Danjuma: “Mi físico es como el de Mbappé, no tengo techo”
Convertido en uno de los jugadores revelación de esta Champions, el atacante del Villarreal reflexiona sobre su juego antes de medirse con la Juventus, este miércoles en Turín
La sonrisa gravita ligera sobre sus hombros rectos, vértices del triángulo de un torso laminar anudado al resorte de la cintura que moviliza unos cuádriceps y unos isquiotibiales portentosos. El cuerpo de Arnaut Danjuma (Lagos, Nigeria, 25 años; con nacionalidad holandesa) fue concebido para la velocidad. Cuando levanta los pies y los apoya sobre la barandilla de la grada del estadio de la Ciudad Deportiva del Villarreal, descubre dos tobillos de gacela. Finísimos y surcados de cicatrices oscuras, recuerdan que la vida de los extremos es cada día más complicada.
Pregunta. Los principales ojeadores de la Premier irán a Turín a verle este miércoles contra la Juventus (21:00 horas, Movistar; 1-1 en la ida) porque muchos directores deportivos comienzan a pensar que usted tiene el máximo potencial. George Weah pasó de la nada a ser candidato al Balón de Oro con 27 años. Usted el año pasado con 24 jugaba en la Segunda de Inglaterra. ¿Cómo es posible dar un salto así?
Respuesta. Quizás haya salido de la nada para los demás, pero no para mí mismo. Yo sé de lo que soy capaz.
P. Si mantuviese su nivel de esta temporada estaría entre los 10 mejores futbolistas de Europa. ¿Comprende que existan dudas sobre su proyección, ya que solo lleva unos meses en el máximo nivel?
R. Sé por cómo soy, y por cómo veo el fútbol, que yo solo iré hacia arriba. Me hice profesional con 18 años, con 19 era mejor, con 20 era mejor, con 21 era mejor, me traspasaron, con 22 fui al Portsmouth, con 23 mejoré, con 24 fiché por el Villarreal… Sé que por mi modo de ser seguiré mejorando. No me preocupa el futuro. Sé que tengo mucho que mejorar. Sé que mientras pueda jugar al fútbol cada día, siempre habrá algo que aprender. No tengo techo.
P. ¿Qué clase de jugador quería ser cuando era un niño?
R. Mi héroe fue Ronaldinho. Alguien que ayudaba a su equipo a ganar y que además entretenía. Ahora analizo mucho a Neymar y a Mbappé. Si quieres ser el mejor debes aprender lo que hacen bien los mejores.
P. ¿Qué ha descubierto en Neymar o Mbappé que le pueda servir?
R. Cuando vine al Villarreal lo hice como extremo izquierda. Pero por cómo jugaba el equipo Emery me pidió que de vez en cuando me metiera por dentro. Cuando te mueves entre los centrales y los pivotes la situación cambia por completo porque en lugar de jugar de espaldas a la raya de la banda juegas de espaldas a los rivales. Desde la banda lo ves todo, pero si juegas en el medio el radio de acción se te abre y puedes moverte a izquierda y derecha. Mi propósito es hacer mejores desmarques al espacio. Tengo que ser paciente. Cuando juegas en el medio puedes pasarte 89 minutos sin hacer nada y matar el partido en un minuto. Ahí Mbappé es fantástico cuando ataca los espacios. Los dos tenemos una constitución física similar.
Cuando era un niño siempre me interesó conducir rápido y regatear. Siempre he sido muy bueno en eso. Pero ahora para mí es muy importante correr sin balón
P. Usted, como Mbappé, tiene cuerpo de velocista. Piernas largas, torso corto, gran potencia… ¿Esta tipología no dificulta el control de la pelota?
R. Por eso he trabajado tanto en eso. Si miras a los profesionales, hay muchísimos excelentes dribladores y muchísimos que corren muy rápido. Pero no muchos pueden hacer bien las dos cosas al mismo tiempo. Si las puedes combinar a alta intensidad, te conviertes en uno de los mejores del mundo.
P. ¿Cuál es su mayor valor como jugador?
R. Que soy impredecible. Si puedes driblar, pasar, tirar paredes y moverte a los espacios, los oponentes no sabrán a qué atenerse. La cuestión es afilar tus herramientas y reconocer lo que necesita el partido. Si tengo espacios a la espalda de los centrales pero los centrales son más rápidos que yo, puedo bajar a recibir al pie. Si recibo al pie y él viene, puedo pasar y correr a su espalda. Si dominamos y jugamos en campo rival mis espacios se reducen y necesito hacer mejores controles y tirar paredes. Si nos dominan, juego con más espacios y debo esperar mi oportunidad para atacar el espacio.
P. ¿Se considera imaginativo?
R. No solo es imaginación. En el club tenemos un analista de atacantes, Antonio Rodríguez, y dedicamos media hora todos los días a mirar partidos. Intento tener sensaciones, saber a dónde moverme en cada situación, según el balón lo tenga mi lateral derecho, mi lateral izquierdo, o mi pivote. Si sé lo que hará mi compañero iré por delante de mi marcador, porque él no lo sabe. Intento ganar los partidos antes de jugarlos.
P. ¿Cómo consigue combinar potencia y control?
R. Cuando era un niño siempre me interesó conducir rápido y regatear. Siempre he sido muy bueno en eso. Pero ahora que juego más tirado al medio para mí es muy importante correr sin balón. Ya no necesito tanto el balón lejos del área. Ese desmarque al espacio es el pan y la sal de los goleadores.
