Vidar Helgesen, subdirector de la Unesco: “Necesitamos rescatar los océanos para salvar el planeta”
El responsable de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental alerta de que es necesario tener un sistema capaz de controlar en tiempo real qué sucede en los mares con la temperatura, la biodiversidad y la sobrepesca
Los mares y océanos han sido durante muchos años invisibles en la crisis climática. La capacidad reguladora del clima de esta gran masa de agua y su función nutritiva en la humanidad están cambiando a un ritmo vertiginoso por el aumento de las temperaturas, la sobreexplotación de la pesca y las grandes agrupaciones de basura que se forman en los mares del mundo por las corrientes marinas. Este panorama dramático se está tratando en Barcelona estos días, donde la Unesco ha organizado la Conferencia del Decenio de los Océanos.
Vidar Helgesen (55 años, Noruega), subdirector general de la Unesco desde hace poco más de un mes y responsable de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental, está en el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB). Abogado de formación, ha ejercido de ministro de Medio Ambiente y Clima en Noruega y ha sido director general de la Organización de la Fundación Nobel. Su labor diplomática y su lucha por la preservación del medio ambiente le abrieron las puertas de la Unesco.
Pregunta. La Conferencia del Decenio de los Océanos busca que los mares del mundo sean limpios, saludables y resilientes utilizando la ciencia como pilar fundamental. ¿Cuál es el reto más urgente y cuáles son los objetivos que marca la Unesco para 2030?
Respuesta. Es difícil decirlo. Todos están interrelacionados. No podemos escapar de los veloces efectos del cambio climático en los océanos. Tenemos que rescatarlos porque los necesitamos para salvar el planeta. La Conferencia del Decenio de los Océanos no trata solo de que los científicos se reúnan. Movilizamos a la ciencia, la política, la filantropía y las empresas para ampliar nuestros conocimientos y saber cómo, cuándo y dónde actuar.
P. ¿Cómo definiría el momento actual que atraviesan los océanos?
R. Es dramático. Los efectos de la contaminación por los plásticos, la pesca ilegal o la industria agrícola no son uniformes. Europa se está calentando dos veces más rápido que la media mundial y, el Ártico, cuatro veces más. Hay que seguir sumando esfuerzos e inversiones para aumentar los mecanismos de control para afrontar los problemas que lo están provocando, como la sobrepesca.
P. El año 2023 ha sido el más cálido en la historia. Las cifras de varios centros de investigación como la Escuela de Ciencias Marinas, Atmosféricas y Planetarias de la Universidad de Miami revelan que llevamos 400 días consecutivos de récord en las temperaturas oceánicas. ¿Cómo repercuten estos episodios a los ecosistemas y a las comunidades costeras?
R. De varias maneras. Una es que los ecosistemas se desplazan. Las altas temperaturas están promoviendo migraciones de peces en zonas costeras donde antes no ocurrían y dependen de la pesca. Por ejemplo, en mi país (en el Ártico) se ha encontrado bacalao mucho más grande procedente del Atlántico por las altas temperaturas. Los científicos creen que pueden desaparecer a largo plazo. El blanqueamiento de los arrecifes de coral, que está generando problemas en la biodiversidad, es otro ejemplo. Necesitamos mejores sistemas de observación para ver lo que está pasando en tiempo real.
P. Hay científicos que han alzado la voz ante un posible colapso de la corriente marina AMOC, que regula el clima templado en Europa. ¿Qué probabilidades hay de que suceda?
R. Es una de las grandes incertidumbres. Es posible evitarlo si emprendemos una acción climática eficaz y enérgica. Pero si continuamos con la trayectoria actual de emisiones de gases tendrá consecuencias dramáticas, aunque no sabemos del todo cuáles.
P. La sobreexplotación de la pesca es otro de los puntos que tratan estos días en Barcelona y uno de los mayores problemas de los océanos. ¿Qué se puede hacer en esta materia?
R. Primero, escuchar las evaluaciones de la ciencia, que determinen cuántas capturas y dónde se pueden realizar. Y luego traducir esa ciencia en políticas que se cumplan con un control estricto. A los pescadores debería interesarles este seguimiento que se puede hacer por satélites o cuando desembarcan en el puerto. Porque si se captura más cantidad este año, habrá menos peces en el siguiente.
P. El Gobierno español avistó hace un par de años a embarcaciones marroquíes utilizando unas redes kilométricas para pescar en la zona más occidental del Mediterráneo. Sistemas de pesca que están prohibidos en Europa desde 2002 y, en Marruecos desde 2022, que son letales para muchas especies marinas.
R. Es la parte más difícil de una buena gestión pesquera: el cumplimiento. Es necesario un gran mecanismo de control y de ejecución. Las nuevas tecnologías lo hacen más fácil porque se puede observar por satélite, sistemas GPS, drones... Pero también es necesario tener la capacidad de intervenir en lo que está ocurriendo y exigir responsabilidades por infringir la ley.
P. ¿Qué proponen para lograr una cooperación internacional que salve los océanos, los mares y los ecosistemas marinos del cambio climático?
R. Aunque el mundo actual está polarizado, hemos asistido en los últimos años a una serie de logros muy importantes en el ámbito oceánico, como el Acuerdo de París para el cambio climático o el de la Organización Mundial del Comercio para acabar con las subvenciones que contribuyen a la sobrepesca en muchos países. Son signos de que el mundo es capaz de unirse incluso cuando hay conflictos que desafían la cooperación internacional. Más cuando todos tenemos la responsabilidad de señalar cuáles serían las consecuencias del cambio climático en la biodiversidad y en el coste de la vida. Estamos dañando la capacidad de producción, habrá más escasez de alimentos y seguirán subiendo los precios de los alimentos.
P. En el mar se agrupan toneladas de vertidos y residuos de plásticos. ¿Cómo puede dejar de ser el mar un vertedero de estos polímeros?
R. Es otro de los grandes problemas en nuestra relación con el océano. Es complicado porque partimos de la base de que la producción de polímeros se va a duplicar de aquí a 2045. Los gobiernos deben plantear cómo son en la práctica los modelos de producción de sus países y cuáles son las principales fuentes de contaminación por plásticos. No existe todavía una visión global de la magnitud de esta contaminación por plásticos que perjudica gravemente la vida marina.
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