Cyrano asoma la nariz tras 27 años
Pere Arquillué encarna al gran personaje de Rostand con el que triunfó Flotats
"Filósofo, poeta, esgrimista y gramático y músico y también matemático; con su nariz y su espada amó mucho, no por su bien". Así se define para la posteridad el agonizante Cyrano de Bergerac, que antes de acudir a su cita postrera con la luna traza la última línea de su inigualable epitafio: "Lo hizo todo, todo, y no hizo nada".
Cyrano vuelve, vuelve con su melancólico cinismo, su gascona bravuconería (aunque era parisino), su afilado verbo y su locuaz espada, su hiperbólico humor y su romanticismo desaforado. Ayer mismo se lo pudo ver ensayando sus líneas y tirando unas estocadas rimadas. Cyrano regresa en catalán de la mano de Laperla29 y en la piel de Pere Arquillué. Lo hace 27 años después del sonado éxito de Josep Maria Flotats encarnando al inmortal personaje de Rostand en el montaje de Maurizio Scaparro estrenado en el Poliorama el 3 de febrero de 1985. En el interín hemos tenido el inmenso Cyrano cinematográfico de Gerard Depardieu (1990) e incluso uno radiofónico de Kenneth Branagh para la BBC (2008), sin olvidar la enorme canción de Francesco Guccino, Cirano —”io non perdonono e tocco”—. El nuevo Cyrano debuta la semana que viene (el día 23) en los predios de Laperla29 en la Biblioteca de Catalunya en un esperadísimo montaje dirigido por Oriol Broggi y que cuenta con la misma traducción de 1985 de Xavier Bru de Sala, retocada en algún punto por él mismo. Bernat Quintana interpreta a Christian de Neuvillette y Marta Betriu a Rosaura.
“Nuestra versión se basa en tener buenos actores, ponerles la espada en la mano y dejarles decir los versos”, señaló ayer Broggi al presentar su espectáculo, de dos horas y media con entreacto y en el que muchos de los diez intérpretes se desdoblan en varios personajes (signo de los tiempos, uno de los cadetes de Gascuña es una chica). Broggi recalcó el lado lúdico de una “gran fiesta teatral” de movimiento, poesía y emociones. Consideró que Cyrano de Bergerac tiene algo de sesión de tarde de espadachines (ciertamente: “agile comme Scaramouche..., a la fin de l'envoi je touche!”). En cuanto a la ambientación, explicó que es de época pero no rigurosa. En realidad, recordó, el verdadero Cyrano era un personaje del siglo XVII pero Rostand escribió su drama a finales del XIX.
Pere Arquillué recalcó lo intenso de la experiencia de interpretar a Cyrano y dijo que siente “orgullo y responsabilidad”. Consideró que el referente del Cyrano de 1985 es evidente y subrayó que Flotats “nos ha bendecido” (el actor recomendó ayer a Arquillué en El Matí de Catalunya Ràdio utilizar el crescendo en el famoso monólogo del “¡Non, merci!”). Arquillué recordó el impacto que le produjo el Cyrano de Flotats, con el que luego trabajó y al que considera “un maestro y un amigo”.
¿Y la nariz? “Ah, es una metáfora, un signo”, reflexionó Arquillué. “Todos tenemos nuestra nariz, no sólo exterior sino interior: es eso que no nos deja integrarnos plenamente en el mundo. La diferencia es que Cyrano lo sabe, es consciente de sus limitaciones”. Bru de Sala añadió: “Ese defecto visible y banal alude a otra cosa, a algo que tiene todo el mundo y sólo Cyrano ve. Cyrano sabe que no merece ser amado. Esa es su grandeza”.
Arquillué dijo que ha tratado de no quedarse con los aspectos positivos de Cyrano. “Le he buscado el lado oscuro, amargo”.
La nariz de pega de de Arquillué, carnosa y bulbosa, no es desmesurada —de hecho un actor se cayó del reparto por tener su propia nariz natural demasiado larga en comparación: no era plan—. “La hemos estudiado mucho en función de las necesidades del protagonista”, anotó Broggi. “Es muy creíble”.
Las escenas de esgrima las ha coreografiado el maestro de armas Isaac Morera, que también actúa y que ya montó para Broggi el duelo de Hamlet.
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