La primera testigo del ‘caso Maxwell’ asegura que Epstein empezó a abusar de ella cuando tenía 14 años
Jane, nombre falso, afronta este miércoles el interrogatorio de la defensa, que intentará desmontar su testimonio
La primera testigo del juicio contra Ghislaine Maxwell por tráfico sexual de menores ha trazado un crudo relato de los abusos a los que supuestamente fue sometida durante años por el millonario Jeffrey Epstein, de quien la acusada era mano derecha, cooperadora necesaria y, según la fiscalía, responsable de la captación de chicas. Jane, nombre falso, es hoy una actriz que no quiere ver comprometidos ni su nombre ni su carrera, pero a los 14 años, cuando asistía a un campamento de verano para jóvenes con inclinaciones artísticas, fue fichada por la pareja y enseguida invitada a la mansión del magnate en Palm Beach (Florida), donde la joven residía. La mujer, que prestó declaración este martes en el tribunal del distrito Sur de Nueva York, será sometida este miércoles a un intenso interrogatorio por parte de la defensa para desmontar su acusación.
Maxwell, que al principio se mostró con ella como una hermana mayor, y Epstein le ofrecieron tutelarla en su carrera artística, ganándose así su confianza. En su declaración, Jane describió a Maxwell como “un poco extraña y peculiar” al principio. La mujer, heredera del empresario de la comunicación británico Robert Maxwell y que afronta hasta 80 años de cárcel por los seis delitos que se le imputan, la engatusó hablándole de su vida sexual y, junto con Epstein, la llevó de compras a tiendas de lencería. La adolescente se hallaba entonces en un momento especialmente vulnerable por la muerte de su padre y la falta de recursos de la familia, además del desamparo emocional por parte de su madre. Tras sus primeras visitas a la mansión del magnate, antes de que empezaran los abusos, Epstein le dio dinero para su madre, contó ante el tribunal.
Un día, mientras hablaban de cómo proyectar la incipiente carrera artística de la joven, Epstein la agarró de la mano y la arrastró a una caseta de la piscina, donde la obligó a sentarse encima de él mientras se masturbaba. “Me quedé congelada de miedo, nunca antes había visto un pene. Estaba aterrorizada y me sentí sucia y avergonzada”, relató Jane al tribunal. Los dibujos que han trascendido de la sesión —los tribunales federales no permiten el acceso a las cámaras— muestran su rostro borrado, para impedir su identificación.
Fue, dijo, el comienzo de años de abusos sexuales. En varias ocasiones estuvo presente Maxwell, que solía mostrarse desnuda o en topless junto a otras chicas en la piscina de la mansión, y que a veces incluso participó en los hechos, según el relato de la joven, tocándole los pechos. También le enseñó cómo dar masajes eróticos al magnate. Preguntada por el comportamiento de la acusada en esas ocasiones, Jane respondió: “Yo diría que parecía muy casual, como si fuera todo muy normal, como si no fuera gran cosa”.
La defensa intentará desmontar la versión de Jane basándose en el tiempo transcurrido desde los hechos y las probables lagunas o distorsiones de su memoria, en su condición de actriz –que supuestamente estaría interpretando un papel ante el tribunal—, y en el propósito verdadero de su declaración como víctima, que no sería otro que beneficiarse del fondo de compensación, con una dotación de cinco millones de dólares, que se constituyó a raíz de la detención y muerte de Epstein, que se suicidó en su celda en el verano de 2019 un mes después de ser detenido. Ghislaine Maxwell ha defendido en todo momento su inocencia durante el año largo que lleva en prisión preventiva.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.