Fernando Aramburu: “El cartel de ‘Patria’ me parece un desacierto”
El autor de la novela en que se basa la esperada serie de HBO España comenta la imagen promocional, acusada de equiparar el dolor de víctimas y de terroristas
Patria, quizá la serie española más esperada del otoño, estrenó el martes su primer gran cartel promocional. de cara a su estreno el día 27. Horas después, el nombre de la serie, que aborda la huella del terrorismo etarra en la sociedad vasca, era uno de los asuntos más comentados en las redes sociales. Ayer por la mañana, se había convertido en la polémica del día, un revuelo de proporciones pocas veces vistas en el mundo de la ficción televisiva, salvo cuando, inevitablemente, se trata de ETA en el contenido. Numerosos tuiteros calificaban a la producción de “proetarra” e instaban a unirse a la etiqueta #CancelaHBO. El presidente del PP alavés, Iñaki Oyarzábal, escribió: “Este cartel es una vergüenza y un insulto”. Y la vicesecretaria general de Organización popular, Ana Beltrán, fue más allá: “Pedimos la retirada de este cartel, que falta a la verdad, blanquea el discurso de ETA, equipara a víctimas con verdugos y humilla a los asesinados, heridos, secuestrados y extorsionados por la banda”.
Fernando Aramburu, autor de la novela en la que se basa la serie y quien había tuiteado una imagen del cartel el día anterior con la frase “Madrid, hoy, ahora”, alimentó la polémica con una entrada en su blog: “Me parece un desacierto”.
El cartel consta de dos imágenes. En la izquierda está Bittori, la protagonista de la historia, sosteniendo el cuerpo de su marido, Txato, cuyo asesinato por ETA actúa como detonante de todo el drama. La viuda agarra el cadáver con los brazos y la cara congelada en un gesto de dolor e impotencia. Es la imagen más conocida de la larga promoción de la serie: fue la que se vio en la primera presentación en el Festival de San Sebastián hace un año.
La imagen de la derecha está también estrechamente asociada a la ficción. Muestra a un hombre desnudo en el suelo de una comisaría: también tiene gesto de intenso dolor y parece haber sido torturado mientras, de fondo, tres personas —con aspecto de policías de civil— mantienen pose de charla banal. Basta con ver el vídeo al que pertenece, publicado en febrero, para saber que están charlando de sus hijos y lo malo que está el café. Fue el último vídeo que salió antes de que la pandemia llevara a HBO España a retrasar el estreno de su serie de mayo al 27 de septiembre.
Yuxtaponer estas dos imágenes ya conocidas, sin embargo, llevó a varias personas a encontrar en el cartel una declaración de equidistancia, casi una cortesía con los terroristas de ETA, una comparación del sufrimiento del asesino con el del asesinado. Algunos replicaban con un mensaje de la cuenta oficial de los eurodiputados de Vox: “Este cartel miserable es el triunfo del discurso de Podemos, Zapatero y Otegui”. Las dos imágenes ocupan lo mismo y están compuestas de forma parecida, con la víctima en el centro y el mundo, indiferente, alrededor. Víctima y verdugo, en paridad visual.
Aramburu salió en defensa de la serie pero criticó el cartel: “A diferencia de numerosos opinantes precipitados, he visto los ocho capítulos de la serie. Hay en dichos capítulos una o dos secuencias que me chirrían; pero la trama es en líneas generales próxima a lo que yo narré en mi novela, con una clara línea divisoria entre quien sufre y quien hace sufrir; al mismo tiempo, con un nítido propósito de mostrar la circunstancia humana de cada uno de los personajes”.
Pero añadió: “[El cartel] incumple una norma que yo me impuse cuando escribí mi libro: no perder de vista el dolor de las víctimas del terrorismo, tratarlas con la empatía y el cariño que merecen”.
La novela no habla de dos bandos. Retrata dos caras de una moneda, que no son víctimas y terroristas como se ve en el cartel de marras, sino sus allegados. Es decir, miembros de la misma sociedad; partes de un todo indivisible y envenenado; dos familias obligadas a convivir por la historia y el pueblo que comparten. Una es la de Bittori, donde hay un muerto; la otra, la de su antigua mejor amiga, Miren, donde hay un terrorista.
HBO España respondió a la polémica con un único comunicado: “Cuando tratamos temas complejos en nuestras series, confiamos en el buen criterio de nuestra audiencia para juzgarlas una vez las han visto en su totalidad”.
EL PAÍS intentó sin éxito que HBO España y Aramburu dieran su opinión sobre el posible boicot a Patria. El cineasta Borja Cobeaga pasó por una experiencia similar cuando el cartel de su película, Fe de Etarras, hecha para Netflix, suscitó reacciones idénticas en 2017. “Hubo una asociación de guardias civiles que puso una denuncia ante la Fiscalía porque decían que el cartel estaba situado cerca de donde había habido atentados de ETA, y que el rojo del título era la sangre de las víctimas”, recuerda al teléfono. “Lo que pasó es que en cuanto se vio la película la polémica desapareció. La mirada del cartel está en quien lo ve”, indica. En un año plagado de estrenos sobre ETA, no es la primera serie de la que se pide el boicot por “proetarra”. La línea invisible, de Movistar +, suscitó esa respuesta a una escala menor.
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