‘The Regime‘: la dieta Winslet
Con Kate Winslet como plato principal, muchos nos comemos lo que sea. El problema es que mientras uno ve ‘The Regime’ no sabe qué se está comiendo
Después de El menú, toca El régimen. No me refiero a la dieta en la que muchos caemos tras una comilona, sino a la miniserie The Regime, creada por Will Tracy, guionista de Succession, Last Week Tonight With John Oliver y de la película ya citada en la que una pareja viaja a una isla para disfrutar de una peculiar experiencia gastronómica.
The Regime (HBO Max) no va de cerrar el pico, como me recomendó a mí una vez un monitor del gimnasio como ejercicio principal para recuperar el vientre plano. O bueno, sí va de cerrar el pico, pero en otro sentido, porque cuenta las vicisitudes de una autocracia venida a menos en un país inventado de Centroeuropa. La tirana es Kate Winslet. Y claro, con ella como plato principal, muchos nos comemos lo que sea.
El problema es que mientras uno ve The Regime no sabe qué se está comiendo. Pretende ser una sátira política, pero hoy, cuando la realidad política rebosa parodia sin necesidad de que la filtre un guionista, hay que currarse mucho las sátiras para que nos resulten más mordaces y afinadas que el menú que a diario nos sirve el periódico.The Regime es genérica y vaga en su crítica, y no encuentra su tono. Pretende retratar a unos personajes desequilibrados, bobos e interesados, pero parece olvidar que por muy estúpidas que sean a veces las manos en las que caemos, la perspectiva desde la que uno las cuenta no puede rebajarse a ser tan ramplona como sus protagonistas.
Ni siquiera es original al colocar a una estrella ampliamente querida en el papel de una villana al frente de un país distópico: Ya disfrutamos de Emma Thompson en Years and Years. Y después de siete gozosas temporadas de Veep, que una mujer protagonice una sátira política tampoco marca la diferencia per se. Cuanto más veo de The Regime, más echo de menos a Armando Iannucci, que también supo hacernos reír con su disección de la paranoia previa a la caída de un dictador en La muerte de Stalin.
Sorprende que la serie de alguien fajado en el programa que mejor analiza la actualidad desde la comedia, la media hora semanal de John Oliver, sea tan perezosa. Y entristece que tantos buenos ingredientes —dirigen Stephen Frears y Jessica Hobbs, en el reparto se encuentran también Hugh Grant y Martha Plimpton, la banda sonora es de Alexandre Desplat— no compongan un buen menú.
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