Los ‘correbous’ capean la crispación

Es temporada alta de correbous en las Terres de l’Ebre pero solo los fanáticos de las capeas están al día del calendario de fiestas. Ha quedado atrás el truculento seguimiento que generaban los correbous en temporadas anteriores, cuando la presencia policial se hizo imperativa y los colectivos animalistas incluso llegaron a tener un lugar reservado en las gradas de las plazas para poder grabar los festejos sin exponerse a ser insultados o agredidos por los exaltados defensores de los correbous. Los peñistas y agrupaciones taurinas celebran este clima de “tranquilidad” pero lamentan las denuncias que siguen recibiendo en su contra. Los animalistas niegan haberse rendido.

El colectivo Anima Naturalis promueve una campaña internet, “Yo estoy en contra de los correbous”, mediante la cual busca apoyos para instar al Parlament a que legisle para finiquitar los correbous. La asociación apunta que es menester terminar “de una vez por todas” con las tradiciones que incluyen maltrato de animales, “sin excepción de los correbous”. El objetivo está fijado en cosechar 70.000 firmas, pero la campaña aún no ha alcanzado las 55.000 adhesiones. Aïda Gascón es la portavoz de AnimaNaturalis. Su presencia, junto con la de otras compañeras, en las improvisadas plazas de toros de las Terres de l’Ebre generó fuerte controversia por el disgusto que causaba entre los taurinos que Anima Naturalis se dedicara a grabar enteramente las capeas y otros festejos, como los bous embolats, modalidad que consiste en prenderle fuego a dos bolas que van incrustadas en los cuernos del toro, o los bous capllaçats, donde se ata al animal con una soga y se le pasea al trote por las calles del pueblo.

La tensión fue in crescendo y, tras una agresión en las fiestas de Mas de Barberans, la delegación de la Generalitat tomó cartas en el asunto e instó a los Mossos a vigilar cada festejo. “Aquellos despliegues de policía se han terminado”, celebra Ximo Martí, portavoz de la Agrupación de Peñas y Comisiones Taurinas. Apunta que los dispositivos de seguridad eran un gasto superfluo, “nos costaban dinero a todos”, y, además, se generaba una situación de agravio comparativo. “A la gente que le gusta ir a ver los correbous, también le hubiera interesado tener un espacio reservado en la plaza”, señala en referencia a la zona especial que se habilitó en las gradas de algunas plazas para aislar a las animalistas del resto de aficionados.

Ximo Martí lamenta que, pese al clima de mayor tranquilidad que rodea a las fiestas, las peñas y entidades que organizan los correbous sigan recibiendo denuncias. La Asociación Contra la Tortura y el Maltrato Animal (Actyma) presentó recientemente dos denuncias contra las fiestas de Alcanar por un presunto incumplimiento de la Ley 34/2010, la ley que regula las fiestas tradicionales con toros y vaquillas en Cataluña. También recibió denuncias un festejo con vaquillas en Sant Jaume d’Enveja donde, supuestamente, se usaron palos para espolear a los animales.

Ya en las fechas más calientes de las fiestas, con los populosos correbous de Amposta, es palpable que la situación dista mucho de la incertidumbre que rodeaba campañas anteriores. Anima Naturalis, la entidad que más activa se había mostrado en las últimas temporadas a la hora de denunciar prácticas presuntamente ilegales, permanece en un segundo plano. Aïda Gascón admite que la actividad de la asociación ha bajado de tono y lamenta que desde la Generalitat se haya hecho poco caso a las irregularidades denunciadas, incluso cuando se han aportado vídeos o pruebas documentales. “Se permite que participen menores en bous capllaçats o que mueran toros sin que pase nada”, se queja. Sin embargo, Gascón niega una rendición y asegura que preparan acciones a corto plazo.