Las patéticas y elegantes figuras del Divino Morales
El MNAC expone 54 obras del destacado pintor renacentista
El Greco y Goya son los pintores que más destacan de la colección que Julio Muñoz Ramonet cedió a Barcelona en 1991. Pero entre la extensa lista de pinturas que las cuatro hijas del industrial se niegan a entregar a la ciudad se incluyen otros importantes autores. Como un Jesucristo pintado sobre una pequeña tabla —de 42 por 19 centímetros—) por Luis de Morales (1510/11-1586), conocido como el Divino, que si fuera de Barcelona desde hace 25 años, seguro que se habría incluido en la exposición que reúne 54 de las obras de este pintor. Tras inaugurarse en El Prado de Madrid y visitar el Museo de Bellas Artes de Bilbao, llega al MNAC de Barcelona para mostrar el esplendor y la técnica de este prolífico artista renacentista caracterizado, sobre todo, por pintar elegantes y detallistas figuras de ánimo afectado, llenas de dolor, tristeza y melancolía.
Como muchos de sus contemporáneos, son muchas las incógnitas sin resolver sobre él; como dónde nació (ahora se apunta que en Salamanca); si viajó fuera de nuestro país y sus influencias, seguro que flamencas e italianizantes, para realizar el centenar y medio de obras que se le atribuyen a este autor que podría haber trabajado en la Italia renacentista del XVI pero que lo hizo en el entorno de ciudades como Plasencia y Badajoz, lejos del poder de la corte.
Leticia Ruiz, jefa del Departamento de Pintura Española del Renacimiento del Prado (que organizó en 1917 la primera exposición del pintor) y comisaria de la muestra, ha rastreado estas y otras localidades extremeñas y portuguesas en busca de posibles obras, además de en colecciones privadas, museos e instituciones religiosas para reunir lo mejor de Morales y así acabar con muchos de los tópicos. “No hemos querido exhumar el cadáver del artista, sino encontrar su originalidad, su calidad y su singularidad”, explicó ayer Miguel Zugaza, director del Prado que no dudó en calificar la muestra de Barcelona “como la mejor de las tres”, algo que llenó de satisfacción al director del MNAC Pepe Serra, que ayer lucía más renacentista que nunca tras pintar las paredes de la exposición de un intenso color burdeos, acorde con las túnicas de los santos y vírgenes de Morales.
Ruiz, pidió que las obras se observen de cerca, para comprobar el detalle al límite del cabello, “que parecen que se mueve con el viento” y de los rostros y la maestría de la técnica que lo alejan de la idea de ser un autor “pueblerino”, empleando “vidrio machacado para conseguir unas veladuras únicas”, que lo asemejan al famoso sfumato de Leonardo da Vinci.
Según la comisaria, Morales fijó el modelo iconográfico de devoción a partir de sus tablas —pequeñas obras transportables—, pero también en retablos de iglesias. “Solo el Greco, décadas más tarde, consiguió convertirse en un fenómeno de divulgación artística y éxito comercial semejante”, explicó Ruiz.
Pocos retablos
Tras ser recibidos por la enorme Virgen del pajarito, desde 1950 propiedad de la parroquia madrileña de San Agustín, que acaba con el tópico de que sus obras son siempre pequeñas, se pasa a las obras pensadas para oratorios y capillas privadas donde destacan las ensimismadas y patéticas vírgenes con Niño, como las cuatro versiones de la Virgen de la Leche, la mayor, del Prado, espléndida, además de las vírgenes gitanas, tocadas con un turbante, con el Niño escribiendo o con un uso o cruz. Les siguen las imágenes de Cristo con coronas o llevando la Cruz, camino del calvario.
También hay, pero pocos, porque fueron destruidos en diferentes épocas tablas pertenecientes a retablos, que realizó con ayuda de su taller, como en El Calvario, Lamentación de Cristo muerto y Resurrección, tres obras que se muestran juntas, después de siglos separadas. Entre las imágenes de pasión y redención destacan un buen número de cabezas y bustos de Cristo que llevó a Francisco Pacheco —historiador que en el siglo XVII le dio el sobrenombre de Divino) a invitar, como la comisaria, a ver sus obras “muy de cerca y poder así ver y sentir el olor y, también, la resignación de Jesucristo”. Ninguno como Cristo, Varón de Dolores, que aguarda la hora final de su muerte de forma complacida.
La exposición es, según Serra, un preámbulo de la presentación de las colecciones de Renacimiento y Barroco que el MNAC tiene previsto inaugurar para Sant Jordi. “Hay que superar la barrera de la temática religiosa para ver a un pintor extraordinario”, remachó.
Los 950.000 euros de Vila, en suspenso
Entre las promesas que ha realizado el consejero Santi Vila, tras su llegada al Departamento de Cultura que pueden quedar en eso, solo promesas, están los 950.000 euros que el consejero dijo que la Generalitat aumentaría (un 21% más) en su partida presupuestaria de las cuentas para el MNAC; algo que ha quedado paralizado tras la no aprobación de los presupuestos, y la prórroga de los de 2016.
El asunto no es baladí porque un museo como el MNAC que cuenta con excasos recursos para la programación de exposiciones, puede ver peligrar algunas de las que tiene en marcha para la próxima temporada, entre ellas una importantísima en la que las obras de Pablo Picasso dialogan con el románico.
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