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LA DISTENSIÓN, EN ENTREDICHO

Reagan recoge lo positivo del discurso de Gorbachov

Francisco G. Basterra

Estados Unidos ha decidido escuchar sólo la parte positiva del discurso de Mijail Gorbachov del pasado miércoles e insistir en el deseo del líder soviético y de Ronald Reagan de llegar a un acuerdo de reducción de armamentos, olvidando la guerra de los espías, que ha dejado sin apoyo administrativo a la Embajada de EE UU en Moscú. Los soviéticos han eliminado a los 260 ciudadanos de su país que hacían posible la vida diaria de la representación diplomática, a la que hacen pagar un precio muy alto. Washington ha declarado una tregua, por boca del portavoz del Departamemto de Estado, Charles Redman.

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El Departamento de Estado anunció que se limita a aplicar la reciprocidad y no permitirá a ningún ciudadano norteamericano trabajar en la Embajada soviética en Washington o en el Consulado de San Francisco. Esta restricción no será muy importante para la URSS, que emplea en este país a un número muy reducido ¡de personal auxiliar estadounidense.Sobre: este telón de fondo, que podría sugerir una congelación del espíritu de Reikiavik, ayer se anunció que la Administración norteamericana está confundida y piensa rebajar en la negociación de Ginebra los acuerdos de desarme que los dos líderes estuvieron a punto de firmar en Islandia. Un desarme nuclear en Europa, eliminando los euromisiles de la OTAN, y una reducción drástica de las fuerzas estratégicas de EE UU provocan dudas en el Pentágono, al parecer no suficientemente consultados en la cumbre de Islandia, y serios temores en los aliados europeos, que temen verse fuera del paraguas nuclear norteamericano y abrumados por la superioridad de fuerzas convencionales de la URSS en el viejo continente.

Los duros de la Administración -fundamentalmente William Casey, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y Edwin Meese, ministro de Justicia- impusieron, frente a un Shultz que no quiere ver torpedeada la oportunidad de seguir negociando con los soviéticos, impusieron la política de dureza en esta batalla de espías, y parecen satisfechos de lo conseguido. Con la expulsión de 55 diplomáticos de la URSS de Washington y San Francisco y 25 de la ONU hemos logrado, dicen, decapitar las operaciones de espionaje y toda la dirección del KGB y el GRU (espionaje militar soviético) en el país. "Es el fin de una era", dicen. Esta dureza con Moscú se vende muy bien en la América profunda 10 días antes de unas elecciones claves para renovar el Congreso.

Optimista y esperando capitalizar la cumbre de Islandia, Ronald Reagan afirmó ayer que las dos superpotencias "están más cerca que nunca" de un gran acuerdo de reducción de arsenales nucleares, pero sólo gracias a que EE UU se ha rearmado y negocia desde una posición de fuerza. El presidente hizo esta declaración antes de iniciar un viaje electoral para apoyar a los candidatos republicanos, que corren el peligro de perder el control del Senado en las importantes elecciones del 4 de noviembre. La Casa Blanca, preocupada por los sondeos de opinión que indican que los demócratas tienen posibilidades de recuperar el control de la Cámara más importante del Congreso, ha decidido utilizar su gran arma: el gran comunicador.

Washington mantiene su retórica optimista, a pesar de las críticas formuladas por Gorbachov contra el presidente y su visión de una Casa Blanca dominada por los halcones, ante los que Reagan se muestra incapaz o a los que no quiere doblegar. Pero la Administración prefiere seguir pensando que es más ruido que nueces y que la URS S está condenada a entenderse con este presidente, aunque no sea sobre el gran compromiso de la eliminación de los misiles balísticos, o incluso estratégicos, en un período de 10 años, sino sobre objetivos más limitados como los euromisiles o las pruebas nucleares.

La posibilidad, anunciada por el presidente, de pasar a un mundo no nuclear, abandonando en dos décadas la filosofía de la disuasión basada en la destrucción mutua asegurada (MAD), provoca serios temores en Europa y en la propia clase militar norteamericana. The Washington Post aseguraba ayer que las quejas de los aliados de la OTAN y de la Junta de Jefes de Estado Mayor de EE UU han forzado a la Casa Blanca a, aguar los grandes compromisos casi alcanzados en Islandia, y enviar instrucciones a los negociadores en Ginebra para pactar acuerdos bastante menos históricos que los sugeridos. El secretario de Defensa, Caspar Weinberger, desmintió ayer esta, información al asegurar que Ronald Reagan no ha retirado sus propuestas de Reikiavik.

[El Parlamento Europeo, en una resolución adoptada ayer, responsabiliza a Estados Unidos del fracaso de la cumbre de Reikiavik, y señala que "lamenta profundarriente que la inflexibilidad norteamericana sobre la Iniciativa de Defensa Estratégica haya hecho fracasar una ocasión histórica."]

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