‘Al contrari!’: la obra precaria que emociona más que una superproducción

Un teatro vacío o uno en ruinas son la misma cosa. Cuando no hay nada, la caja escénica no tiene ningún tipo de sentido. Con cuatro objetos y un par de sillas, ya tenemos algo. Habíamos prometido que volveríamos a hablar de Lluïsa Cunillé y Albert Arribas, que repiten en la cartelera barcelonesa con Al contrari!, ahora en la Sala Atrium. Otra rareza, como El gos, que reúne una de nuestras mejores dramaturgas con el director más riguroso de Cataluña. Las dos intérpretes merecen todas las loas: Antònia Jaume, extraordinaria actriz y una habitual del universo Arribas, y Berta Giraut —actriz, poeta y creadora—, que entra en este cosmos como un meteorito. Estas personas han nacido para encontrarse en este montaje. Gente rara, con personalidad y un punto de vista. Intérpretes extraterrestres en nuestro aburrido panorama escénico.

Una directora de un teatro de provincias yace en su despacho, como una loba herida en su guarida. Alcohólica, cansada, derrotada por la vida. La visitan un par de personajes estrafalarios: un escenógrafo realista que afirma haber triunfado en Alemania y una mujer políglota con un acento dudoso. Antònia Jaume interpreta un papel y Berta Giraut cuatro, en un ejercicio de fregolismo en directo y a la vista. Lo más peculiar de Al contrari! es la yuxtaposición de tonos: la directora nos habla desde el naturalismo y la introspección, siempre al borde de la lágrima. Los personajes de Giraut, en cambio, tienen acentos (valenciano, mallorquín e italiano) muy marcados, y su interpretación juega con la extrañeza y el distanciamiento. Giraut es nuestra Meryl Streep posdramática.

La precariedad emocional de los personajes se ve reflejada en la precariedad de la escena: Arribas solo necesita cuatro sillas y algunos objetos para que volvamos a tener fe en el teatro. Porque Al contrari! nos habla de la escena y de la política, de Ibsen y de naturalismo, de teatros municipales sin alma (ni programación estable) y de hermanas que no se comunican. La interpretación rara de Giraut combina muy bien con el vestuario y la caracterización de Manuel Mateos: esa peluca partida, ese abrigo de leopardo, esas lentejuelas. El espacio sonoro de Lucas Ariel Vallejos llena las transiciones de música de feria: ¿Nos encontramos en un circo o en el ayuntamiento? ¿Acaso no son la misma cosa?

Lluïsa Cunillé sabe muy bien que los teatros tienen combustiones rápidas, y que el tráfico de influencias caracteriza nuestra política, especialmente la cultural. Podemos afirmar, con el permiso de Xavier Albertí, que Albert Arribas se ha convertido en el nuevo director “oficial” de Cunillé, aquel que mejor la entiende y la traslada a escena. Añadiendo, además, una fina capa de humor e ironía que se agradece, acostumbrados como estábamos a una Cunillé fría y aséptica. Al contrari! es un canto a la magia precaria de la escena, y emociona más que muchas superproducciones con aparatosas escenografías hiperrealistas. Si un actor llama a vuestra puerta, dejadle actuar, por favor. Aunque sea en el rellano o en el recibidor de casa.

‘Al contrari!’. Texto: Lluïsa Cunillé. Dirección: Albert Arribas. Sala Atrium, Barcelona. Hasta el 4 de febrero.

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