Silvia Intxaurrondo: “Me encantaría que Feijóo volviera al programa, está invitadísimo”
La periodista de ‘La hora de La 1’, recién estrenada escritora, mantiene una cruzada contra la desinformación. “Si los pseudomedios creen que voy a dar un paso atrás, lo llevan crudo”, defiende

Como entrevistadora, Silvia Intxaurrondo (Barakaldo, 45 años) se sabe todos los trucos. Y calcula cada palabra cuando está al otro lado del frente. Impertérrita dentro y fuera de las cámaras, no pestañea ante los ataques machistas, los prejuicios o el ser señalada por unos y premiada por otros. Ella, dice, es periodista y nada más. “Vengo de un pueblo donde la gente ha tenido que apretar los dientes y trabajar duro para salir adelante. Fui la primera mujer de mi familia que fue a la universidad. Desde pequeña, tuve claro que no podía fallar”, reconoce. Al escribir resulta tan dura como en la tele. Lo reflejan algunas escenas de Solas en el silencio (HarperCollins), su primera novela. En ella, aborda la violencia silenciosa que sufren las mujeres. Y leerla revuelve el estómago.
Pregunta. ¿Por qué quería escribir esta historia?
Respuesta. Estaba preparando unos informes de vivienda para el programa y me puse a buscar cuánto valía el metro cuadrado en distintos lugares de España. En el pueblo de mi padre, Sopuerta (Bizkaia), me salió un piso igual que el de mis abuelos. Del descansillo de ese edificio surgió la historia de estas mujeres.
P. Una de ellas, Basilia, es maltratada por su marido. ¿Cuál es su conexión?
R. Le debo el libro a Basilia. Es soberbia, pisa fuerte y, aparentemente, también pisa a sus vecinos del pueblo, pero desmonto todos los prejuicios hacia ella. Mis personajes femeninos sufren un entorno hostil que calla porque es más cómodo. Si no levantamos ese velo de silencio, seguirá cubriendo la violencia.
P. Como periodista, no se calla. Demandó a El Mundo tras una información que vinculaba su renovación con la entrevista a Alberto Núñez Feijóo durante la campaña de las generales. ¿Por qué se lanzó a esta cruzada?
R. Porque han mentido... El derecho de rectificación tiene unas normas muy claras. Les pedí que publicasen mi versión en las mismas condiciones, pero fueron cambiando poco a poco el texto en distintas horas y días. Rectificaron, pero de forma torticera. Es una cuestión de orgullo.
P. Como incluyeron su versión en la noticia, la jueza no le ha dado la razón. ¿Hasta dónde va a llegar?
R. Hasta donde sea necesario. Tengo tiempo y paciencia. La jueza considera que, con esos cambios paulatinos, han rectificado, pero no estoy de acuerdo y por eso he recurrido. Lo peor que puedes hacer con un bulo es dejarlo pasar. ¿Ves? ¡El silencio! Si miro hacia otro lado, publican lo que quieren... Ellos y una recua de pseudomedios que, durante mucho tiempo, antes de que empezase el programa, publicaban unas informaciones que harán que, a los que las han escrito, se les caiga la cara de vergüenza algún día. Lo hacían dos horas antes del directo, para provocarme una reacción.
P. ¿Y desestabilizarla?
R. Si buscaban eso, han tenido cero éxito... Primero, qué forma de perder el tiempo. Segundo, qué pena firmar eso como periodista. Y tercero, si estos pseudomedios piensan que se me va a mover una ceja o que voy a dar un paso atrás por lo que publican lo llevan crudo. Mientras pierden el tiempo en atacarme, escribo libros.
A mí no me ha escrito un político en su vida, las presiones indirectas son peores”
P. ¿Y no pierde la fe en la profesión?
R. No, porque me fijo en los compañeros que dicen: “Si esto le pasa a Silvia, mañana nos puede pasar a nosotros”. Son los que me hacen sentir esperanza. Los que no quieren ser parte del fango.
P. ¿Se siente cómoda cuando la dibujan como una musa del sanchismo o del Gobierno?
R. Mira, yo soy Silvia Intxaurrondo. Me levanto a las 3 de la mañana, me voy a trabajar, hago televisión, salgo y vivo mi vida. Soy periodista, nada más. Todo esto ocurre solo dentro de la M-30. Fuera de Madrid, se difumina por completo.
P. ¿Es difícil hacer periodismo político en este contexto de odio?
R. Todos los contextos son complicados. Es impresionante que nos dediquemos a desmontar una sandez de un tuitero que pone patas arriba la actualidad porque todo el mundo opina sobre eso. ¿Hemos perdido el norte? En vez de preguntarnos cuál es el objetivo de quienes hacen ruido, nos preguntamos por los decibelios.
P. Suele interrumpir a sus tertulianos para matizar y contextualizar sus opiniones... ¿Por qué lo hace?
R. Porque si veo que hay algo que puede confundir al espectador, digo: “Mira, esto es lo que ha pasado”. La información es la información y a partir de ahí que la gente opine lo que quiera.
P. ¿Silvia Intxaurrondo no opina?
R. Yo cuando opino, opino. Y digo: “Yo, personalmente, pienso que...”. Pero con el auto de un juez o un comunicado del Gobierno o de un partido no hay opinión posible.
Un partido que no viene a la televisión pública a dar explicaciones incumple su función”
P. ¿Le escriben muchos políticos o las presiones se las comen otros?
R. A mí no me ha escrito un político en su vida. El mayor ejercicio de presión no es que te escriba un político, es no tener los medios para sacar adelante una información. La precariedad es una de las armas más potentes para contarte las alas. Y las presiones indirectas también.
P. ¿Cuáles son las presiones indirectas?
R. La obligatoriedad de la equidistancia, es decir, incluir una opinión o un hecho a la misma altura que otro. Hace que la información se desvirtúe. Si un coche es rojo, es rojo. Pero si alguien dice que el coche es negro, no podemos darle voz. Están consiguiendo que nos cuestionemos la realidad que vemos. Ese es el tema.
P. ¿Cómo nos enfrentamos a los agitadores disfrazados de periodistas?
R. El primer paso es identificarlos y luego la gente que siga a quien quiera.
P. Pero, a la gente ya le da igual quién es periodista y quién no.
R. Cuando la gente busca la información no le da igual, sabe muy bien dónde tiene que buscarla. Otra cosa es el mal entretenimiento.
Si un coche es rojo, no podemos darle voz al que dice que es negro”
P. ¿Cree que al PP le compensa no ir a La hora de La 1?
R. Es la dirección nacional... Venir a un espacio de la televisión pública para dar explicaciones es su deber con los espectadores. El que no lo haga, incumple su función.
P. ¿Cuánto habrá que esperar para que vuelva a entrevistar a Feijóo?
R. Está invitadísimo, de verdad. Me encantaría que volviera. Todo el mundo tiene abiertas las puertas del programa. Todas las voces merecen ser escuchadas.
P. Basilia derribará los prejuicios de los que lean la novela. ¿Cuál es el que más pesa hoy sobre las mujeres?
R. El de la ambición es uno de los más potentes. Cuando un hombre quiere ascender es algo bueno y cuando una mujer quiere ascender es una trepa. Tenemos que pasar de ellos... Ahora estoy pensando ya en la segunda novela. Creo en el poder de las historias para cambiar la mente de la gente.
P. ¿A veces, más que el periodismo?
R. En algunos casos, sí.
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