‘L’imperatiu categòric’: profesora con cuchillo

“La palabra crisis significa oportunidad”, afirman los cursis y los vendehúmos. Esta frase podría ser perfectamente pronunciada por Xavi Sáez, actor que interpreta todos los papeles masculinos en L’imperatiu categòric, lo nuevo de Victoria Szpunberg en el Lliure de Gràcia. Una mujer reúne en sí misma varias crisis de nuestra contemporaneidad: supera los cincuenta, se acaba de separar y la echan de su piso. Para más inri, es profesora de ética en la facultad de Filosofía. Àgata Roca (gran acierto de reparto) protagoniza con aplomo la historia de una mujer perdida y en estado de derribo inminente, que empieza a sufrir unos extraños mareos y desmayos. La ciudad es Barcelona, una selva de expats y gentrificación, donde el derecho a la vivienda compite mano a mano con el derecho a la dignidad.

L’imperatiu categòric tiene algunos elementos en común con El peso de un cuerpo: si en aquel montaje Laia Marull ejercía de alter ego de la autora, aquí es Àgata Roca quien asume el peso de la obra. Como todas las mujeres pasados los cincuenta, nuestra protagonista adquiere una clarividencia envidiable y el superpoder de la invisibilidad. Roca empieza la función rompiendo la cuarta pared y hablando directamente a público, ficcionalizando la platea y convirtiéndola en su aula universitaria. Si en La dona fantasma ejercía de maestra de escuela, aquí es una profesora que se enfrenta a un grupo de mayores de edad, infantilizados al extremo por sus familias y por el propio sistema educativo. Lo más acertado de esta propuesta es su tono: aun hablando de temas tan serios como la precariedad de los profesores asociados o la crisis de la vivienda, Szpunberg los espolvorea con una fina capa de humor que les sienta de maravilla.

Àgata Roca, más británica que nunca, es la actriz ideal para mostrar su inteligencia acentuando una palabra o haciendo el gesto más sutil. A su lado, Xavi Sáez interpreta a todos los hombres que la rodean: compañeros de trabajo, posibles amantes, camareros y otros seres charlatanes y seguros de sí mismos. Hombres simples y heterobásicos, descritos por Szpunberg con cierto cariño y retratados por Sáez con empatía y compasión. Immanuel Kant, Walter Benjamin o Franz Kafka hacen acto de presencia, pero que nadie se asuste: L’imperatiu categòric no es un espectáculo para intelectuales, es una propuesta para todos los públicos que hace reír y sonreír en muchas ocasiones. Comedia filosófica y costumbrista, retrato generacional de una mujer en crisis del siglo XXI. Carmen Maura en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (Pedro Almodóvar, 1984), en versión profesora catalana de universidad.

La escenografía de Judit Colomer transforma, con acierto, el reducido escenario del Lliure de Gràcia en los múltiples espacios donde transcurre la acción. Mención especial merece la triste oficina que se convierte, alternativamente, en despacho del departamento, consulta de ambulatorio o comisaría de policía. Esas paredes desconchadas y esos pósteres viejos son el ambiente de trabajo de gran parte de la población. El vestuario de Joana Martí viste a la protagonista con la elegancia de los supervivientes y ayuda a definir cada personaje de Xavi Sáez con los mínimos elementos. El espacio sonoro de Lucas Ariel Vallejo también es dramaturgia: los acúfenos o la machacona música de los vecinos ayudan a comprender el estado mental de la protagonista. L’imperatiu categòric retrata nuestro presente con la crudeza de un cuadro hiperrealista, pero también hay un lugar para la esperanza. Por si acaso, no está de más llevar siempre un cuchillo en el bolso.

‘L’imperatiu categòric’. Texto y dirección: Victoria Szpunberg. Teatre Lliure, Barcelona. Hasta el 24 de marzo.

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