Hollywood como utopía fugaz
Excrítico y estudiante de cine, Erickson filtra su relato a través de la mirada obsesiva del “cineautista” Vikar
Los asesinatos del clan Manson en agosto de 1969 marcaron el fin de una época. En Vicio propio, Thomas Pynchon veía el caso Tate/LaBianca como la estocada a la contracultura americana, un suceso traumático que demonizó a la comunidad hippy e inauguró una era marcada por el control y la paranoia. Descendiente espiritual del autor de El arco iris de la gravedad, Steve Erickson propone una variante en su absorbente Zeroville: el suceso también sirvió de bisagra entre la muerte del Hollywood clásico y la emergencia de la efímera utopía (contracultural) del nuevo Hollywood.
Excrítico y estudiante de cine, Erickson, con una única novela publicada en España antes que esta —Las vueltas del reloj negro (Versal, 1990)—, filtra su relato a través de la mirada obsesiva del “cineautista” Vikar. Dividida en 454 fragmentos, Zeroville es en parte roman à clef y en parte subjetivo viaje paranoico-crítico al corazón de las tinieblas. Por sus páginas desfilan desde contrafiguras de John Milius y Robert De Niro hasta unos improbables soldados de Viridiana que, en un desvío narrativo hacia tierras españolas, intentan representar la muerte del caudillo convencidos de que el símbolo se impondrá sobre la realidad. Una retorcida comicidad se alía con un melancólico lirismo para explorar una paradoja fascinante: el cuestionamiento del cine como ceremonia de disfrute colectivo y su celebración como viaje individual en dirección a inquietantes verdades esenciales.
Zeroville. Steve Erickson. Traducción de José Luis Amores. Pálido Fuego. Málaga, 2015. 332 páginas. 22,90 euros
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