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"Boris Vian", ¿traducción o venganza?

Los denominados poetas malditos suelen gozar de una celebridad más o menos sombría transcurrido un conveniente lapso de año sobre sus, generalmente prematuros, óbitos. El afán recuperador de las culturas oficiales (perdón por la omisión de las mayúsculas) suele, integrar en sus paraísos de purpurina a aquellos que, en vida, huyeron a través de vías marginales de estos sancta sanctorum apolillados, e incluso a quienes, y este es el caso de Boris Vian, zahirieron con su obra y con su vida los más respetables valores de la poesía.Boris Vian, cuyo único título en esta tierra, fuera él de ser Gran Sátrapa de la Orden Patafísica, virtuosa asociación fundada sobre las teorías del Alfred Jarry, padre de Ubu, que recorriera al mismo tiempo y con vertiginoso paso todos los caminos. de la creación artística como novelista, autor teatral trompetista crítico de «jazz» poeta, novelista, traductor, cantante y un sin fin de oficios paralelos, Boris Vian odiado y menos preciado por los críticos de su tiempo y alabado por los críticos de este tiempo, en muchas ocasiones los mismos (Vian murió en 1.959; los críticos han sobrevivido), Boris Vian, que se burlara incluso de su propia muerte, ha sido burlado entre nosotros con una burla desmañada y estúpida, una broma pesada sin gracia alguna. La broma ha consistido en la edición de un libro biográfico con antología de textos que, bajo el título de Boris Vian por Jean, Clouzet, se acaba de poner ala venta bajo la responsabilidad de una editorial que hasta ahora había mantenido una envidiable línea de inquietud e interés hacia áreas ignoradas

Este texto de Clouzet, publicado en Francia hace algunos años, arroja, mejor dicho, hubiera arrojado en este caso, alguna luz sobre la vida, la obra y el significado de un autor cuya maldición entre nosotros aún no ha sido levantada y cuyos textos más importantes son difíciles de encontrar en castellano o ni siquiera han sido traducidos. Sin embargo, más les hubiera valido a Jean Clouzet y al propio Vian haber quedado inéditos antes de haber sido ferozmente masacrados por una traducción en la que todo aparece trastocado e incluso las palabras más evidentes adquieren. curiosos significados. No es preciso caer en un recuerdo de lapsus que se haría interminable y aburrido, aunque quizá convenga investigar sobre los mecanismos que han llevado a la traductora a convertir paté de foie en pasta de oca, repriser de bas (zurcir las medias) en sin posar, en el suelo y poser de gouttieres (colocar canalones) en poner gotitas. Si consideramos, que esta hábil traducción ha sido realizada sobre un autor cuyo lenguaje era frecuentemente traspasado por neologismos de todas clases, expresiones de argot, deformaciones y manipulaciones de toda especie, comprenderemos que el resultado final sea a todas luces un monumento a esa imbecilidad contra la que Vian luchara durante su corta y prolífera vida. El hecho de que además la traductora haya querido colaborar haciendo rimar los finales de cada verso por procedimientos singularmente peregrinos acaba de completar la imagen de este Boris Vian que en la versión actual (Ediorial Júcar) más parece una venganza que una traducción.

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