Mi mayor valor es que soy impredecible. Si puedes driblar, pasar, tirar paredes y moverte a los espacios, los oponentes no sabrán a qué atenerse
P. ¿Cómo aprendió a usar las dos piernas con la misma naturalidad?
R. Soy un fanático del fútbol. He visto muchos partidos. Cuando era niño vivía con la pelota. Me pasaba los días jugando cinco contra cinco en la calle, en el club, fuera del club, con mis amigos, en mis vacaciones. No creo que esas cosas se puedan enseñar en una academia. Mi mejor pierna es la derecha. Pero cuanto más viejo he sido, más me he dado cuenta de que el manejo de la izquierda me daría muchas oportunidades. Sé que con mi derecha puedo salir hacia la derecha y hacia la izquierda, pero si puedes salir por los dos perfiles tocando la pelota con la izquierda aumentan tus posibilidades de éxito.
P. Habla de salir del regate por derecha o izquierda como si eso fuera muy sencillo...
R. Si los oponentes descubren que de diez, nueve veces enganchas hacia la derecha, eso es fácil de defender. El nivel de los defensas cada día es mejor y tácticamente los equipos se organizan más, sobre todo en la Liga. Por eso es muy importante aprender a jugar por dentro. Lo hicimos contra la Juventus. Tengo la foto de nuestro gol [saca el móvil y abre la imagen en la pantalla en la que se ve a Capoue rematando solo en el espacio vacío que han dejado Bonucci, Danilo y De Ligt para rodearlo a él]. Esto demuestra que su entrenador les dijo: “Marquen a Danjuma al hombre, si pisa el área cuidado con él”. A veces basta con que me tengan miedo para que se generen espacios.
P. Cuando ataca en posicional y encara a los defensas usted es uno de los pocos dribladores que mira a su oponente, no a la pelota. ¿Cómo lo hace?
R. No miro la pelota. Me di cuenta de que los oponentes me analizan mucho. Antes de intentar desbordar, lo mejor es mirar a qué te enfrentas, si a uno, a dos, o a tres marcadores escalonados. Hay que decidir antes de empezar el regate. Yo cuando era joven hacía lo que hacen muchos futbolistas: reciben la pelota y encaran. Pero si coges la pelota y ya sabes cuál es la situación igual descubres mejores alternativas. Si son dos contra uno y me voy de los dos podemos marcar, pero si me esperan tres lo mejor es pasar la pelota. Sé que con la potencia que tengo, si el defensa está parado y tiene que pasar de cero a cien, no hay muchos que me puedan frenar. En lugar de mirar el balón espero al momento ideal para arrancar. Si me enfrento a un lateral que es más rápido que yo tengo que cambiar algo porque si sólo encaro y corro él me ganará.
P. Sus desmarques al espacio contra la Juventus fueron tremendos, pero sus compañeros no le vieron siempre. ¿Cómo se coordina ese movimiento?
R. Lo mejor que puedo esperar es un balón a la espalda de la defensa. Pero para hacer buenos desmarques primero necesitas aprender cómo son tus compañeros. Los centrocampistas te facilitan todo. Cuando legué aquí lo primero que vi fue que Trigueros tenía una gran visión. Yo espero a que él reciba la pelota para moverme al espacio. Parejo y Pau Torres también tienen buen pase.
P. ¿Le gustaría jugar de nueve?
R. ¡Al cien por cien! Con las calidades que yo tengo lo podría hacer muy bien. Desde que Gerard Moreno se lesionó he jugado algunas veces como punta. Contra el Granada hice mi primer hat trick así.
Si me voy de un defensa está bien. Pero si no marco, o si no doy una asistencia, mi partido se queda en nada. ¡Nada! Ya puedo driblar a todo el equipo contrario. Sin el gol no soy feliz
P. Muchos extremos se sienten más grandes cuando driblan a su oponente que cuando marcan goles. ¿Usted lo siente igual?
R. ¡Imposible! Si me voy de un defensa está bien. Pero si no marco, o si no doy una asistencia, mi partido se queda en nada. ¡Nada! Ya puedo driblar a todo el equipo contrario. Sin el gol no soy feliz. Cuando era joven disfrutaba del regate. Según me hacía mayor comprendía que así no se ganan los partidos. El regate solo te llena si te sirve para marcar goles. El regate por el regate a mí no me aporta nada. Cuando marqué tres goles al Granada me llevé la pelota a casa porque metí un hat trick, no porque driblé a tres defensas. Si amas este juego de verdad quieres ganar. Si quieres ganar tienes que marcar goles o ayudar a tus compañeros a que los hagan. Si eres atacante te pagan para eso: para ganar. Ya puedes tener el mejor regate del mundo, que si no marcas, ¿de qué te sirve?
P. Es extraño que lo diga usted, que es uno de los mejores regateadores de Europa con Messi, Neymar, Sterling y Antony.
R. Driblar bien es muy importante. Pero no puedes perder la perspectiva. Si te vas de tu lateral pero mandas el centro a la tribuna, no te sirve de nada. El regate es el primer escalón. Necesitas comprender el juego.
P. De niño durmió seis meses con su familia en un coche. Hay jugadores de origen humilde, pero pocos han conocido las privaciones como usted. ¿Cómo se refleja eso en su juego?
R. No me rindo ante la adversidad. Es algo que me distingue. Tengo 25 años, he firmado tres grandes traspasos en mi carrera y estoy en un buen club. Para muchos eso podría ser suficiente. Yo siempre quiero más. Yo quiero mejorar. Quiero ser el mejor. Eso se te mete dentro cuando eres un niño. Mi mayor don es que sé que muchos jugadores se pierden por un año de fama. Yo sé de dónde vengo. Si juego un mal partido lo paso mal toda la semana; si entreno mal, lo paso mal todo el día. Ahora lo único que me importa en la vida es rendir en el campo: por el presidente, por el entrenador, por mis compañeros, por mis amigos y por mi familia.
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