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Grave crisis en Coalición Galega tras los intentos de un sector de coligarse con AP para las elecciones

Coalición Galega (CG), el socio reformista en la región, ha sufrido un nuevo traspiés, que puede comprometer su futuro electoral en Galicia y, de rechazo, afectar al conjunto de la operación reformista que inspira Miquel Roca. Un intento de pacto entre el presidente de la Xunta de Galicia, el aliancistá Gerardo Fernández Albor, y el de la Diputación de Orense, el reformista Victorino Núñez, para que Alianza Popular y los centristas orensanos procedentes de la desaparecida UCD concurrieran unidos a las próximas elecciones autonómicas, ha desencadenado la segunda gran crisis de Coalición Galega en el plazo de dos meses.CG vive una situación de descomposición interna, iniciada con la defenestración del director del Banco de España en Barcelona, Víctor Moro, como candidato a la presidencia de la Xunta, situación agravada ahora con esta nueva guerra interna, que pone en entredicho las posibilidades -ya muy modestas, según los últimos sondeos publicados- de una operación reformista en Galicia.

La reunión que desencadenó esta segunda crisis se desarrolló hace 10 días. A ella acudieron Fernández Albor, Victorino Núñez y el ex ministro de UCD y actual diputado por Orense Pío Cabanillas Gallas, a quien habría correspondido sólo el papel de mediador. En esta reunión se llegó a alcanzar un acuerdo verbal y concreto, según el cual el partido Centristas de Orense, actualmente disuelto e integrado en Coalición Galega, y del que Victorino Núñez es cabeza visible, volvería a formarse para -una vez abandonada CG- presentarse a las elecciones integrado en la Coalición Popular. Victorino Núñez impuso a Fernández Albor la condición de que los centristas dispondrían de la cabeza de lista de la futura coalición en la provincia de Orense y de una relevancia en la publicidad electoral muy superior a la de los demás partidos coligados, incluida Alianza Popular.

Una filtración de las aproximaciones entre Victorino Núñez y la Coalición Popular vendría a cambiar radicalmente la situación y, en la práctica, a desbaratar la operación. El acuerdo relatado contaba aparentemente con el visto bueno tácito, aunque no expreso, del grupo político próximo a Eulogio Gómez Franqueira, inspirador de la Coalición Galega, y hasta la fecha escasamente receptivo a las ofertas de pacto formuladas por la Coalición Popular. Un comunicado emitido por los portavoces de Gómez Franqueira -que actualmente se recupera de una crisis vascular y lleva meses apartado de toda áctividad pública- deja sentado que el influyente empresario orensano sigue cerrado a un pacto con la derecha de Fraga. El escrito, sorprendente por inusual, no sólo ponía a Franqueira y al grupo empresarial Coren, del que es presidente, al margen de "cualquier operación política tendente a separarse de Coalición Galega para posteriormente pactar con el PDP o Alianza Popular", sino que además decía "lamentar y repudiar la utilización de sus nombres e imagen para avalar operaciones políticas a las que son totalmente ajenos".

El texto del escrito fue acordad en una reunión de la directiva de Coren, presidida por Manuel Gómez Álvarez -hijo de Gómez Franqueira-, y desautorizaba a cualquier portavoz distinto de los que emitierón el comunicado.

La sonada descalificación de Franqueira y de Coren parece ofrecer la lectura de que el pacto, y hasta el mismo contacto político de Victorino Núñez -vinculado profesionalmente al grupo Coren- con AP, habría sido una actuación sólo personal.

Núñez, vinculado profesionalmente al grupo Coren, estaría en estos momentos en una situación muy comprometida no sólo desde el punto de vista político. La última reunión de alcaldes, parlamentarios y dirigentes de Coalición Galega en Orense, celebrada el pasado fin de semana, fue escenario de duras y generalizadas críticas al presidente de la diputación, quien, sin embargo, parece tener a un buen número de alcaldes dispuestos a respaldarle siempre que le apoyara Gómez Franqueira.

Entretantol.los dirigentes formales de Coalición Galega -su secretario general, José Rodríguez Peña; su presidente, Antonio Díaz Fuentes, y la mayoría de los miembros de la ejecutiva- aparecen cada vez más como un grupo aislado y marginal, que apenas cuenta en las grandes batallas en el seno de CG. Se limitan a convocar periódicamente reuniones de la ejecutiva y del consejo pofitíco, en apariencia estériles, y de las que ni siquiera ha salido una propuesta de candidato a la Xunta, aunque sigue hablándose de Pablo González Mariñas.

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