ChatGPT ya tiene plaza fija en la universidad: “Desde que lo uso, pienso menos por mí misma”
Dos años después de su irrupción en la sociedad, la IA generativa está completamente extendida en las aulas, con los profesores divididos sobre su uso
“Desde que lo uso, pienso menos por mí misma y me esfuerzo muchísimo menos. Yo tengo cualquier cosa que hacer y me voy a preguntar a ChatGPT, ni lo intento entender yo”, confiesa Sofía, una alumna que está cursando los primeros años del Grado de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid. Como ella, muchos estudiantes utilizan en sus cursos la herramienta de OpenAI, que cumplió dos años hace escasos días. Su uso extendido entre el alumnado, y a veces sin control, preocupa y frustra enormemente a una parte del profesorado. Con una formación autodidacta sobre el manejo de ChatGPT, Sofía asegura que le ha ayudado a aprobar trabajos y asignaturas en los dos últimos años, aunque “en general, no ha aprendido mucho”. Un paseo por la universidad madrileña recabando impresiones demuestra hasta qué punto se ha normalizado el uso de la inteligencia artificial (IA) en las aulas.
Nicolás es un alumno de Historia que también utiliza ChatGPT para sacar adelante sus estudios. Él se enteró de que existía la herramienta a través de compañeros de clase, pero no la empezó a usar hasta un tiempo después. “Me quise resistir porque al principio no me fiaba, y luego vi lo útil que era y que era bastante fiable”, asegura. Desde entonces, lo usa para buscar fuentes y bibliografía “casi las mismas veces” que el buscador de Google. “Para mí, supera a Wikipedia, es más sencillo de usar y acabas encontrando cosas que buscando por tu cuenta, ya sea por falta de información o formación, no acabaría encontrando”, comenta.
@elpais “Desde que lo uso, pienso menos por mí misma y me esfuerzo muchísimo menos. Yo tengo cualquier cosa que hacer y me voy a preguntar a Chat GPT, ni lo intento entender yo”, confiesa Sofía, una alumna que está cursando los primeros años del Grado de Periodismo. Como ella, muchos estudiantes utilizan en sus cursos la herramienta de OPEN AI, que cumplió dos años hace escasos días. Su uso extendido entre el alumnado, y a veces sin control, preocupa y frustra enormemente a parte del profesorado. Profesores y alumnos relatan el uso de Chat GPT durante estos dos años en la universidad 📹️ Jorge Hernández de la Mata #chatgpt #universidad #españa #profesores #alumnos #CapCut
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Jorge es otro alumno de Periodismo que también utiliza la IA, aunque solamente para iniciar los trabajos. “Yo lo uso para el miedo del primer párrafo en blanco, te ayuda, te da un punto de apoyo para empezar a hilar por tu cuenta tus ideas”, describe. Christian, que está en su mismo curso, asegura usarlo del mismo modo. “Igual no vale para hacer un trabajo entero, pero sí para esa primera idea del trabajo”, comenta. También coinciden en que no consideran a ChatGPT como fuente de aprendizaje.
Profesores a favor y en contra
En esa línea se encuentra Soledad Segoviano, profesora de Relaciones Internacionales de la Complutense. A pesar de la creciente popularidad de ChatGPT, Segoviano se enteró de que existía tras una charla en su facultad. “Un comerciante que vino a dar una charla empezó a hablar sobre IA. Les preguntó, ‘chicos sed sinceros: ¿cuánta gente utiliza ChatGPT?’ Toda la sala levantó la mano. Me quedé espantada”. Segoviano sigue la corriente de escepticismo entre el profesorado sobre la herramienta: “Facilita el plagio y el poco esfuerzo. A la larga, neutraliza la creatividad”, asegura al mismo tiempo que confiesa haber cambiado la forma de pedir trabajos a los alumnos. “Ya no sabes ni cómo hacer las preguntas, me parece un fraude”, afirma tajante.
No todos los profesores están en contra. Es el caso de Pedro Alonso, profesor de Empresa Informativa, que relativiza el uso de la IA entre los alumnos: “Si lo usas bien, puedes ir el doble de rápido. Si tú estás pagando una carrera, para hacer una asignatura y que te atienda un profesor, y tú los trabajos los estás haciendo con ChatGPT, estás perdiendo el tiempo”. Además, es partidario de cambiar otros aspectos antes que prohibir estas herramientas. “No se trata de montar un régimen oficial para ir contra ChatGPT ni de broma. Se trata de meter en los alumnos y estudiantes unos principios, de querer ellos por sí mismos hacer las cosas que les mejoren”, argumenta.
Incluso hay algunos profesores que utilizan la IA para dar clase. Gabriel Rodríguez es profesor de Formación Profesional de Programación en Sevilla y asegura que le ayuda a planificar sus clases. “Yo tengo lo que voy a dar cada día temporizado en un calendario, entonces pregunto a ChatGPT ‘¿falta algo más que dar?’ y me recuerda algo que se me ha pasado”, explica.
También enseña con IA a partir del segundo curso, porque en el primero prohíbe el uso de ChatGPT. “Yo primero necesito que el alumno aprenda a pensar en cómo hacer las cosas. Y en el segundo curso, que en seis meses va a trabajar, quiero que aprenda a producir y potenciar su rendimiento con IA”. Es partidario de usar la herramienta en la educación, pero después de motivar al alumnado a pensar antes que “utilizar la IA sin esfuerzo”. Y pone un ejemplo: “Yo ya he hecho mi algoritmo. Ahora quiero preguntar a ChatGPT cómo puedo mejorarlo. Y ya, según la respuesta que te dé, cuestionarlo, pedir que te lo explique de mejor manera o explicar qué errores has podido cometer”.
Parte del alumnado, concienciado
Ya hay parte del alumnado que toma los consejos del profesorado y expertos de la materia para usar la IA de forma sensata. Valentina está haciendo un doctorado y también utiliza ChatGPT. “Necesita un uso consciente”, asegura. “Me ayudó a conseguir mis objetivos haciendo preguntas y respuestas, y con lo que iba obteniendo podía reflexionar, y al mismo tiempo volver a preguntar y construir conocimiento a través de esa información”, narra al respecto.
Nadia está haciendo un Máster en Ingeniería de Caminos. Asegura que usa IA para corregir y ordenar sus redacciones: “Ha hecho mi forma de estudiar más eficiente. Antes pasaba mucho tiempo buscando en páginas web información, y ChatGPT te lo simplifica”. Ella asegura que la herramienta le ha hecho ver que “está curtida” para poderla usar porque “ha pasado ese proceso de búsqueda de fuentes por sí misma”. También da clases particulares a niños de cuatro años, y advierte de ese peligro de la herramienta: “Al dártelo todo mascado, es posible que no despierte tu curiosidad en buscar las cosas”.
Jorge y Christian, estudiantes de periodismo, también son conscientes que ChatGPT es un arma de doble filo. “A corto plazo te hace las cosas en un momento, pero los objetivos académicos los cumples más si los haces por ti mismo”, dice Christian. “Lo que ayuda es hacer todo el proceso, esforzarte por entenderlo tú mismo y también utilizar ChatGPT para ello”, zanja Jorge.
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