Un edificio de todos pensado y cuidado por todos
Económico, ingenioso y participativo, este centro de actividades vecinal pone de acuerdo a los ciudadanos de Rybnik, al sur de Polonia
Ecléctico y sintético, este centro vecinal de Rybnik, en el sur de Polonia, es un modelo piloto pensado para fomentar la convivencia ciudadana que utiliza el deporte como argamasa entre las personas. Y entre los barrios. Pero no invade todo el espacio con deporte. En el edificio, levantado por el estudio de Katowice que lidera la arquitecta Marlena Wolnik, está construido con poco más que madera de alerce y tiene dos partes. Una es una cubierta que da cobijo a una zona de juegos y un aparcamiento para bicicletas. En la otra, hay una cocina, un espacio multifuncional para hacer deporte, celebrar fiestas o reunirse y baños públicos.
Más allá de formas, decisiones arquitectónicas, ingenio y materiales, en el edificio también hay acuerdo entre los vecinos: los ciudadanos de hasta 27 distritos que mantenían municipalidad independiente a pesar de pertenecer a la misma ciudad. El inmueble piloto está junto a una gran zona abierta, una especie de plaza multiuso que el edificio marca como espacio público al tiempo que ofrece cobijo, en caso de lluvia, y la posibilidad de compartir un café. Levantado justo antes de que se iniciara la pandemia, se convirtió en el lugar de reunión de los vecinos.
Se trata, como decimos, de un edificio que es multifuncional. Por eso la idea de combinar varias formas, incluso de fragmentarse e incluir un quiebro en la geometría del propio volumen, se les ocurrió a los arquitectos para responder a los diversas edificaciones que rodean el centro. Sin embargo, no hay capricho en esos giros. Todo en el edificio es útil, incluso la cubierta escalonada convertida en grada y dotada de asientos que puede utilizarse como descanso o como platea durante representaciones y conciertos.
La arquitecta explica que necesitaban dos cosas: un lugar donde unirse y el símbolo, una marca que dotara el espacio público de identidad. Así nació el reclamo que es el edificio y que se irá repitiendo en espacios públicos de los distritos respondiendo —de ahí los giros y cambios en el volumen— a las diversas ubicaciones y contextos.
Antes de proponer un diseño, el Ayuntamiento ayudó a los arquitectos a organizar una consulta pública y la respuesta mayoritaria fue que los vecinos querían reunirse sin que el deporte lo invadiera todo. Así, este primer edificio-centro vecinal-reclamo levantado está en Klokocin, uno de los 27 barrios de la ciudad. Y, versionado, se irá levantando en el resto. Se trata de una construcción de madera laminada inclinada hacia un lado para crear un efecto de graderío. Las lamas de alerce con el tiempo se vuelve grises y que por lo tanto se acercarán más a la arquitectura que rodea al centro vecinal. El coste ha sido bajo y el mantenimiento deberá ser comunitario. Se convertirá en una metáfora de las relaciones: que funcionan con la colaboración de todas las partes y necesitan cuidados para persistir.
Babelia
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