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La policía holandesa recula y vetará a las mujeres con burka en comisaría tras el ultimátum del Gobierno

Los agentes ya no podrán ofrecer a las veladas una sala aparte para que se descubran

Una mujer con niqab en una calle de Rotterdam.
Una mujer con niqab en una calle de Rotterdam.ROBIN UTRECHT (FE/EPA/)
Isabel Ferrer

La policía holandesa ha tenido que modificar en el último momento su interpretación de la nueva Ley del burka, que permitía la entrada de mujeres con el velo integral, y con niqab, en comisaría, para luego descubrirse en una sala aparte. El ministerio de Interior ha insistido en que los agentes carecen de competencia para “adaptar la legislación” y la dirección policial ha modificado este jueves sus directrices internas. A partir de ahora, las personas veladas, y también los que lleven un casco que cubra la cara, pasamontañas o máscaras —todos incluidos en la norma— deberán destaparse si quieren poner una denuncia en persona.

La ley prohíbe el rostro cubierto en el transporte, escuelas y hospitales públicos, además de las comisarías, y el cambio de enfoque se ha producido después de que Interior diera un ultimátum. Los responsables policiales han admitido que ambas partes “difieren en la lectura de la ley, pero el legislador determina su interpretación y nuestra actuación debe ceñirse a ello”, añaden sus portavoces. La circular informativa publicada el miércoles en su página web, donde indicaba la posibilidad de que una mujer velada descubriera su rostro en un espacio separado, ha sido modificada. A partir de este jueves el que acuda a poner una denuncia y lleve la cara tapada “tiene que colaborar quitándose la prenda en cuestión”, dice la nota.

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El duelo entre el Gobierno y la policía se ha prolongado hasta el último momento, con gran disgusto por parte de Kajsa Ollongren, ministra de Interior, partidaria de una aplicación sin provocar conflictos. Sin embargo, puede haber más problemas. La propia ley estipula que el personal del transporte público, hospitales o escuelas debe informar primero al que vaya tapado de que no puede entrar así e invitarle luego a marcharse. Si no accede, se puede llamar a un agente.

Se trata de evitar roces e incluso choques que superen lo verbal, de ahí que la misma nota oficial de la dirección de policía incluya ahora un apartado donde se pide “mesura ante la posible retención por cuenta propia y hasta que llegue la policía de los que aparenten vulnerar la ley”. “Los medios holandeses han indicado dicha posibilidad, contemplada en la norma, pero la prohibición de ir cubierto debe ser recordada por parte de la autoridad o bien los responsables del transporte y demás instancias públicas. Solo puede redactarse un informe cuando la policía haya comprobado que se han seguido todos los pasos previstos. Después, el fiscal decidirá sobre la multa”, concluye el escrito.

El cumplimiento de la nueva ley será evaluado dentro de tres años, cuando lo habitual es hacerlo pasados cinco. Geert Wilders, el líder antimusulmán holandés hoy en horas bajas, y que promovió en 2005 el veto al burka, ha calificado la entrada en vigor de “día histórico". "Ahora podemos trabajar en pro del siguiente paso: prohibir el velo en Holanda”, ha publicado en su cuenta de Twitter.

Los Ayuntamientos de Ámsterdam y Róterdam, las dos ciudades principales, cumplirán la ley “con tranquilidad”. Femke Halsema, alcaldesa de la capital, del partido ecologista, dice que “no la considero una prioridad”. Por su parte, Ahmed Aboutaleb, primer edil de la localidad portuaria, socialdemócrata y de origen marroquí, califica el burka de “asunto marginal que será tratado de forma proporcionada”. La urbe tiene casi 650.000 habitantes de 170 nacionalidades, de los cuales un 38,2% son de origen inmigrante no occidental, y como en otras holandesas, pueden verse velos de distintos colores y tamaños. Muy pocas mujeres acceden a hablar, pero en el renovado vestíbulo de la estación de ferrocarril, un grupo de chicas de origen turco, con velo y la cara descubierta, señalaba hoy a este periódico que “el burka, el niqab y tal lo lleva poquísima gente”. “Le dan demasiada importancia. No parece un problema, y en cambio hacen una ley entera para eso”.

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