Ana Redondo, la ministra sorpresa para el feminismo
La nueva titular del Ministerio de Igualdad, desconocida para el movimiento feminista, ha sido cercana al colectivo LGTBI desde sus distintas responsabilidades políticas en Castilla y León
Ha sido el último nombre en conocerse y el más desconocido: la socialista Ana Redondo García (Valladolid, 57 años) será la cabeza de un ministerio que supuso el mayor punto de fricción en la coalición saliente y ha provocado un tsunami interno y externo, político y social: el de Igualdad. Su nombramiento puede ser una respuesta a esas turbulencias —las consecuencias de la ley del solo sí es sí, las rebajas de penas y excarcelaciones a reos de delitos sexuales, y el debate en torno a la ley trans abrieron la mayor de las heridas entre el PSOE y Unidas Podemos—, y a la “necesidad”, dicen fuentes socialistas, de un periodo de calma en torno a una cartera que históricamente, sin importar quién la haya ostentado cuando ha tenido entidad propia, ha estado bajo la lupa. Doctora en Derecho Constitucional y profesora en la Universidad de Valladolid, este curso había vuelto a dar clases en la Facultad de Derecho tras varios años centrada en la política local, de donde viene. Dicen quienes la conocen que tiene una formación “sólida” y es “dialogante y constructiva”. También habla de su nombramiento quien no tenía su nombre en el radar: el movimiento feminista.
Anónima entre teóricas y expertas del feminismo, la sorpresa se ha extendido por una elección que, de forma generalizada, califican de “perfil bajo”. Para quien no es anónima es para el partido, con cuya confianza cuenta desde hace años. Tampoco es la primera vez que su nombre suena alrededor de una cartera. La oportunidad ministerial le llega después de rechazar en 2018 la oferta de Cultura, que previamente había declinado su compañero de gabinete municipal y ahora nacional, Óscar Puente (nuevo ministro de Transportes) y que acabó aquel año en manos de Màxim Huerta.
Hace unos días, Félix Bolaños (ministro de la Presidencia de nuevo, a lo que ahora sumará Justicia) le preguntó por su disponibilidad y ella dijo sí. Redondo, en declaraciones a Europa Press, ha dicho sentirse “feliz y emocionada” para esta área “clave y transversal”, para la que se siente con “ganas de empezar, muy ilusionada, emocionada y nerviosa”, y ”muy orgullosa de pertenecer a una cadena de luchadoras y feministas” que ha hecho que España se haya convertido “en un referente en materia de igualdad”.
Redondo, de trato fluido con los medios, ostentó durante ocho años la concejalía de Cultura y comandó el festival de cine Seminci. Su exdirector Javier Angulo, buen conocedor de la ahora ministra tras años de contacto en la gestión del evento, celebra el nombramiento de “una mujer que vive todo de manera apasionante y pasional, muy abierta, colaborativa y abierta a atender a todo el mundo”. Angulo recuerda que con ella como concejala se creó la Espiga arcoíris, un reconocimiento cinematográfico LGTBI, y que también ha apoyado firmemente el festival Cinhomo, específico del colectivo. “Tiene una personalidad muy fuerte, no se va a dejar amilanar, es una mujer muy política y creo que la eligen por ello”, sospecha Angulo.
El puesto en el Ayuntamiento, donde ha ejercido como figura leal al exalcalde Óscar Puente, lo ocupó tras fajarse en la portavocía del grupo socialista en las Cortes de Castilla y León. El europarlamentario Iban García del Blanco, compañero de Redondo durante años, la define como alguien “extraordinariamente preparada, formada y cabal”; cree que su perfil “constructivo y de diálogo, pero al mismo tiempo de mucha convicción y combativo”, es el indicado para una época que “necesita serenidad, más pedagogía y menos confrontación”. Del Blanco asegura que sin tener una proyección nacional, Redondo siempre ha tenido un perfil “feminista” y “se ha movilizado mucho en batallas en el pasado, en las Cortes castellanoleonesas”. Ha sido, sobre todo, cercana al colectivo LGTBI.
Según Yolanda Rodríguez, responsable de la asociación Fundación Triángulo de Valladolid, ejercerá esa experiencia para transmitir las propuestas de una cartera tan sensible como Igualdad. “Es una persona cercana, con un discurso mucho más amable que el que tenía ahora Podemos, con una cartera que ha tenido muchos problemas por la ley del solo sí es sí, o por declaraciones de Irene Montero”, sostiene la activista. La presidenta de esta entidad feminista y proLGTBI reconoce su “sorpresa” por el nombramiento y valora “su apoyo incuestionable a los derechos LGTBI” y su capacidad para transmitir, que aprecia esencial para defender al Gobierno de los ataques de la oposición: “Los temas de Igualdad son espinosos para algunas opciones políticas, si se tratan de forma más didáctica o cuidando mejor los mensajes, sin confrontación, ayuda a limar las asperezas que han dinamitado la labor del Ministerio de Igualdad esta legislatura”.
Todo lo ocurrido en torno a Igualdad, y al feminismo, en los últimos cuatro años ha tenido que ver con la designación de Redondo. El malestar interno entre las filas socialistas por entregar la cartera a Podemos cuando se formó la coalición; los debates en torno a la ley trans, lo que el Gobierno llamó “las consecuencias indeseadas” de la ley de Libertad Sexual y la escisión de parte del movimiento feminista por, entre otras cuestiones, las dos anteriores; por las polémicas que de forma intermitente han suscitado las declaraciones de distintas figuras del ministerio, como la hasta ahora ministra, Irene Montero, o la secretaria de Estado, Ángela Rodríguez; y también la polarización política y social y la expansión de un discurso antifeminista que capitaliza Vox y que se propaga entre una población cada vez más joven. Una combinación de factores que ha hecho de los últimos cuatro años los más explosivos del feminismo, aunque también en los que se han producido enormes avances legislativos y sociales que deberán ahora tener recorrido, desarrollo y consolidación.
Para eso y por eso, la secretaria de Igualdad del PSOE, la leonesa Andrea Fernández, valora a Redondo por su “perfil político y más tranquilo, es una socialdemócrata de Castilla y León que se va a sentar a trabajar”. Fernández sabía que el nombre se encontraba entre las opciones para el alto cargo, aun así reconoce su sorpresa por la designación y apunta también a su perfil más veterano tras una etapa donde, como por muchas otras cuestiones, también hubo quien atacó a Irene Montero, de 35 años, por su juventud. Redondo se posiciona, de alguna forma, como el contrapeso a lo que ha significado Montero estos últimos cuatro años.
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