El militantismo de la Prensa derechista
Uno de los espectáculos más curiosos, o aleccionadores, de la campaña electoral de los pasados comicios municipales franceses, fue el ofrecido por la Prensa, es decir, por el militantismo acusado de los diarios y publicaciones parisienses que han apoyado a la derecha conservadora liberal. El semanario de ultraderecha, Minute, culminó su tarea, la semana pasada, exhortando a los franceses, sin ha cer metáforas, a "apuntillar" a los ciudadanos de izquierdas, que, a su entender, se encontraban en estado moribundo.Todas las demás publicaciones adictas a la derecha han competido en el mismo sentido. El hecho no es nuevo. Desde que los socialistas llegaron al poder, en 1981, la Prensa conservadora ya reemplazó a la clase política del mismo signo durante la larga convalecencia de esta última, tras la derrota que sufrió en las presidenciales y en las legislativas de hace dos años.
La campaña para las elecciones municipales, y sobre todo el triunfo de la oposición en la primera vuelta, le sirvió a este grupo de Prensa para pasar de la militancia más o menos lógica, al encarnizamiento guerrero. Los diarios Le Figaro, Le Quotidien de Paris y France-Soir, los más influyentes en la opinión, de una u otra manera, han sido los grandes soportes escritos de la derecha. La informacíón fue esquinada, de manera espeluznantemente tangible, por una defensa sin miramientos de sus políticos, que nadie está seguro de que haya sido eficaz.
Los medios neogaullistas y giscardianos más liberales llegaron a quejarse de que el clima de demagogia y de guerra civil fría que llegó a invadir la campaña electoral, y del que fueron acusados, había sido creado por su Prensa, y no por los protagonistas políticos de la batalla electoral. Esa actitud de triunfalismo sin medida se cree que llegó a influir negativamente en los resultados finales.
Y parece muy probable que los abstencionistas de izquierda de la primera vuelta fueron movilizados para depositar su sufragio en la segunda, más que por la campaña activa de los comunistas y socialistas, "por los desatinos inquietantes de las primeras páginas de varios rotativos", según estimación de muchos observadores.
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