda.

La serie ha sido muy comentada por su visibilización y representación de los diferentes tipos de orientaciones y relaciones, sus reflexiones sobre el sistema de clases y su capacidad para generar imágenes icónicas representativas de una generación que ya necesitaba su propia Física o Química. Pero el hecho de que haya conseguido clavarse en el imaginario colectivo con la expresión más inocente y absurda de la temporada, sumando ya cientos de tuits que se unen a la fórmula de los macarrones, refleja una vez más la naturaleza imprevisible de los memes y por qué nos fascina tanto la sensación de pertenencia que ofrecen. Los necesitamos.