Un congreso general de teatro
Un numeroso grupo de actores, con algunas pancartas, se manifestó, dolorida y civilmente, a la puerta del teatro María Guerrero, la noche de la presentación de la compañía The Young Vic. Su protesta y llamada de atención no se dirigía ni remotamente contra la compañía británica. Se trataba de una denuncia esquematizada en un texto entregado por los actores a los asistentes al teatro. Decía así:«Los profesionales del teatro, ante la grave situación por la que atraviesa el sector, con un 80 % de parados
Denuncian:
- La mala política cultural de la Administración.
- La inexistencia de compañías nacionales.
- La falta de creación de puestos de trabajo.
- El carácter no democrático de la Administración.
Y exigen:
- Una verdadera descentralización del teatro.
- Un presupuesto adecuado para la cultura.
-La participación de los profesionales en la política teatral.
- Y que todo esto se concrete en la celebración de un congreso general de teatro, ya.
Teatro para el pueblo.»
Este brevísimo resumen apenas indica algunos de los graves problemas que aquejan en estos momentos a nuestra vida teatral. Durante toda la semana se han celebrado diversas reuniones con el propósito de preparar una convocatoria para ese necesario Congreso general de teatro. Según parece, no se tratará de una reunión exclusiva de actores, sino que es propósito general convocar a todos los afectados e interesados por la situación teatral española. Los actores son conscientes de que la presentación aislada de sus problemas reduce a un tema laboral, por Importante que éste sea, una situación de mucho mayor alcance. Los primeros contactos han sido, al parecer, fructíferos, y autores, directores e incluso empresarios parecen sumarse a la petición de este congreso.
Por encima de la triunfal euforia que suscita, a primera. vista, la lectura de la cartelera madrileña, es evidente que el teatro atraviesa un momento delicado. A las incertidumbres permanentes que lo caracterizan, como obligado reflejo de la sociedad que lo sostiene, se unen los graves y ya bien visibles defectos estructurales que lo conforman. Un congreso general de las gentes de teatro parece una buena vía para que ellas mismas autoanalicen y autogestionen las vías de salida de tan alarmante y crítica situación.
Babelia
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