Un funeral y una herencia conflictiva: ‘Cuéntame’ empieza a despedirse de su público con el inicio de su temporada final

Siete episodios, siete años y siete personajes que dicen adiós a su audiencia. Cuéntame comenzó el domingo a despedirse con la proyección en el Festival de San Sebastián del primero de los capítulos de su breve temporada final. Buena parte de su elenco y creadores acudieron al teatro Victoria Eugenia donde ocurría el preestreno o, según se mire, el entierro de la serie. Al encenderse las luces, hubo lágrimas y aplausos en las butacas, ocupadas por un puñado de los millones de seguidores que llevan más de 20 años observando el devenir de España a través del de una familia a menudo muy parecida a la suya.

La ficción ha abarcado cuatro décadas de cambios sociales, como el avance de los derechos de la mujer y los de la libertad de expresión. Pero para María Galiana, la abuela de los Alcántara, lo que Cuéntame ha conseguido es una síntesis muy difícil: que la familia represente un equilibrio. “Los conservadores nos veían extremadamente progresistas y los progresistas nos veían muy conservadores. Estábamos mostrando una realidad palpable, el rebujón en el que estamos todos metidos”, cuenta poco antes del encuentro con el público la actriz andaluza, que trabajó durante años como profesora de Historia. Al final, todos los espectadores se han sentido identificados, analiza. “Hay una generación que ha visto en la serie lo que ha vivido y otra que ha visto justo lo que no ha vivido. Esa ha sido la clave de nuestro éxito”.

Esta última tanda de episodios llegará a La 1 entre finales de 2023 y principios de 2024. Sus tramas cubrirán en concreto del año 1994 al 2001, justo el momento en que la ficción comenzó a emitirse en la cadena pública. De hecho, se estrenó dos días después de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York. La mudanza del personaje de Carlitos a la Gran Manzana permite que la serie haga en estos capítulos restantes un guiño continuo a las Torres Gemelas en una temporada que va a plantear un permanente juego metarreferencial. Y que ha provocado que Ricardo Gómez, quien se ha dedicado en los últimos tiempos a otros proyectos, vuelva al lugar desde el que todo un país le vio crecer.

Cada episodio estará centrado, a modo de despedida, en uno de sus personajes principales, los miembros de los Alcántara: el matrimonio de Mercedes y Antonio, la abuela Herminia y los hijos Toni, Inés, Carlos y María. El primero, titulado Mercedes: la fuerza, sitúa desde el primer momento a la familia en un nivel máximo de tensión y drama, que va a ir desarrollándose en las seis entregas restantes, en las que habrá un funeral y una conflictiva herencia. Se centra en la madre de la familia, “represente de esa fuerza femenina, esa inteligencia, capacidad de superación y generosidad de tantas mujeres. Ella empezó siendo una esposa que llega del pueblo para apoyar a su marido, con una educación justa. Pero que termina estudiando una carrera, creando un negocio propio y conciliando con algo lo que todavía hoy las mujeres tenemos que lidiar, unir la vida familiar y la profesional”, dice Ana Duato, quien la interpreta en pantalla. Este final dividido en siete partes es también el retrato de tres generaciones de mujeres: “Herminia, la madre de Mercedes, le sirve de aliada y su hija Inés, que es una revolucionaria, es quien le abre los ojos al mundo y a los cambios sociales”, comenta la protagonista.

Son capítulos pensados para contentar a los fanáticos de la serie, avanza su director Óscar Aibar ante la audiencia de San Sebastián. Desde la sintonía hasta la selección final de grandes momentos de su personaje central, cada entrega supone un homenaje a la intrahistoria de esta ficción. Además de la despedida de los Alcántara, se percibe en estas últimas escenas una segunda lectura, la del adiós de unos actores a su alter ego y a los compañeros con los que han formado parte de una familia interpretativa, comenta Pablo Rivero, quien ha encarnado en este tiempo al hijo mayor de la saga. “Los guionistas nos conocen mucho como actores, han hecho un viaje con cada personaje en el que han pulsado las teclas adecuadas”, argumenta.

Tras más de 400 episodios grabados, María Galiana reconoce que ha habido rachas de guiones que considera flojos. “A veces, hemos tenido que sacarlo adelante con calzador”, admite sin reparos. “Es que hemos hecho temporadas de más de 20 capítulos, cuando ahora las series hacen 8 o como mucho 13″, sale al rescate Rivero. “Pero esta temporada es uno de esos momentos inspirados de los escritores y los actores”, concede ella. El elenco celebra que Cuéntame no se haya despedido a la francesa, ya que finalmente TVE le ha dado la oportunidad de concebir un final para cada uno de sus protagonistas. “El público que nos ha acompañado durante tantos años merecía un cierre a la altura”, comenta Duato.

La joven Carmen Climent, la última en llegar al elenco interpretando a María, la hija pequeña del clan, ha aprendido parte de la historia de España recreándola en la serie. En estos capítulos finales, su trama se conecta con el asesinato de Miguel Ángel Blanco de 1997, cuando la actriz vasca tenía poco más de un año. Sus padres le han contado lo que vivieron durante esos días, explica ella misma.

Mucho más que el franquismo

Como se recuerda a menudo, el guion del primer piloto de Cuéntame estuvo rondando durante años por los cajones de las televisiones españolas. Ironías de la vida, a la serie le costaba encontrar cadena porque a sus directivos no podían imaginar que al espectador de la España bipartidista le interesara seguir una serie que abordaba el franquismo. Consideraban que era un asunto que quedaba muy lejos de las preocupaciones del ciudadano medio. “Nosotros les decíamos que el proyecto era mucho más que rememorar el franquismo”, cuenta Cristina Lago, de Ganga, la productora de la serie.

En este tiempo, como en todas las familias, ha habido también polémicas y discusiones, en especial protagonizada por sus actores. El fin definitivo de Cuéntame, al menos de momento, supone cerrar una larga etapa que, una vez terminada, no ha dejado un vacío en Ana Duato. “El día después del fin de la grabación me sentía muy plena; satisfecha por el trabajo cumplido”, defiende.

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